jueves, 18 de abril de 2013

Fanfic: ''El secreto de George'' 9

Capítulo 9 : Feliz Weasleydad


-Sí, mamá...no, Kelly y yo...mamá, sólo son dos semanas...sí, tienen cocina...Mamá, ¡los Kearny son amigos de la familia desde que tengo 5 años y son magos, no extraterrestres! Sí...sabes que el 28 de diciembre cogeremos el avión...¿Cómo que nada de magia en el avión? Mamá,estoy estudiado una carrera en el extranjero, no tengo 11 añitos, no se me ocurriría hacer magia en un avión...Escucha, tengo que colgar,¿vale? sí, los padres de Kelly acaban de irse, también en avión...en dos horas los tenéis allí. Claro mamá. Sí, yo también te quiero. ¡Pásalo bien!

Colgué el teléfono y salí de la cabina roja. Cogí a Kelly de la mano y sigilosamente, mezclándonos entre la gente común, entre lo desafortunados muggles que poblaban Londres, nos metimos en el primer callejón estrecho que había cerca del aeropuerto. Con una mirada cómplice, ambas asentimos a la vez, ambas tomamos aire, y sacando las varitas, ambas nos desaparecimos.
Desaparecerme siempre me resultaba agobiante, pero al menos estaba con Kelly. Aterrizamos en medio del callejón Diagón, lo que fue un enorme error, pues en pleno comienzo de las vacaciones de navidad, todo estaba abarrotado de gente y nos llevamos unos cuantos empujones, unos cuantos golpes y unas cuantas miradas de desprecio por parte de padres de familia y magos ancianos.

Unos minutos después entrábamos en el apartamento de los Kearny. Mientras me sacudía los restos de nieve del abrigo, Kelly se dedicaba a gritar improperios:

-¡Maldita gente! ¿Cuánto tiempo van a estar criticándonos? Vale que igual no ha sido un gran acierto aparecernos en medio de la calle comercial más famosa del mundo mágico en época de compras navideñas, pero tampoco es para ponerse así-Kelly se asomó a la ventana- al fin y al cabo sólo nos hemos chocado con unas cuantas personas...¡Uy! ¡Un viejo gritándonos!-abrió la ventana del salón y sacó la cabeza a la calle- ¡OIGA, ESO ME LO VA A TENER QUE DECIR A LA CARA! ¡USTED SÍ QUE ES MALEDUCADO Y ADEMÁS UN PEDAZO DE...!

Me apresuré a tirar del abrigo de Kelly hacia dentro antes de que siguiera soltando más burradas por la boquita de piñón que tenía.

-Para de insultar a pobres magos ancianos. Deberías alegrarte por las súper vacaciones que vamos a pasar.-Sonreí y arrastré a Kelly al sofá conmigo.

-Bah, ya sabes que no puedo quedarme callada con esas cosas...Pero en lo de las vacaciones tienes razón. Sobre todo por lo bien que te lo vas a pasar tú, ¿Eh, pillina?-Kelly me guiñó un ojo.

-¿Yo? no sé de lo que me hablas-miré para otro lado descaradamente a la vez que sonreía. Kelly me tiró un cojín y empezó a hacerme cosquillas.

-¡Mentirosa! ¿Quién ha mentido a sus padres y los ha convencido para quedarse dos semanas en navidad en el apartamento de su amiga mientras en realidad está en el apartamento de su novio porque viven en la misma calle?

-¡Eso no ha sido así exactamente! eres tú la que me dijo que no le importaba estar sola, que me dejabas pasar tiempo con George. Es más -me quité de encima a Kelly y le tiré un cojín en venganza- has insistido mucho en que te deje sola estas dos semanas. ¿No tendrás tú ningún secretillo que debas ocultar a tus padres, no Kelly?

-No digas tonterías, Laura...

-¡OOOOH!- exclamé, y abrí los ojos, sorprendida- ¡Conozco esa mirada! ¡Has estado ocultándome algo! ¡Quieres quedarte sola en tu apartamento dos semanas! Madre mía, cuéntame ya lo que tienes planeado. ¡Pero ya, Kelly Kearny!

-¡No tengo nada planeado! Por favor, Laura, estás exagerando. Yo...-en ese momento el timbre resonó por todo el apartamento- ¡Mira! debe de ser tu George-Kelly se apresuró a levantarse y a abrir, hecho aparentemente cortés que no hizo sino reafirmar mi teoría de que mi amiga me ocultaba algo.

Miré por la ventana, viendo los copos caer. Habían pasado algo más de ocho meses desde que empezara a salir con George y todo era fantástico. Por supuesto que discutíamos de vez en cuando, pero siempre acabábamos solucionándolo. Nos llevábamos estupendamente, y aunque nuestras familias no se conocían , yo conocía a todos los Weasley y él conocía a mis padres y a mi hermano (de hecho habíamos pasado varias semanas del verano juntos, durante las cuales George había aprendido incluso un poco de español). En resumen, todo me iba genial, estábamos muy enamorados, y aquellas vacaciones de navidad, durante mi segundo año de profesora en prácticas en Hogwarts (gracias a mis altas notas finales y al éxito del concurso de hechizos me habían admitido por segunda vez) George me había invitado a pasar las navidades con él. Kelly y yo habíamos convencido a nuestros padres para que nos dejaran quedarnos solas en Inglaterra durante dos semanas, después de las cuales nos iríamos a España con mi familia. El plan había salido bien, y los padres de Kelly se habían ido esa misma mañana, el 14 de diciembre. Ahora, George estaba esperándome en la puerta, y en unos pocos minutos estaríamos en su precioso apartamento, besándonos frente a su enorme chimenea...
Corrí a la puerta a saludar a mi novio con un beso. George estaba adorable, guapísimo con su gorro beis que le resaltaba el color del pelo, abrigo azul, bufanda a rayas, vaqueros, zapatos marrón oscuro y maleta roja...¿Maleta roja? 

-Cariño... ¿Para qué es esa maleta?- pregunté sorprendida.

-¿Para que va a ser? ¿Acaso no estamos de vacaciones, cerecita?- A veces George me llamaba cerecita, como tributo a mi pintalabios definitivo, como tributo a aquel primer beso, el día que empezamos a salir.

-Sí, claro, y yo tengo mi maleta preparada, pero ¿Para qué quieres tú una maleta? Creía que íbamos a pasar las vacaciones juntos...

-Y las vamos a pasar. Precisamente por eso tengo que hacer la maleta, cielo.

-A ver si lo he entendido- me sentía tonta por la forma en que George y Kelly me miraban, pero no entendía para qué necesitaba mi novio una maleta para ir a su propio apartamento- Has hecho la maleta en tu apartamento, has cruzado la calle para venir al apartamento de Kelly a recogerme, y ahora iremos de nuevo a tu apartamento...lo siento, pero lo de tu maleta sigue sin encajar.

-¿Para qué tenemos que ir de nuevo a mi apartamento?-George parecía extrañado. Kelly nos miraba alternativamente a uno y a otro muy interesada, como si estuviera viendo un partido de tennis- ¡Si ya he hecho la maleta, y le he pedido a Kelly que nos dejara su chimenea. Traigo los polvos flu preparados-George agitó una bolsita ante mi cara.

-¿Polvos flu?- cada vez me sentía más perdida, y por qué no decirlo, más estúpida- ¿Por qué vamos a usar  los polvos flu para ir a tu apartamento? está en esta misma calle, George.

-¿Se puede saber qué obsesión tienes con mi apartamento? Ya has estado muchas veces, no sé por qué quieres ir hoy...

- ¡Porque me has invitado a pasar las vacaciones contigo!

-Oh, ya comprendo...-George sonrió, un poco azorado- creías que tú y yo...en mi apartamento, las dos semanas que estás aquí...no, cielo, nos vamos a pasar las vacaciones juntos...pero a la madriguera.

Abrí los ojos como platos. Kelly soltó una risilla mal disimulada. Adiós a mis vacaciones románticas. La Madriguera, la casa de los padres de George. Estaría rodeada de toda la familia de mi novio durante dos semanas. Y no es que no me cayeran bien los Weasley (al contrario, los padres de George eran adorables, al igual que todos sus hermanos), pero no era lo que yo había imaginado. Yo quería soledad, intimidad, romanticismo...y no a 9 o 10 personas a nuestro alrededor constantemente. Había huido de mis vacaciones familiares en España para meterme en unas vacaciones familiares en Inglaterra.

-Bueno, ¿nos vamos?-George cogió mi maleta caballerosamente, se despidió de Kelly y, yendo al salón, empezó a preparar la chimenea para usar los polvos flu. Lo seguí, aún sorprendida, con cara de póker. Mientras la llama prendía y el fuego se teñía de verde, tuve tiempo de susurrarle a Kelly:

-¿Por qué no me has avisado de que te había pedido la chimenea? ¿Por qué no me has avisado de que sabías que me iba a invitar a pasar la navidad con su familia?-mientras hablaba, le di un par de codazos y un pellizco a Kelly para acentuar mi enfado.

Ella me devolvió el golpe y me contestó muy irritada:

-¡Si no te lo he dicho antes es porque me lo acaba de pedir, cuando he ido a abrirle la puerta! ¡Para mí también ha sido una sorpresa! Pero oye, relájate, no es tan malo pasar unas vacaciones en familia. Tú misma dices siempre que los Weasleys son geniales.

-Lo son, pero...no estoy preparada para pasar unas vacaciones con mis suegros y mis cuñados.

-Tus cuñados son Ron, Ginny, Harry y Hermione. son tus amigos aquí en Inglaterra, Laura. Les dabas clases a todos el año pasado, aún se las sigues dando a Ginny. ¿Cuál es tu problema?

-Mi problema, Kelly, es que nunca les di clases a Molly, Arthur, Bill, Charlie y Percy Weasley...-Abracé a Kelly y cogí de la mano a Gerorge. Los dos y las maletas cabíamos a lo justo en la chimenea del salón de los Kearny.

-Buen viaje, pareja. Hasta dentro de dos semanas, Laura, cielo. ¡Feliz navidad!-George iba a desearle lo mismo, pero Kelly hechó los polvos flu a la chimenea antes de que pudiera articular palabra. Cuando la nube verde esmeralda nos envolvió, nos apresuramos a gritar ''A LA MADRIGUERA'', y, en menos de lo que dura un suspiro de amor, estábamos aterrizando fuera de la pequeña chimenea de los Weasley.
 Y digo pequeña porque de repente no cabíamos, y salí despedida hacia lo que tras el golpe descubrí que era la mesa del salón-comedor. En cuanto el humo verde que había invadido toda la estancia se disipó un poco, pude distinguir a George estampado contra un pequeño sofá. El señor Arthur Weasley, aún con el periódico El profeta en la mano, lo ayudaba a incorporarse. Las maletas habían quedado tiradas y olvidadas en un rincón próximo a la chimenea.Alguien  tiró de mí con suavidad pero firmemente, y sin perder un segundo, me sentó en una silla. En cuanto empezó a reñir, supe que mi salvadora era la señora Molly Weasley, mi suegra.

-¡AY, SEÑOR! ¿PERO ES QUE UNA NO PUEDE PASAR EN PAZ Y ARMONÍA NI SIQUIERA UN DÍA EN ESTA CASA? ¡GEORGE WEASLEY! ¿PUEDES EXPLICARLE A TU POBRE Y NECIA MADRE A QUÉ MAGO DE 21 AÑOS HECHO Y DERECHO SE LE OCURRE METER EN UNA CHIMENEA A SU NOVIA, A DOS MALETAS Y A ÉL MISMO SABIENDO QUE LA CHIMENEA DE DESTINO ES MUCHO MÁS PEQUEÑA QUE LA DE SALIDA?

-Lo siento mamá...-George parecía avergonzado. No me costaba imaginármelo con cinco años, recibiendo una reprimenda por haber cogido la escoba de alguno de sus hermanos sin permiso- hace mucho que no me pasaba por casa, y las chimeneas en Londres son todas mucho más grandes, lo olvidé. ¿Estás bien, Laura?

-CLARO QUE NO ESTÁ BIEN, POBRE CRIATURA. MIRA EL MORATÓN QUE LE VA A SALIR EN EL BRAZO. ¡LOS JÓVENES DE HOY EN DÍA NO TENÉIS CABEZA, POR MERLÍN!

-Emm, señora Weasley...-susurré-creo que si deja de gritar me dolerá un poco menos la cabeza. Y no se preocupe por el brazo, no me duele tanto, de verdad.

-Oh, lo siento, cielo. ¿De verdad estás bien?- Molly Weasley hizo aparecer un poco de hielo envuelto en un paño que me aplicó en el brazo- estos niños me atacan los nervios, hija, no cambian. Llevan toda la vida igual, desde que nacieron son unos trastos despistados.

-Molly, cariño, creo que Laura se encuentra bien, Y George ya se ha disculpado. Tomémonos esto como un pequeño traspiés navideño.-El señor Weasley, sin duda mucho menos temperamental que su esposa, sonrió de una forma paternal y afable que devolvió el ambiente familiar a la habitación-¿Queréis una cerveza de mantequilla, chicos? Los demás han ido al pueblo a recoger a Hermione, que llega en transporte muggle, así que tenemos que esperarlos para repartir las habitaciones.

-Por cierto-dije una vez estuvimos los cuatro sentados a la mesa. Me pareció curiosos ser la única castaña. Las tres cabezas que me rodeaban tenían el mismo color que una ensalada de zanahorias-Señor, señora Weasley, muchísimas gracias por invitarme a pasar las vacaciones en su casa. Me siento muy halagada. Prometo ayudarles con las tareas del hogar si es necesario.

-Hija, no es necesario. Eres una invitada, sólo siéntete cómoda-la señora Weasley me guiñó un ojo, al tiempo que el señor Weasley añadía:

-George nos dijo que nunca habías celebrado una navidad mágica, ya que tus padres son muggles. Como a Hermione le gusta mucho, pensamos que tú también lo pasarías bien, y para eso estás aquí. Además, George pasó el verano en España con tu familia, así que nos pareció estupendo invitarte 2 semanas en navidad.

-Muchas gracias, señor Weasley, de verdad. Estoy segura de que me encontraré muy bien aquí- era imposible no sonreír cerca de la familia Weasley.

-George, hijo, enséñale la casa a Laura mientras tus hermanos llegan. Y tú, Laura, ya eres de la familia, no tienes que llamarme señora Weasley. Puedes llamarme Molly.

La casa era pequeña y las habitaciones estaban apretadas, pero era tremendamente acogedora, y la decoración navideña que la señora Weasley (me negaba a llamarla de otro modo, me parecía irrespetuoso) había empezado a colocar le daban un toque festivo y alegre.
Tras los calurosos saludos cuando Hermione, Ron, Harry, Ginny, Percy, Bill y su esposa Fleur (Una guapísima bruja francesa que dejaría en pañales a la modelo muggle más sexy) llegaron a la madriguera, repartimos las habitaciones. 

-Bill y Fleur no se quedan a dormir- La señora Weasley nos señalaba e iba repasando mentalmente- Percy, tú usarás tu propio cuarto. ¿Penélope viene a cenar el día de navidad?

-Aún no es seguro, pero espero que sí- Penélope era la novia del más serio de los hermanos Weasley, Percy.

-Bien. Charlie llegará dentro de unos días, que use el cuarto que compartía con Bill... George, tú a tu cuarto... Ron y Harry juntos en el cuarto de Ron como siempre, y...¡Oh! este año tendremos que mover una cama más al cuarto de Ginny para que Laura duerma con ella y con Hermione...

-Oh, no se moleste señora Weasley- objeté educadamente- puedo dormir...

''Con George''. Eso era lo que iba a decir. Pero a espaldas de la señora Weasley, Ginny y Hermione comenzaron a negar frenéticamente la cabeza a la par que señalaban al sofá como si les fuera la vida en ello.

-¿Voy a dormir en el sofá?-dije, extrañada por sus señas.

-¡Oh, cielos, Laura, no! Moveremos una cama, no nos costará más que un hechizo o dos. Bien, ahora que está todo preparado, id a los cuartos y dejad las maletas, chicas. Los chicos, ayudad a papá en el jardín con el árbol, por favor.

Mientras subíamos las escaleras y dejábamos las cosas en el cuarto de Ginny (acomodé a 
Strawberry junto a la enorme jaula de Harold, el micropuff morado de Ginny), les pregunté a las chicas el porqué de las señas en el salón.

-¡Es evidente! le ibas a decir a mi madre que querías dormir con mi hermano, ¿ A que sí?-Ginny se sentó en su cama, la baja de una litera, y me miró con una sonrisilla pícara.

-Sí pero...¿eso es malo?

-Conozco a Harry desde que tenía 10 años. Es mi novio desde hace casi 3. Mi madre no me deja dormir con él en la misma habitación cuando se queda aquí. Para Hermione es igual con Ron.

-¿Por qué? creo que ya somos mayores, tenemos 20 años (bueno, tú 19, Ginny), y que dos personas duerman en la misma cama no implica...

-Ya, eso díselo a mis padres, que se fugaron juntos de Hogwarts y tuvieron 7 hijos.

-¡GINNY! ¡No seas borde, tus padres se quieren mucho y son estupendos!-la reprendió Hermione.

-Sí, todo lo que tú quieras, pero no me negarás que están chapados a la antigua.

Las tres nos reímos. El resto del día pasó rápidamente organizando nuestro equipaje y ayudando a engalanar el comedor. El jardín trasero estaba ligeramente nevado y lucía un árbol enorme y brillante colocado por el señor Weasley y los chicos. La cena fue estupenda, todo casero y riquísimo (¡y eso que yo no era una simpatizante de la comida inglesa!). Justo antes de irnos todos a dormir (estábamos agotados) y de que Bill y Fleur se desaparecieran a su casa hasta el día siguiente, el señor Weasley dijo unas palabritas:

-Bueno, bienvenidos un año más a nuestro humilde hogar. Espero que os encontréis muy a gusto, como siempre, y que os portéis bien. Aunque Charlie aún no ha llegado, creo que es justo inaugurar oficialmente este periodo de vacaciones diciendo: ¡Feliz Weasleydad a todos!

-¡Feliz Weasleydad!- todos alzaron sus vasos y repitieron la frase. Me sentí fuera de lugar. Avergonzada, pregunté:

-Emmm...¿Qué es una Weasleydad?

Todos rieron. Ron me sonrió mientras explicaba:

-Es una palabra que nos inventamos cuando éramos pequeños. Nuestra casa tiene un espíritu navideño propio, y por eso merece una mención especial. Así que, durante el tiempo que pasamos aquí no decimos feliz navidad, sino feliz Weasleydad.

-En ese caso-dije alzando mi vaso, radiante y con la perspectiva de pasar unas muy buenas vacaciones navideñas- ¡Feliz Wasleydad, chicos!

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