sábado, 27 de octubre de 2012

Fanfic: ''El secreto de George'' 4

Capítulo 4:Un cuadro, un sombrero,un disfraz y un encargo


Las semanas pasaban, y todo en Hogwarts era maravilloso.Me llevaba genial con todos los alumnos (aunque he de admitir que los Slytherin eran algo más serios),las clases no iban nada mal, y aunque echaba de menos a mi familia, me encantaba estar en un ambiente tan mágico y especial.

No esperaba hacer tantos amigos tan rápidamente, pero así fue. Kelly estaba encantada de que Hermione Granger fuera amiga mía, porque según sus propias palabras ''nos relacionábamos con la gente más buena y popular de todo el castillo''.La verdad es que yo había empezado a tener un poco de confianza con ella a raíz de su asociación pro-elfista, (de la que por cierto me hice miembro) y la verdad era que no estaba muy segura de si la podía llamar ''amiga''.

Otra cosa que, no sé si para bien o para mal, me llamaba mucho la atención de Hogwarts era la cantidad de parejas que se veían por doquier, sobre todo en los últimos cursos. Hermione y el hermano de George, Ron, estaban juntos, y también lo estaban Ginny y Harry Potter. Incluso Neville, el chico torpón, estaba saliendo con Luna Lovegood, la rubia despistada que conocí en el tren. En cuanto a Kelly, no me decía nada, pero miraba demasiado a Dan Andrews, Un rubio impresionante de Slytherin, casa con la que compartían la asignatura de Pociones. Ni que decir tiene que el hecho de ver parejitas besándose cada vez que giraba la cabeza en un pasillo o en el jardín no me ayudaba a dejar de pensar en George Weasley, que seguía ocupando mi mente a cada segundo que pasaba.Me llegué a preguntar si no tendría algún tipo de trastorno obsesivo, aunque finalmente deseché esa idea.

Entre unas cosas y otras, octubre llegó con un viento frío y seco, al castillo. El profesor Flitwick no paraba de mandarme informes para rellenar, y Kelly y Hermione no paraban de insistirme para que me sentara a la mesa de Gryffindor a las horas de comer.

-¿Pero qué te impide sentarte con nosotras a comer? ¡Los otros profesores en prácticas se sientan en las mesas de sus casas!-decía Kelly enfadada.

-Claro, pero eso es porque ellos estudiaron en Hogwarts en su momento, y tuvieron una casa a la que pertenecer. Yo soy la única extranjera,y me da mucha vergüenza ocupar una mesa que no...es la mía.

-¿Te gustaría saber a que casa perteneces?-Me preguntó Hermione un día.

-Bastante, pero creo que voy con años de retraso.Debe ser bonito,¿verdad?

-Yo creo que es una de las sensaciones más especiales que pueden ocurrirle a un joven mago. Sinceramente, creo que es una pena que no haya ninguna forma de saber la que habría sido tu casa.

-Sí, me gustaría que hubiera alguna manera...

-Quizás la haya...la magia todo lo puede...y el ingenio también. Me voy a estudiar-Hermione me guiñó el ojo, y salió de nuestro cuarto rumbo a la biblioteca.

Los días siguientes estuve muy ocupada, porque casi todos los profesores se empeñaban en invitarme a sus clases como oyente. Además, la directora no paraba de recordarme que rellenara los informes de encantamientos ya que pronto tendríamos una reunión, por lo que me sentía más como una secretaria que como una profesora. Pasaba mucho tiempo en el despacho del profesor Flitwick, y llegaba tardísimo al cuarto cada noche,cuando todas las demás ya dormían, así que no hablaba mucho con ellas desde hacía varios días.
Lo más curioso es que una preguntilla estaba ocupando espacio en mi mente, una pregunta absurda que, sin embargo, necesitaba hacerle a alguien (a Hermione más concretamente) cuanto antes, pero como digo, no podía, pues apenas las veía más que por los pasillos.

El martes de la segunda semana de octubre estaba en la biblioteca esperando a la señora Pince,la bibliotecaria, que me tenía que dar un libro para el profesor Flitwick (sí, ahora también era recadera) cuando un pajarito de pergamino se posó en mi hombro. Pió un par de veces para llamar mi atención y se quedó inmóvil. Lo cogí entre mis manos y entendí que era una notita, la notita más mágica que nunca me habían mandado. Con pena por el pajarito la desdoblé y leí:

''¿Podrás escaquearte del despacho de Flitwick después de cenar? quiero contarte una cosa. Si no puedes no pasa nada, pero inténtalo.Estaré en la sala común. Hermione.''

Giré la cabeza en todas direcciones hasta que descubrí a Hermione, Harry y Kelly en el otro extremo de la biblioteca.Estudiaban tan concentrados que juraría que ni me habían visto. Pero claro, el pajarito de pergamino no mentía. Me prometí a mí misma estar en la sala común de Gryffindor a las 10:00 de la noche como muy tarde.


A las 10:30 de la noche, y tras ponerle a profesor Flitwick excusas muy pobres como mi cansancio y mi inminente resfriado (todo mentira, por supuesto) llegué a la sala común de Gryffindor a tiempo para ver a Hermione despidiéndose de Ron con un beso la mar de romántico. Sin querer estropear ese momento tan íntimo, esperé a que Ron se fuera a los dormitorios de los chicos para llamarla.

-Ah, Laura, pensé que no aparecerías. Me alegro de que hayas convencido a Flitwick.

-Sí, bueno, creo que piensa que estoy enferma o algo así...Por cierto, el pajarito de pergamino era genial. ¿Sobre qué quieres hablarme?

-Ven sentémonos junto al fuego y te cuento...es que quiero hacer un experimento y necesito que me ayudes.

Cuando Hermione terminó de contarme su idea, no pude evitar gritarle:

-¿¡Estás loca, Hermione!? ¡No vamos a colarnos en el despacho de la directora!

-¡Pero es que allí es donde se guarda el sombrero seleccionador! No hay otra forma de poder ponértelo para averiguar la que sería tu casa.

-Hermione, acabo de cumplir 19 años, la magia del sombrero ya no funcionará conmigo.

-¡O quizás sí! eso es lo que quiero comprobar...vamos, eres como mi profesora, tienes que ayudarme con esto...

Finalmente y no sé cómo (quizás me lanzó un encantamiento confundus sin que me diera cuenta), Hermione me convenció para realizar el descabellado plan. El sábado por la tarde, yo me las arreglaría para salir antes de la reunión de los profesores y me reuniría con ella en el pasillo del despacho de la directora. Sólo con pensar en lo que me estaba jugando por una tontería, me ponía mala.


* * *
-¿Estás segura de que quieres jugártela de esta manera?

-Vamos, Laura, tampoco es para tanto. Además, aparte de lo del sombreo necesito entrar en el despacho para saludar a alguien...

-Hermione, vámonos por favor.Sé que los Gryffindors sois impulsivos, pero piénsalo detenidamente y te darás cuenta de que...

-Venga, relájate y cuéntame mejor cómo has logrado escapar de la reunión antes que el resto de profesores...

-Pues...me han ayudado la verdad-dije mientras sacaba a Strawberry de debajo de mi túnica- En cuanto he terminado de exponer mis informes, le he dado un pellizco y se ha puesto a chillar. He pedido perdón y permiso para irme y darle de comer, y me lo han dado. Aunque la directora McGonagall me ha advertido que no la lleve más a las reuniones-sonreí levemente y escondí de nuevo a mi micropuff en el resguardado bolsillo de mi túnica.

-Menuda excusa.Me parece original-Hermione también sonreía-Bueno, vamos a entrar-miró fijamente a una de las estatuas que custodiaban la puerta de entrada al despacho y murmuró firmemente -¡Cattus Felix!

Gracias a Dios había estudiado Latín en la academia de magia en España.

-¿Gato Feliz? ¿esa es la contraseña para entrar en el despacho de McGonagall? ¡Es una estupidez! ¿Y tú como es que la sabes?- le pregunté a Hermione atónita, mientras las estatuas se deslizaban lentamente descubriendo una escalera de caracol que subía al despacho de la directora.

-Recuérdame que le dé las gracias a Nick Casi Decapitado, que me  hizo de espía, pero de todas formas no habría sido muy difícil de deducir. Al fin y al cabo, Minerva McGonagall es una animaga, y se transforma en gato.En cuanto a que es fácil, bueno, supongo que lo hace para despistar...o algo así-Hermione estaba serena y risueña mientras subíamos la estrecha y fría escalera de caracol, pero yo estaba a punto de sufrir un infarto en cualquier momento.

Finalmente llegamos al final de la dichosa escalera y nos encontramos frente a una pesada puerta de madera oscura y brillante. Con total naturalidad, como si aquello lo hiciera todos los días, Hermione sacó su varita y susurró un perfecto Alohomora que nos permitió entrar enseguida.

Era la primera vez que entraba en el despacho de la directora. Era una estancia amplia, sumamente ordenada, con un gran escritorio en el centro y una pared repleta de estanterías con enormes libros. las otras paredes estaban abarrotadas de retratos de diferentes personas. Kelly me había contado que eran todos y cada uno de los directores que Hogwarts había tenido. Miré a Hermione, que miraba fijamente a uno de los cuadros, en el que se veía un hombre con la barba y el pelo canoso muy largos, unos ojos azules de expresión amable detrás de unas gafas de media luna y un cómico sombrerito con estrellas estampadas. Me fijé en que Hermione estaba llorando, y con una sonrisa y una voz extremadamente dulce musitó:

-Buenas noches, profesor Dumbledore...

De repente, el cuadro cobró vida. El anciano mago pestañeó unas cuantas veces, sacudió ligeramente la cabeza y dijo con un tono jovial y despreocupado:

-¡Ah, buenas noches, señorita Granger! Me alegro de verla, ¿Cómo va todo? ¿El curso bien, verdad?¿Y qué la trae por aquí?

-Todo va de perlas, profesor, usted ya lo sabe...estamos aquí porque quiero realizar un experimento. Por cierto, le presento a Laura, la profesora en prácticas de encantamientos.

-Encantada, profesor-musité, pues al fin y al cabo, Albus Dumbledore había sido uno de los magos más importantes de todos los tiempos, de fama mundial, y aunque yo no lo había conocido en vida me alegraba de poder hablar con su retrato mágico.

-Ah, la discípula de Flitwick...Filius me ha dicho que eres sensible y aplicada, son cualidades muy importantes..¿De qué casa eres, querida?

-Eso es precisamente lo que hemos venido a averiguar- respondió Hermione antes de que yo pudiera decir nada-Laura, siéntate en esa silla, por favor.

Y a continuación Hermione volvió a sacar su varita, dijo claramente ''¡Accio sombrero seleccionador!'' y el famosísimo sombrero salió volando de un rincón de la estantería y se posó suavemente en sus manos.Guardando la varita, Hermione me colocó suavemente el sombrero en la cabeza.

-Vamos, sombrerito, selecciona a esta alumna-Dijo con voz amable.

-¡Ya no es 1 de septiembre! ¡No tengo por qué hacer esto, es más, me niego!-la voz cascada del sombrero salió de encima de mi cabeza, y me asusté un poco-¡Y encima es una vieja, no una niña!

-¡Oiga, que no soy ninguna vieja! ¡Acabo de cumplir 19 años, soy una muchacha joven!-Protesté. Al fin y al cabo, no iba a dejar que un sombrero parlante me insultara.

-Vamos sombrerito, por favor-rogó Hermione-sé que ya no está en edad escolar, pero nos gustaría saber a qué casa habría pertenecido...

Tras un rato de súplicas y ruegos, finalmente el sombrero accedió a analizarme. Si ya estaba nerviosa porque la directora podría entrar por la puerta en cualquier momento, mis nervios aumentaron.

''Bueno, querida...¿a qué casa te gustaría pertenecer?''-la voz del sombrero sonaba distante y envejecida en mi cabeza.

''En realidad creo que las cuatro casas son igualmente nobles y respetables pero...creo que no soy lo suficientemente valiente para estar en Gryffindor, y tampoco soy lo suficientemente ambiciosa como para ir a Slytherin. A veces fallo en algunas preguntas por lo qué no sé si en Ravenclaw...y Hufflepuff, bueno, no me considero egoísta, pero tampoco soy demasiado caritativa, podría ser mejor...no sé, decide tú, es tu trabajo''-pensé.

Al cabo de un minuto o dos de silencio total, finalmente el sombrero habló:

-Señorita Granger, al ser su amiga mayor de edad no puedo asegurar que mi predicción sea tan exacta como lo es la de un alumno de 11 años pero...yo diría que esta chica es...¡RAVENCLAW! 

-¡Enhorabuena, Laura! es genial, aunque me da pena que no seas una Gryffindor, pero me alegro mucho, es una casa maravillosa-dijo Hermione mientras me quitaba el sombrero y lo volvía a colocar en el estante tras darle las gracias.

-Vaya, no sé...me parece increíble saber por fin a qué casa habría pertenecido, aunque no me sirva de mucho ha sido una experiencia muy curiosa-respondí muy contenta, ya que Ravenclaw me parecía una casa realmente preciosa.

El profesor Dumbledore y algunos otros cuadros también me felicitaron por mi simbólica elección, y poco después nos dispusimos a irnos. Justo cuando Hermione ponía la mano sobre el pomo de la puerta, la interrumpí:

-Hermione...-dije vacilante-sé que con todo lo que has vivido para ti esta pequeña incursión no significará nada, pero para mí ha sido una  aventura en toda regla y...quería darte las gracias por animarme a hacerlo...como amiga.

-Oh, de nada Laura, eso hacen las amigas, ¿no? cosas divertidas juntas-me guiñó un ojo y volvió a empujar la puerta.De repente me vino a la mente la pregunta que quería hacerle desde hacía tiempo. Estábamos solas (a excepción de los cuadros, pero éstos nos habían prometido guardar el secreto) así que decidí aprovechar:

-Hermione...-se giró y me miró con curiosidad- ¿puedo...hacerte una pregunta un poco rara? es decir, es una tontería, pero me gustaría conocer tu opinión y...

-Claro, pregunta lo que quieras, mujer.

-Vale, ahí va. ¿Tú crees que yo podría...es decir, que puedo llegar a ser...una chica Weasley?

-Oh, bueno, eso depende...¿Qué es una chica Weasley?

-Em, pues tú, tú eres una chica Weasley, y Harry es un chico Weasley, ya sabes...ambos salís con un hermano Weasley, por eso te pregunto...crees que yo podría..?

-Espera, espera, ¿he entendido bien? ¿Te gusta algún Weasley, y quieres que te dé mi opinión al respecto?

-Eeeeeemmm...pues sí, si no es mucha molestia para tí, sí-me ruboricé hasta las orejas.

-No es tan fácil decidir si encajas con un Weasley...¿Qué hermano es? espera, no me lo digas, lo adivinaré, me gustan los retos-Hermione sonreía y tras unos segundos empezó a deducir- Doy por hecho que no conoces a Charlie, porque vive en Rumanía adiestrando dragones.

-No, no lo conozco-dije, sorprendida por la intrepidez del tal Charlie.

-¿Tienes cuenta de ahorros en Gringotts?

-Sí, la cuenta de la beca, pero es una cuenta muy simple...

-¿Entonces tampoco conoces a Bill?-negué con la cabeza-pues menos mal, porque aunque trabaja en Gringotts ya está casado, así que vuestro amor no habría sido posible.¿Has estado en el ministerio de magia?

-No, nunca he ido, aunque me gustaría visitarlo...

-Entonces tampoco conoces a Percy. Tiene un gran corazón, pero es ambicioso y un poco pedante, no creo que hiciéseis muy buena pareja. Suponiendo que no te interesa Ron...-de repente abrió mucho los ojos- porque no te interesa Ron, ¿verdad?

-Tranquila-dije entre risas-es un chico estupendo, y muy guapo, pero sois tal para cual, y además es mi amigo.

-Vale-dijo ella sonriendo-tampoco creo que te interese Ginny...¿o sí?

-No va por ahí la cosa-dije riéndome aún más.

-Entonces sólo me queda...-de repente Strawberry chilló desde mi túnica-¡Pues claro! ¡George! ¡Le conociste cuando compraste a Strawberry! ¡¡Oh, Dios mío, qué fuerte!! ¿De verdad te gusta George Weasley?-Hermione parecía sorprendidísima.

-¿Cómo me ves con él?-dije sonriendo como una auténtica boba.

-Pues si te digo la verdad, antes George era un gamberro, no habría encajado para nada con una chica seria y centrada como tú...pero en el último año y medio ha cambiado mucho...ahora es más tranquilo y sosegado, y hasta más tímido...creo que podrías tener posibilidades-me sonrió amablemente.

-Oh, Dios mío Hermione, ¿lo dices enserio? es que no sé, en realidad lo conozco muy poco, no sabría de que hablarle...

-De su familia no-se apresuró a añadir Hermione muy seria-no saques ese tema para nada.

-¿Te...refieres a su hermano?-pregunté triste.

-¿Lo sabes?

-Más o menos. Kelly me mencionó por encima lo de su...pérdida.

-Bueno, pues ya lo sabes.Fue terrible para todos, pero más para él, estaban unidísimos...

-Dime Hermione, fue muy duro, ¿verdad?-pregunté con mucho tacto.

-Ni te imaginas. La batalla final fue aquí, como sabes, y bueno...para mí es un milagro estar aquí casi dos años después, terminando mis estudios y paseando por el castillo reconstruido. Pasamos muchísimo miedo, y lloramos a mares, pero creo que el que peor lo lleva es Harry...no sé si te has fijado en que  a veces evita pasar por determinados pasillos para ir a clase. Lo hace porque se siente culpable al recordar la batalla y la gente que murió aquí. Y por supuesto, aún no hemos superado las pérdidas de nuestro familiares y amigos, y creo que nunca lo haremos...-Las lágrimas empezaron a resbalar por el hermoso rostro de Hermione, y yo me sentí fatal.

-Lo siento mucho, Hermione...no debí preguntarte nada, soy una estúpida.

-No te preocupes, es bueno que sepas estas cosas para que no menciones nada delante de Harry, Ron o Ginny...pero mejor vámonos, McGonagall estará a punto de llegar...

Nos escurrimos sigilosamente del despacho, y hablando de temas mucho más alegres, nos dirigimos a la torre de Gryffindor.En cuanto atravesamos el retrato de la señora gorda, una nube de confeti me estalló en la cara.Tras gritar y asustarme, vi que todos (Ron, Harry, Ginny, Kelly, Neville y hasta Luna) estaban en la sala común esperándome y haciendo salir confeti de colores de sus varitas. En cuanto la colorida nube se disipó, Kelly preguntó:

-¿Y bien? ¿Cómo ha ido todo? ¿Eres Gryffindor? ¡Dime que eres Gryffindor, por favor!

-Lo...¿Lo sabíais?-pregunté atónita-¿Sabíais lo del plan?

-Claro, Hermione nos lo contó todo-repuso Harry

-Así que decidimos esperarte aquí y celebrar tu ingreso no oficial en Hogwarts-Añadió Ginny muy sonriente

-Pero para eso necesitamos saber a qué casa perteneces.Venga, dilo ya-finalizó Ron, impaciente

-Muchas gracias por esperarme chicos, sois los mejores-musité emocionada- al principio el sombrero no quería, pero al final ha dicho que soy...

-¡¡Sssshhh!!-me interrumpió Hemione-¡No lo digas! que lo averigüen ellos mismos-y sonriendo, sacó su varita de la túnica.Tras indicarme que me estuviera quieta,empezó a hacer pequeños movimientos circulares en torno a mí, a la vez que murmuraba palabritas incomprensibles en voz baja.

De repente, una fina niebla plateada y brillante comenzó a salir de la punta de la varita y me envolvió lentamente. Y entonces comencé a cambiar.Mi pelo se volvió negro y ondulado, y se alargó hasta mi cintura. Mi ropa desapareció y me vi con un vestido largo y suave, con capas de tul y seda y de un color azul precioso, con hilos de color bronce adornando las mangas y el corpiño. Noté una pequeña y fina tiara en mi cabeza, y un águila de pergamino apareció posada en mi brazo.
Hermione me había disfrazado de Rowena Ravenclaw. Saludé teatralmente y dije:

-Una inteligencia sin límites es el mayor tesoro de los hombres.

-¡QUÉ FUERTE! ¡RAVENCLAW!-exclamaron todos. Todos me felicitaron e hicieron estallar más nubes de confeti, y Luna exclamó muy contenta:

-¡Vaya! enhorabuena, Ravenclaw es la mejor casa de todas, yo estoy muy orgullosa de estar allí.¿Te sentarás a nuestra mesa en el comedor?

-En realidad, creo que a partir de ahora me sentaré a la mesa de Gryffindor. Hoy me he sentido muy valiente, aunque no pertenezca a esta casa.

-¡Bien dicho!-exclamó Kelly-¡serás la primera Ravenclaw no oficial que se sienta en la mesa de Gryffindor! por cierto, Hermione, ¡ese disfraz es espectacular!

-Aunque podrías haber quitado la dichosa diademita, ¿no?-preguntó Ron torciendo el gesto-bastante tuvimos ya con encontrarla y...

-Oh, vamos, Ron, cielo, un buen disfraz es un buen disfraz-Contestó Hermione muy sonriente.

En ese momento el retrato de la señora gorda se abrió, y el profesor Flitwick entró en la sala común de Gryffindor. Me miró durante unos segundos y sonrió levemente:

-Buenas noches.Excelente disfraz, señorita Martínez, es usted el vivo retrato de Lady Rowena. ¿Qué encantamiento ha usado?

-En realidad, ha sido Hermione Granger...-me daba un poco de vergüenza estar ahí en medio disfrazada de una fundadora de Hogwarts.

-Es un hechizo sencillo.Me lo he inventado yo misma. Puedo hacer a los cuatro fundadores.

-¡Excelente, señorita Granger! 5 puntos para Gryffindor, por creatividad y destreza en hechizos. Señorita Martínez, venía a pedirle un favor.

-Por supuesto, profesor. Dígame-dije, mientras Hermione sacudía ligeramente la varita y recobraba mi aspecto normal.

-Necesito que vaya a recoger unos libros para el departamento de hechizos a Hogsmeade mañana. Le aseguro que iría yo mismo, pero la reunión de hoy se ha alargado a mañana.No, no se preocupe,no hace falta que usted asista, pero me gustaría que recogiera los libros.Le dejo el mapa del pueblo y la dirección de la librería. Es muy fácil llegar, y Hogsmeade no es un pueblo muy grande,confío en que sabrá orientarse. Espero que no le suponga mucha molestia...

-En absoluto, profesor-dije, aunque sí estaba un poquito molesta por tener que hacer de recadera- aprovecharé para hacer algunas compras personales.

Aquella noche me acosté muy feliz. Había infringido una norma del colegio, me habían colocado (de manera no oficial) en una casa, me había disfrazado de Rowena Ravenclaw, había conocido al retrato de Albus Dumbledore y al día siguiente iría a Hogsmeade...

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