domingo, 17 de febrero de 2013

Fanfic: ''El secreto de George'' 8

Capítulo 8: 21 de Marzo


-Así que... ¿Qué me recomiendas?- miré ansiosamente a Kelly. No me había enterado de nada de lo que me había contado.

-¿Qué?-dije, distraidísima.

-Uff, Laura, eres imposible. Te estaba contando lo que voy a ponerme mañana en la cita con Dan, te estaba enseñando esto-balanceó ante mí dos perchas con dos conjuntos de ropa distintos- y tú seguro que estás demasiado ocupada pensando en...-La miré de forma brusca y señalé al resto de compañeras, que estaban charlando en sus camas tras la cena. Kelly entendió que no debía pronunciar el nombre de George y continuó- Bueno, pensando en ...lo de esta tarde, como para escuchar algo de lo que te digo.

-Si no puedo dejar de pensar en eso es porque ha sido importante para mí. ¡Tu misma lo has dicho! los abrazos en Inglaterra no se dan porque sí. Y los ''Te he echado de menos'' tampoco.

-Vale, tienes razón, pero ¿No crees que estás exagerando? el abrazo quizás pudiera significar algo, pero eso del ''Te he echado de menos''...esas no fueron sus palabras, ¿verdad?

-No, bueno, no exactamente...él dijo que había echado de menos que lo ayudara en la tienda...¡Pero eso es prácticamente lo mismo!

-¿Tú crees que eso significa que le gustas?

-¡Pero si eso es justo lo que te he preguntado durante la cena, y tú me has dicho que sí, Kelly!

-Sí, bueno, pero ahora no estoy segura...

-Seguro que me lo has dicho para que me callara y tú pudieras comer tranquila-dije desanimada.

-¡Que no! ¿Cómo puedes pensar eso de mí?-exclamó Kelly con un sospechoso tono de culpabilidad-¿Sabes lo que necesitamos? una segunda opinión. ¿Y quién mejor que su cuñada?-se giró hacia las camas y gritó con voz cantarina- ¡Hermiooonee! ven, cielo, necesitamos una segunda opinión, ¿Qué crees que debo ponerme mañana para salir con Dan?

-Yo me pondría el uniforme, la verdad. Es lo más auténtico, lo más representativo de Hogwarts-Dijo Hermione brevemente, girándose de nuevo para seguir hablando con Ginny, Violet y Alice.

-¡No te estoy pidiendo tu ''representativa''opinión!- Bufó Kelly muy ofendida.

-¿Cómo que no?-respondió Hermione, levantándose esta vez y acercándose al armario de Kelly-Me has pedido justamente mi opinión, y te la he dado.

-¡Calla y atiende como lo haces en clase, pava!-Kelly tiró del brazo de la pobre Hermione y la acorraló contra el armario, de espaldas a las demás chicas, que, enfrascadas en su conversación, no nos hacían caso-¡Sospechamos que Laura ha tenido un encuentro amoroso con George!-susurró extasiada.

-¡No seas exagerada!-me apresuré a decir- Hermione, sólo le he hecho una visita, pero él...-y así, entre susurros, le conté a Hermione el episodio de la tarde- Por eso quiero saber tu opinión, ya sabes, tú lo conoces, es tu cuñado-concluí expectante.

-Vaya...pues me gustaría poder darte una opinión bien fundamentada, pero es que con George nunca se sabe. Siento decirte que no estoy muy segura, Laura, aunque desde luego, debe apreciarte mucho si te ha dado la bienvenida con un abrazo-Fue su respuesta.

-Eso lo suponía. Lo que quiero que me digas es...¿Cuánto crees que me aprecia? ¿Hermana pequeña, amiga...o...pareja tal vez?

-Vamos, Hermione, ¡No nos digas que no sabes nada!-apremió Kelly, que, como buena cotilla, a esas alturas ya estaba más nerviosa que yo- ¿Acabarán juntos o no?

-¡KELLY! ¡No la presiones!-susurré. 

-¡No lo se, ya os lo he dicho! Deberíamos hacer algo para comprobar de una vez por todas si le gustas a George, Laura, y no jugar más con indirectas.

-Yo tengo una idea que suele funcionar-Kelly me miró fijamente-pero no te va a gustar.

-A estas alturas, estoy dispuesta a hacer las estupideces que hagan falta-respondí.

-Bueno, pues es sencillamente hacerte la dura. Deja de visitarle por un tiempo y finge que estás muy solicitada. Así, si te quiere, luchará por ti.

-¡Eso es una tontería, Kelly! si somos amigos ahora es precisamente porque he ido a visitarle muy a menudo y porque no he fingido que ''estoy muy solicitada'' con otros chicos. Díselo tú también, Hermione, dile que es una tontería.

-Bueno...creo que Kelly tiene razón.

-¿¡QUÉ!?-chillé, mientras Kelly me dirigía una mirada triunfante y las demás chicas nos mandaban callar.

-Sí, creo que sería una buena forma de ver si George está realmente interesado...a veces hacerse la difícil funciona, te lo digo por experiencia.

-No voy a ser capaz...no podría, no se...sólo lo veo en la tienda, y queréis que deje de ir...¡No es justo!

-Mira, tómatelo como una apuesta. La apuesta que hicimos antes de navidad ¿Te acuerdas? Puedes ir a visitarle hasta final de mes...¡Pero nada de visitas en febrero!

-Pero en febrero tengo que ir a Hogsmeade, soy la profesora acompañante en la excursión de San Valentín.

-Yo no he dicho que no vayas a Hogsmeade, he dicho que no vayas a ver a George.

-Pero es que es la gran apertura de su tienda...

-Como si es su boda. Me da lo mismo.

-Pero es que creo que me ha invitado...

-¡Pues ve y sigue haciendo de la perfecta amiga tonta, y espera sentadita a que se enamore de otra que no seas tú!

-Vaya...tampoco tenías que decirme esas cosas, Kelly-le espeté molesta.

-Yo estoy con Kelly-me dijo Hermione suavemente-será lo mejor, no dejaréis de ser amigos por eso si las cosas salen mal...y además, sólo es un mes, ¿No?

-No creo que pudieras estar separada de Ron un mes-murmuré enfadada, antes de tirarme en mi cama y cerrar las cortinas del dosel.

Sin embargo, mientras Enero se iba y los fines de semana pasaban, más confundida estaba yo con George. Cada vez que iba a visitarlo me trataba muy bien, como a una amiga...pero, ¿Me lanzaba indirectas? ¿O es que estaba tan loca que me lo inventaba todo? Finalmente, el último fin de semana de Enero, decidí poner en práctica el plan de Kelly y Hermione sutilmente:

-Es increíble lo bien que se está en Hogwarts-dije animada.

-Yo, desde luego, no imagino ningún lugar mejor para estudiar. Sin querer desprestigiar a la academia española, claro-rió George, guiñándome un ojo (Un gesto, por cierto, que me irritaba mucho, porque no sabía como interpretar. No sabía si era una indirecta amorosa o un simple tic que le daba de vez en cuando).

-Oh, tranquilo, yo misma pienso que Hogwarts es mucho mejor que la academia española. Pero creo que a veces la directora McGonagall se pasa mandándome trabajo.

-Ánimo, yo mismo he sufrido alguna que otra vez tardes enteras de deberes de transformaciones...y no es nada divertido.

-Sí, supongo que necesitaré ánimos, porque no creo que salga del castillo en semanas-''Ya está, ya he lanzado la flecha. Espero acertar en la Diana'',pensé.

-¿Enserio? Bueno, espero que puedas venir a la inauguración al menos...

-No sé George, lo voy a intentar-estaba apenada porque creí notar cierto tono de súplica, de tristeza en su voz.

De vuelta en Hogwarts, Hermione y Kelly me dieron todo su apoyo, pero yo no quise escuchar nada. Decidí centrarme en mi trabajo, ya que, al fin y al cabo, estaba en Hogwarts por eso, y no porque ningún mago pelirrojo sensible y guapísimo me hubiera robado el corazón.

Y en verdad era muy cierto. Tenía muchísimo trabajo atrasado, sobre todo cartas con dudas de los alumnos sobre el concurso de hechizos. Con la excusa de ir a visitar a George tan a menudo, había  ido abandonando las cartas, los trabajos y los preparativos. Me sentía culpable y me juré a mí misma responder a todos con la máxima celeridad y calidad posible.
Y así lo hice. desde el último sabado de Enero al 13 de febrero no salí de Hogwarts, estuve muy centrada en mis trabajos y me esforcé mucho en las clases. Mantenerme concentrada en el trabajo me ayudaba a no pensar en que quizás George estaba en brazos de una bruja más guapa, más inteligente o más inglesa que yo.

Finalmente, la noche antes de la excursión a Hogsmeade, Kelly y Hermione se encargaron personalmente (como no podía ser de otra manera) de recordarme que debía hacerme la dura con George.
En mi fuero interno, yo sabía que no lo conseguiría, pero como no tenía más ganas de oír sus consejos y los románticos planes que ambas tenían (Porque aunque Kelly y Dan sólo eran amigos, ella esperaba que él se le declarara pronto) dije a todo que sí, y me fui a dormir.


Al día siguiente, Hogsmeade estaba resplandeciente. Cientos de alumnos corrían de un lado a otro apresurándose a la degustación especial de chocolates que se ofrecía en Honeydukes, Las tres escobas estaba a rebosar de grupos que reían animados, y Madame Pudipié había teñido la nieve alrededor de su tienda de rosa gracias a un hechizo. El romántico salón de té estaba a rebosar de parejitas acarameladas. Me encontré con Ginny, que iba a visitar a George y a regalarle unas cerezas de parte de su madre.

-Son sus frutas favoritas, se muere por las cerezas, así que mi madre ha hablado con nuestro cerezo para que dé frutos también en invierno-me explicó sonriente. Me dijo que si veía a Harry le dijera por favor adónde había ido ella, ya que la cafetería estaba muy llena, y me ofreció acompañarla para ''Conocer'' a su hermano.

-Oh, lo siento, Ginny, tengo muchísimo trabajo, he de vigilar a muchos niños. En otra ocasión quizás-dije, mientras pensaba ''Si tú supieras Ginny...si tú supieras que ya conozco a tu hermano...''

A pesar de todo, logré mantenerme alejada de la tienda de George hasta después de la hora de comer, cuando un grupito de niñas de tercero se empeñaron en que las acompañara a comprarse unos ''Pintalabios definitivos''. Por lo que me contaron por el camino, el productito estaba causando auténtico furor entre las chicas,(A pesar de lo que yo creía, sí se habían fijado en que mis labios cambiaban de color a cada rato, desde naranja ''vergüenza'' a amarillo ''alegría'', pasando por rosa ''calma'' o morado ''frío'')

''Sortilegios Weasley Hogsmeade'' era la tienda que probablemente estaba más llena de todas las de Hogsmeade, y eso era increíble teniendo en cuenta la cantidad de alumnos que pululaban por el pueblo. Apenas pudimos entrar, y había tanta gente en el mostrador que no vi a George, así que indiqué a las niñas dónde estaban los productos de belleza y me apresuré a salir a la calle a respirar aire puro de nuevo.
Creo que podréis imaginaros la cara que puse cuando, nada más salir, vi a George junto a una chica. Ambos sonreían la mar de contentos. Yo sentí, en cambio, como la sangre comenzaba a hervir a través de mis venas. Juro que aún a día de hoy no sé que me impulsó a hacer como que me chocaba contra la chica caminando en dirección opuesta, pero sí sé que le dí un buen empujón.

-¡Eh! mira por donde vas-replicó ella enfadada. la miré de cerca con actitud inocente. Maldita sea, era guapa, guapa y claramente inglesa, lo decían su pelo de miel y sus ojos azules. Razón de más para odiarla.

-Lo siento, es que esto está muy lleno...oh, ¿George?-me fingí todo lo sorprendida que pude-¡Hola!

-¡Laura! pero cuánto tiempo sin verte, me alegro de que hayas podido pasarte por la inauguración.

-Sí, pero tan solo un momento...esto está muy lleno, y tú estarás muy ocupado-añadí en esa última frase todo el retintín del mundo.

-Sí, no doy abasto, esto está siendo mucho mejor de lo que esperaba. Figúrate, he tenido que salir un momento fuera para descansar, Ginny y Harry están en el mostrador intentando calmar a la gente- ¿George estaba especialmente guapo ese día, o era lo que me parecía a mí? Por fin lo veía tras un mes, y me lo encontraba con otra chica...

-Me alegro mucho, George, me alegro de que tengas tanto trabajo.

-¡Eso es justo lo que le estaba diciendo yo! este George es genial, el mejor-la chica, que tenía una voz chillona y horrible, le pasó el brazo por los hombros a George.

-Sí, claro, lo dices por cumplir. Deja que os presente. Lindsey, esta es Laura, mi amiga española y profesora en prácticas en Hogwarts. Laura, ella es Lindsey, una amiga de siempre. Trabaja en el ministerio de magia.
Genial. encima tenía una carrera prometedora.

-Encantada-me dijo a la vez que me estrechaba la mano. Apenas pude responderle. ¿Amiga de siempre? sí, seguro. Ya me conocía yo a ese tipo de ''amigas''.

-Ay, George, esto está a rebosar, ¡Ten cuidado de que no te roben!-Lindsey seguía con su perorata, y abrazadita a George.

-Tranquila, la puerta lleva activado un hechizo paralizador que detecta si el producto ha pasado o no por caja. Es lo último en seguridad.-George no paraba de sonreír, y yo me sentía incómoda y fuera de lugar.

-Siempre has sido muy hábil e ingenioso, George. No me explico tus notas, de verdad.

-Sólo era listo para lo que me convenía. Y no me gustaba mucho estudiar.

-¿Fuisteis juntos a Hogwarts?-pregunté.

-¡A Hogwarts y a Gryffindor! No hay casa mejor. Deberías haber visto a George de pequeño, era el más mono de la clase, con su flequillo pelirrojo y su cara de pillo. Aún conservas esa cara, me parece-Lindsey se rió con ganas, mirando a George intensamente- éramos inseparables, ¿Verdad?

-Pues sí, hicimos muchas trastadas, aunque tú estuviste siempre mucho más centrada que yo, a ti no te castigaban casi nunca. Y tú también eras muy guapa de pequeña. En primero estábamos todos locos por ti.

Yo, que no podía participar de ningún modo en aquella maravillosa conversación de dos, decidí irme por donde había venido. Pero entonces Lindsey me miró asombrada.

-¡Eeh! ¡Tus labios! estoy segura de que cuando has llegado los tenías rojos, pero ahora están verdes! ¡Y brillan!

-¿Verdes? desde que tengo el pintalabios nunca se me han puesto verdes-respondí un poco extrañada.

-Ese es el pintalabios del que te he hablado, Lindsey-George me señaló-Indica las emociones que siente una persona con colores diferentes.

-¿Y qué significa el verde brillante?-Lindsey sonreía, con mucha curiosidad.

-No lo sé-dije-lo voy a mirar en el papel.

-Creo recordar que sólo hice dos tonalidades de verde. O bien es gripe, o...-De repente, George de calló y enrojeció ligeramente.

-¿Qué? ¿Qué otra cosa es?- saqué el prospecto de los colores de mi bolsillo y busqué el color verde. Me quedé de piedra. Allí lo ponía bien clarito. ''Verde oscuro: gripe o resfriado'' ''Verde brillante: Celos o envidia''.

Celos. Lo único que jamás habría querido que George supiera que yo sentía. Levanté la vista, blanca como el papel. Frente a mí, Lindsey me miraba aún esperando una respuesta.

-Bueno, ¿me vais a decir qué significa el color verde?

-Yo...tengo que irme. He quedado y llego tardísimo. Hasta luego, chicos-salté, deseando alejarme de allí y no volver jamás.

-Y yo tengo que volver a la tienda. Ven, Lindsey. Hasta pronto, Laura.- George seguía ligeramente colorado, y se le veía tenso.

-¿Pero por qué esas prisas de repente? ¿No me vais a decir lo del pintalabios? con la curiosidad que tenía...-Lindsey seguía rezongando a pesar de que George prácticamente la arrastraba hacia la tienda.

Me fui de la calle corriendo, me metí por el primer callejón oscuro que vi, y en cuanto estuve sola y en silencio, lágrimas de vergüenza resbalaron por mis mejillas. Había quedado fatal, peor que nunca. Ahora George lo sabía, sabía que yo era una loca que se ponía celosa de cualquier chica que se le acercara. Porque eso era en lo que me había convertido, en una obsesionada. ''Nota mental: hacerme la dura, lo miremos como lo miremos, no me funciona'', pensé.


*  *  *

Suspiré, dejé unas cuantas monedas sobre el mostrador de ''Las tres escobas'' y, apurando el último sorbo de mi cerveza de mantequilla, me dirigí a la tienda de George.

Había pasado más de un mes desde el día de San Valentín, y yo no había vuelto a pisar Hogsemade. 
Desde que volvimos de la excursión y les conté el vergonzoso episodio a Kelly, Hermione, y también a Violet y Alice, tuve su apoyo, pero no me sirvió prácticamente de nada. Seguí deprimida durante días y días, y el ambiente en la habitación se tornaba lúgubre cada vez que yo entraba. Lo peor era Ginny, porque ella no sabía nada del asunto, y cada vez que me preguntaba me inventaba una excusa diferente.
Febrero pasó y yo seguía ausente. Ya no me sentía avergonzada, al fin y al cabo no había sido tan grave. Pero sentía que si volvía a ver a George, nuestra amistad cambiaría. Sentía que la situación sería incómoda, y no quería vivir aquello. Pero un día de la primera semana de marzo, mientras sostenía una taza de té entre las manos y miraba el fuego de la sala de Gryffindor crepitar, Hermione y Kelly decidieron hablar enserio conmigo:

-Vas a quedar mal si pasas de ir a visitarle todos los fines de semana a no ir nunca más a verle-decía Kelly.

-Si te da vergüenza hablar de lo del pintalabios, haz como que no ha pasado nada y trátalo como siempre-aconsejaba Hermione.

-Lo que tienes que hacer es ir a verle como si fuera un fin de semana normal-aseguraron las dos.

-Está bien-dije tras un rato, harta de tener que oír tanta charla-pero ahora tengo muchísimo trabajo. Resulta que muchos de los inscritos en el concurso han cometido irregularidades, han incumplido las normas...tendré que revisar todas las listas y descalificarlos. Iré a ver a George cuando esté más libre. ¡Y no insistáis más, que ya somos todas mayorcitas!-dije señalándolas- Iré, ya lo he dicho, sólo que no ahora.

Así cesó la conversación. Y dos semanas después, me encontré libre de trabajo, y tuve que cumplir  la promesa para no tener que oír más a Kelly y a Hermione. Además, la comida de Strawberry se estaba acabando, y no iba a dejar de cuidar a mi amorosa mascota por un malentendido.

Llegué por fin ante la puerta de la tienda. ¡Qué distinto parecía todo un sábado cualquiera por la tarde,sin alumnos, sin barullo, (y lo más importante) sin Lindsey pululando alrededor de George! Llamé un par de veces a la puerta. Nadie me abrió, a pesar de que las luces de la tienda estaban encendidas, así que me tomé la libertad de entrar.
No había nadie. En el mostrador, una cajita de música sonaba tan dulcemente, que no pude evitar acercarme a verla más de cerca. estaba vacía, pero en el fondo de terciopelo había una notita, un trocito de pergamino sucio en el que pude leer ''Juro solemnemente que estaremos juntos siempre, donde quiera que estés''. Me pregunté si esa nota tan bonita la habría escrito George para Lindsey, pero entonces no tendría sentido que él la tuviera. Supuse que se la habría escrito ella a él. Eso me puso un poco triste. Aparté la vista del mostrador y curioseé las estanterías. Entonces mi vista se posó en una foto que había en la repisa de justo de detrás del mostrador. En un marco de madera finamente decorado, un George como de unos 14 o 15 años sonreía con una expresión pícara y alegre. Estaba completamente adorable. Me quedé un rato esperando a que la foto se moviera o hablara, pero como no pasó nada, decidí colarme por el mostrador y coger el marco. Al sostenerla entre mis manos y mirarla de cerca, comprendí que era una foto muggle, es decir, una foto normal, no mágica. La sostenía entre mis manos sonriendo aún, porque me parecía una foto muy graciosa, cuando la puerta que daba al almacén chirrió:

-¿¡Qué estás haciendo aquí!?

Con un chillido, solté la foto y el marco voló por los aires antes de estrellarse contra el suelo. Al marco de madera no le pasó nada, pero el cristal de la foto se rompió.

-Laura, no...¿Se puede saber qué haces aquí?-George se agachó a recoger los trozos de cristal y la foto muy apenado.

-Lo siento muchísimo, George. Es que es una foto muy bonita, y no he podido evitar cogerla para mirarla de cerca.

-Bueno, no pasa nada, lo que me importa es el marco...lo hizo mi hermano Bill. 

-¿Por qué es una foto muggle?-pregunté mientras George volvía a poner el marco en la estantería.

-Es de hace unos años, cuando toda la familia nos fuimos a veranear a Egipto. Tenemos varias fotos mágicas, pero a mi padre le gustan mucho los cachivaches muggles, y me dio esta que nos hizo un turista.

-Estás muy guapo. Lindsey tenía razón, cuando eras más pequeño tenías cara de pillo.

-Yo...yo..gracias, Laura- George cerró la cajita de música y la guardó en un cajón tras el mostrador.Estaba muy triste. No entendí que pasaba, la foto era bonita y yo le había hecho un cumplido. Decidí cambiar de tema.

-Bueno, George, venía a comprarte comida para Strawberry.

-Claro. ¿Cómo está nuestra pequeña micropuff?

-Muy bien, muy cariñosa y muy grande-Saqué a Strawberry del bolsillo y la puse en el mostrador, donde George comenzó a jugar con ella.

-Sírvete tú misma-me dijo- los productos de los micropuffs están aquí mismo, en la primera estantería de la izquierda. Pero vas a tener que usar la escalera, porque la comida está en los últimos estantes.

George me trataba casi somo siempre. Estábamos haciendo como si el incidente del pintalabios no hubiera pasado y todo iba bien. Me sentía contenta y, muy sonriente, apoyé la escalera de madera en la estantería indicada y comencé a buscar:

-Vale, aquí está-Lancé dos bolsas de comida y George las atrapó al vuelo-¿Tienes también dulces?

-Sí, pero aún están más arriba. Busca, busca-George parecía divertirse haciéndome buscar. Mientras seleccionaba los dulces para mi micropuff, conversaba con George de manera normal, como siempre. Hasta que me miró fijamente, se interrumpió y me preguntó:

-Oye, Laura ¿Puedo hacerte una pregunta? Es un poco incómoda, pero...

-Bueno, tú pregunta, y ya veré yo si te contesto-dije riéndome.

-¿Estás enamorada de otra persona que no sea tu novio?

Poco me faltó para caerme. Tuve que agarrarme a la estantería y enderezar la escalera antes de contestar:

-¿¡Qué novio!?

-Pues...el tuyo, tu novio. Sé que es personal, pero sospecho que no te gusta mucho tu novio...

-Primero: Yo no tengo novio. Y segundo: Si lo tuviera, no entiendo que tendrían que ver tus sospechas en mi hipotética relación.

-Es que...verás...de un tiempo hacia acá vengo observándote...y tu pintalabios definitivo... me hace pensar que sientes...cosas.

Creo que el rubor de mis mejillas fue tan intenso que se reflejó en la madera de la estantería. Al final George había sacado el temita. Apenas pude farfullar:

-Tu...Tu estúpido pintalabios no funciona. A veces se pone de colores que no corresponden a la emoción que siento en el momento. Y además, no sabe a nada, y me dijiste que tenía sabor-esto último era cierto. Mi pintalabios no sabía a nada, pero, en cambio, el de Hermione sí, me lo había dicho ella.

Inesperadamente, George se rió pícaramente, y me dijo:

-Pues vaya, va a ser verdad que no tienes novio.

-¿Ahora sí te lo crees?-Estaba comenzando a fastidiarme su sonrisita de suficiencia.

-Pues sí, porque el sabor del pintalabios sólo se activa cuando te besan.

De nuevo estuve a punto de caerme de la escalera. Osea, que encima de celosa, solterona. Genial.

-Mi...mientes, George Weasley. Es que tu pintalabios está defectuoso y no te atreves a decírmelo.

-A lo mejor eres tú la que no se atreve a decirme qué le pasa. ¿Por qué si no te pusiste celosa el otro día? ¿Y por qué si no tienes los labios de color grosella cada vez que entras en la tienda?

-¿Y qué tiene que ver el color grosella en todo esto?-dije, ya un poco enfadada.

-Espera, que voy a leértelo  porque parece que si te lo digo no me crees-George buscó un prospecto de pintalabios y leyó, bien alto, para que me enterara-''Color rojo grosella: Amor, Besabilidad, es decir, deseos de que la persona con la que se habla te bese''. Cuando vienes a la tienda sólo hablas conmigo.

-¡Mentiroso!-dije, muerta de vergüenza- Estoy harta de tus tonterías, George. Me voy ahora mismo-Giré la cabeza y alargué el brazo para coger la bolsa de dulces de micropuff cuando sentí el golpe.

En efecto, algo desde la estantería de George me golpeó en plena cara, y fue tal el impacto que salí despedida hacia atrás. Sin poder mantener el equilibrio, me caí de espaldas. Oí a George gritar mi nombre, y justo cuando pensé que daría con mis huesos en el despiadado suelo de madera, me vi recogida entre unos blanditos pero firmes brazos. George había logrado recogerme antes de caer.

-¿Qué...demonios...acaba de...de pasar?-Pregunté con un hilo de voz, aturdidísima. Me estaba empezando a doler la cara, sobre todo el lado izquierdo.

-Lo siento, Laura lo siento muchísimo. Creo que sé lo que ha pasado- George aún me sostenía entre sus brazos y me miraba preocupado-Te has encontrado con un ''puño-sorpresa''. Es un producto que no se vendía nada bien, por eso lo retiramos. Pero se ve que me olvidé uno en la estantería. Es bastante sensible al tacto, con solo rozarlo se dispara.

-¿Me estás diciendo que tienes un resorte que activa un puño automático en una estantería donde los clientes compran?

-Pensé que los había retirado todos. Se vendían fatal, muchas madres vinieron a raclamarme el dinero.

-¿Y te extraña? ¡Estás loco! ¿Quién demonios vende puños automáticos a niños?

-Lo siento mucho. Madre mía, te ha dado en plena cara, ¿Te duele?-Sin soltarme, George me llevó junto al mostrador y me tendió un espejo. Tenía el ojo y la mejilla izquierda morados, y la nariz roja e hinchada.

-VOY A MATARTE, GEORGE. ¿QUÉ SE SUPONE QUE DEBO HACER CON LA CARA ASÍ?

-Tranquila, tengo la solución.

-¡Más te vale!

-Por cierto, el color grosella te queda muy bien-Durante un segundo  no comprendí a qué se refería, pero entonces me fijé en que, efectivamente, mis labios brillaban como una apetecible grosella. George no se equivocaba. Incluso con el ojo morado,tenía muchas ganas de que me besara. 

George me llevó a la trastienda, en la que nunca había estado. Me sentó en un pequeño y cómodo sofá como si yo fuera la muñequita más delicada del planeta, y se puso a buscar entre las polvorientas cajas.

-Tienes suerte, creo que aún me queda un poco de crema-antídoto...tres minutos de aplicación y el dolor y las heridas desaparecen.

-Creo que tienes suerte de que haya sido yo la herida y no otra persona. Cualquiera te habría demandado, George.

-Bueno, espero que tú no lo hagas-George se sentó junto a mí y empezó a aplicarme una crema blancuzca y espesa, que estaba muy fría pero que, ciertamente, aliviaba el dolor-¿Me perdonas?-Me dijo bajito tras unos segundos de silencio.

-No es nada, George, ha sido más el susto que la herida-dije sonriendo.

-No me refiero a eso-George continuaba acariciando mi mejilla-Siento haberte hecho sentir incómoda con mis preguntas.

No...no pasa nada. Pero mejora tus productos, que no estén defectuosos.

 George se inclinó hacia mí.

-Mi pintalabios no está defectuoso, nadie se ha quejado. Funciona muy bien y no miente.

-Sí que miente- dije. Nunca lo había tenido tan cerca. Su  cálido aliento rozaba mi rostro cada vez que hablaba.

-Entonces, ¿No quieres que te bese?

-No...- Me estaba poniendo muy nerviosa.

-Vale, sólo quería asegurarme-George se apartó de mi lado-¿Puedes cerrar los ojos, por favor? Voy a ponerte la crema.

Cerré los ojos. Sentí un cosquilleo en la oreja cuando George me susurró:

-Quizás seas buena profesora, pero no sabes mentir.

Y entonces me besó. Claro que yo no asimilé lo que estaba pasando los primeros segundos pero entonces,cuando me di cuenta, empezó a suceder algo. Noté un cosquilleo en los labios, algo que no tenía que ver nada con el beso. Y entonces me dí cuenta de que los labios me sabían a chocolate con caramelo de Honeydukes, mi favorito. El pintalabios funcionaba. Pero eso no importaba, claro, porque George me estaba besando. El chico que me gustaba me estaba besando.

-George, yo...-susurré cuando se apartó.

-Sssh...-respondió, y así, mandándome callar, volvió a besarme.

¿Cuánto tiempo estuvimos besándonos? No lo sé exactamente, pero calculo que habían pasado unos diez minutos cuando la campanilla de la entrada sonó, y unos segundos después se oyó una voz que llamaba:

-George, he venido como me pediste, para hablar del asunto. ¿Estás ahí?

-¿¡La directora McGonagall!?-ambos dimos un respingo y saltamos del sofá. Me alisé la falda y el jersey, y deseperada, miré a George-¿¡Qué demonios está haciendo aquí!?

-Yo quedé con ella...mierda, ¡se me había olvidado que teníamos que hablar!- George se pasó la mano por el pelo, avergonzado.

-¡No puede verme, no puede verme aquí!Con lo conservadora que es ¿Qué va a pensar? ¡Tengo que irme!

-Desaparécete, rápido. Pero ven mañana y hablamos.

-¡Y tanto que hablaremos!-espeté enfadada- Pero no puedo desaparecerme, eso no funciona en Hogwarts.

-¿George?-la voz de la directora denotaba impaciencia.

-¡VOY, UN SEGUNDO!-Se giró hacia mí-Mierda, ¿Qué hacemos? no tengo puerta de atrás, sólo puedes salir por la delantera.

-¡Pero me verá!-De repente tuve una idea-¡Ya sé lo que podemos hacer, George!

En cuanto la puerta del almacén se abrió, una nube negra envolvió a la profesora McGonagall. Mientras ella tosía y chillaba, yo me escurrí a gatas hasta la puerta, la abrí y salí. Me apoyé en la pared y suspiré, contenta de que el polvo de oscuridad hubiera funcionado. Oí la voz de George disculpándose:

-Lo siento profesora, se me ha caído un tarro de polvo de oscuridad...

-¡Muchacho, esto es intolerable! ¡No veo ni donde estás! ¡Lumos! ¡Lumos!

-No intente hacer hechizos, no valdrá de nada. Voy a abrir la puerta para que se ventile la tienda.

Una pequeña nube negra salió de la puerta. Sonriéndo, George me miró dulcemente.

-Te dije que mis productos no son defectuosos. Si no funcionara el pintalabios, no me habrías sabido tan bien a cereza-Guiñándome un ojo, George se despidió con la mano y entró.

No me podía creer lo que había pasado. Simplemente no podía. Estaba muy confundida. Necesitaba hablar con Hermione y Kelly.


Para mi funesta sorpresa, la sala común de Gryffindor estaba bastante llena. Llamé a Kelly y conseguí despegar a Hermione de los brazos de Ron, y lo más rápido que pude, les conté todo.

-Pero ¿entonces estáis saliendo o no?-Me preguntó Kelly tras chillar como una loca en medio de la sala, y provocar varias miradas de desdén hacia nosotras.

-¡No lo sé! esperaba que me lo dijérais, normalmente el chico pide salir a la chica, ella acepta y luego se besan, ¡No al revés!

-Sólo queda que vayas a verle mañana y aclares las cosas. Pero yo creo que le puedes considerar tu novio, Laura-Sonrió Hermione. Le dí las gracias y le dije que no contara nada a Ron ni a Ginny por si acaso.

Pero no hizo falta que nadie contara nada. El asunto quedó resuelto aquella misma noche.

Ya era medianoche, y junto al fuego, Ginny dormitaba. Kelly y yo cuchicheábamos en voz baja porque por lo visto Dan sólo la trataba como a una amiga y ella estaba confundida. Junto a las escaleras, Ron y Hermione se besaban deseándose las buenas noches. Harry se había ido a dormir hacía rato.
Y entonces alguien susurró la contraseña de la sala común. Y el cuadro se deslizó, y George apareció en lo alto de la escalera.
Sucedieron entonces varias cosas a la vez. Ron fue muy sorprendido a saludar a su hermano. Hermione, Kelly y yo nos miramos, y juntas, sin necesidad de hablar, fuimos hacia Ginny, que, medio dormida y de espaldas a la escena, no se había enterado de nada.

-¡Díselo!-me gritaron Hermione y Kelly a la vez.

-Ginny, despierta-dije apuradísima- Tengo que contarte algo.

-¿Qué? ¿Es algo divertido?

-No sabes tú cuanto-Dijo Kelly antes de que Hermione la mandara a callar de un codazo.

-Verás, no sé muy bien cómo ni cuando ha sido exactamente pero...Creo que estoy saliendo con tu hermano George.

-¿Qué? ¿Con George?- en ese momento, George bajó las escaleras y Ginny lo vio-¡George! ¿Cómo demonios has entrado en Hogwarts?

-Pasadizos-dijo él-Pero tengo mucha prisa. Laura, vengo a hablar contigo. Toma-Me tendió entonces dos bolsas de comida y la jaula portátil de Strawberry, con mi pobre micropuff dentro.

-¡Oh, no! me lo olvidé en la tienda, lo siento.

-Te lo habría traído mañana, pero es increíble cómo chilla. Creo que te quiere mucho. y no es el único.

-Bueno, nosotros nos vamos-Saltó Hermione, y se llevó del brazo a unos confundidísimos Ron y Ginny, que no paraban de preguntar que de qué nos conocíamos nosotros dos. Kelly la siguió entre risas.

-Bueno...¿Qué querías decirme?-dije en cuanto nos quedamos solos y en silencio.

-No tengo mucho tiempo.Siento haberte besado sin explicación, Laura-George fue directo al grano- pero no podía aguantar más...estabas tan cerca y...me gustas tanto...

-¿De verdad? ¿Lo dices enserio?

-Claro, ¿No lo habías notado?

-No, George. Continuamente me preguntaba si eran indirectas lo que me mandabas. Dios mío, podrías haber sido más directo.

-Lo siento-dijo riéndose-Entonces, ¿Te gusto...yo también?

-George...-suspiré-creo que me enamoré de ti desde el momento en que te vi, en agosto. Pero no sabía nada de ti, y te perdí la pista...y de repente volviste a aparecer, y nos hicimos amigos, y sí, lo reconozco, me puse celosa de tu amiga Lindsey. Y me estaba muriendo por que me besaras. Tu pintalabios no mentía, George Weasley. Estoy enamorada de ti.

-Entonces ¿Vas a ser mi cerecita?

-Por supuesto-dije, y me puse de puntillas para besarle.

Volví al cuarto radiante, después de que George se fuera clandestinamente. Todas dormían, o por lo menos lo fingían. Mi mirada se posó en el calendario. Era 21 de marzo. Entonces, instintivamente  me acordé de mi horóscopo de la tarde en que conocí a George. ''El amor llegará en primavera''. Y tanto que había llegado.

Y así, de esa forma tan mágica, comencé a salir con George Weasley.

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