El secreto de George.


Capítulo 1 : El primer encuentro

''Hoy un nuevo y sorprendente amor te agarrará de la mano. No lo dejes ir, querida, pues será un amor puro y sincero que acabará floreciendo en primavera. Y olvídate por un tiempo del maravilloso chocolate de Honeydukes. Al fin y al cabo, no queremos cartucheras, ¿verdad?''

Con un resoplido al leer mi horóscopo, dejé en la mesa el ejemplar de ''corazón de bruja'' que estaba leyendo y miré a Kelly, sentada frente a mí. Estaba seria y aún dolida. Miraba con nostalgia el cartel que rezaba ''Heladería Florean Fortescue'' (que por cierto, ahora dirigía su viuda, ya que el pobre Florean había muerto un año antes, a manos de los esbirros del ya desaparecido Lord Voldemort)

-Vamos, Kelly, mírame al menos, por favor. No puedes estar enfadada toda la vida.-le dije tristemente.
-¡Ni siquiera te has preocupado en saber si estaba viva durante un año! ¿Por qué tendría que perdonarte así como así?-mi amiga tenía lágrimas en los ojos.
-¡¡Te lo he explicado un millón de veces!! sabes que no tengo lechuza propia, así que te mandé DOS del colegio, ¡y ninguna volvió!  me castigaron, y poco después cortaron todos los servicios de transporte y comunicación mágica entre Inglaterra y el resto del mundo. No podía hacer nada por saber cómo estabas. Apenas nos llegaba información, los periódicos Españoles lo manipulaban todo para que la gente no se alarmara. Sólo pude comunicarme contigo meses después, y desde entonces...
-Sí, desde entonces el país no para de llorar-me interrumpió Kelly, mirándome gravemente- ha muerto mucha gente, Laura.
-Gracias a Dios, nadie de tu familia,Kelly, y ya hace un año que la pesadilla acabó gracias a ese chico...Harry.
-A mi primo le hicieron la maldición Imperius...
-Sí, pero el ministerio lo solucionó,¿no? y desde que todo acabó, los estudiantes de Hogwarts no habéis hecho más que ayudar a que el mundo mágico vuelva a ser lo que era, incluso renunciando a estudiar...
-Volvemos en 2 semanas, Laura, aunque sea con 2 años académicos de retraso.
-¡Y yo iré con vosotros! ¿No es genial que me hayan mandado una beca para seguir con mis prácticas de profesora de encantamientos?
-Mucha suerte es lo que has tenido tú. Inglaterra es mil veces mejor que España en lo que a educación mágica se refiere...aquí te formarás mucho más adecuadamente, aunque va a ser muy vergonzoso que todos tengamos la misma edad y que tú nos des clases mientras nosotros aún vamos a séptimo.
-Ya, pero es que en mi país no ha habido ningún mago tenebroso intentando matar a todo el que se le pusiera por delante por culpa de una profecía...
-No toques ese tema,¿Quieres, Laura? es cierto que ahora que se ha ido para siempre ya podemos decir en voz bien alta el nombre de Voldemort, pero sigue sin estar bien visto.
-Bueno, y cambiando de tema..-dije, al ver que mi amiga parecía haberme perdonado- ¿Has leído mi horóscopo de ''corazón de bruja''? Amor de primavera y que renuncie al chocolate...Menuda locura.
-Pues no te creas-sonrió Kelly, mirándome fijamente con sus ojos celestes-los horóscopos mágicos suelen acertar, al contrario que los horóscopos muggles.
-Sí, seguro...-dije mientras me reía y miraba a mi alredeor, al recién reconstruido callejón Diagón, por donde paseaban ahora muchísimos chicos y chicas comprando material para el nuevo curso en Hogwarts, la prestigiosa y famosísima escuela de magia que por fin volvía a reabrir sus puertas tras dos años( uno de guerra contra Voldemort y otro de reconstrucción)
En ese momento pasó junto a nosotros una niña con un montón de libros, una bolsa que parecía contener túnicas y pergaminos y...una bolita de pelo morada en el hombro.
Se me iluminó la cara. Nunca había visto nada tan mono. Sin pensarlo, me levanté, y mientras Kelly me miraba adivinando mis intenciones, me acerqué a la niña.
-Perdona...¿Podría preguntarte una cosa?
-Rápido, por favor, esto pesa mucho y mi hermano me espera.-Me dijo la niña con cara de impaciente
-Sí, es sólo...que me gustaría saber qué es esa bolita de pelo tan mona que llevas en el hombro.¿La has hecho tú? ¿es...algún tipo de hechizo?
-¡CLARO QUE NO!-la niña parecía un poco molesta- ¡¡es un micropuff, está vivo, es una mascota y me lo he comprado en una tienda!!
-Oh, genial ¿podrías decirme qué tienda es? quiero comprarme uno, es adorable.
-Se llama ''Sortilegios Weasley'',y está todo recto bajando esta calle, no tiene pérdida. Oye, ¿no eres un poco mayor para jugar con micropuffs?-la niña parecía a punto de echarse a reír
-Emmmm... ¿tu hermano no te estaba esperando?-le recordé, avergonzada.

La niña desapareció en un abrir y cerrar de ojos, y yo me giré hacia Kelly con ojillos suplicantes


-Kelly...¿me acompañas a sortilegios Weasley a comprarme un micropuff?


-Como si tú no formaras bastante jaleo a lo largo del día...esos bichos no paran de chillar y de comer,Laura, no tienen ninguna utilidad.


-Oh, vamos Kelly...son tan monos...por favooooooor, en Hogwarts estaré muy sola, mis padres viven en otro país,necesito una mascota cariñosa...


-Laura, estoy comiéndome un helado y no voy a ir hasta sortilegios Weas...-de repente se interrumpió, y en su cara se dibujó la más perfecta sonrisa de picardía que jamás vi.-Aunque,por otra parte, tú nunca has ido a sortilegios Weasley, ¿verdad?


-No, por eso quería que me acompañaras, como tú vives aquí...


-¡Pero claro que sí! vamos, amiga mía, que te vas a llevar una sorpresa...


* * *
En cuanto vi el escaparate de ''Sortilegios Weasley'', tan colorido y fantasioso, comprendí porqué era tan popular. Según me había dicho Kelly, la tienda de artículos de broma y artilugios mágicos estaba siempre a tope. Pero cuando entramos, no había nadie, quizá porque era la hora de la comida y ya no quedaban alumnos comprando en el callejón. Como Kelly vivía precisamente en uno de los apartamentos del callejón con sus padres, pudimos ir sin problemas.  
La campanita tintineó alegremente cuando atravesamos el umbral de la puerta. La tienda era maravillosa, colorida, alegre y ruidosa. Todo era precioso, y me quedé mirando a mi alrededor boquiabierta.
Pero nada se compara a la cara que puse cuando vi salir al dependiente de la trastienda.
Un chico alto, delgado, con los ojos grandes y de un precioso color marrón.Sonreía de una forma tan amable que casi me quedo sin respiración y lo mas importante...era pelirrojo. 
Durante mis años de escuela de magia en España no había tenido mucho éxito con los chicos. Un par de relaciones esporádicas, y ninguno de los dos era pelirrojo. No es que esté obsesionada, desde luego, pero si un chico es pelirrojo tiene grandes posibilidades de conquistarme. Y ese chico lo era.
-Bienvenidas a sortilegios Weasley. ¿Puedo ayudaros en algo?- tenía la voz grave y cálida, y seguía sonriendo...cada vez me gustaba más.

-Hola George -dijo Kelly- yo no quiero nada, pero mi amiga sí.


-Sí, esto,me gustaría...


''Me gustaría lanzarme a tus brazos, George.¿me dejas?'' pensé, pero no podía decir eso, claro está.


-Me...gustaría comprar un micropuff.


-Ah, sí, los micropuffs se venden muy bien. Son muy cariñosos y tienen unos colores muy bonitos, además, son fáciles de transportar. Acompañadme y os los enseño.


George nos llevó a una zona de la tienda en la que había una jaulita llena de las bolitas de pelo que yo había visto en el hombro de la niña.Sorprendida, comprobé que no sólo las había en color morado, sino también en rosa, mi color favorito.


-Bueno, mientras te decides, voy un momentito a la trastienda.Enseguida vuelvo.


En cuanto desapareció de nuestra vista le di un empujón a Kelly


-¡LE CONOCES! ¡SABÍAS QUE ERA PELIRROJO Y QUE ME IBA A PONER NERVIOSA! ¡ME HAS TRAÍDO POR ESO,TRAIDORA!


-Pero si te ha encantado, por favor, Laura-decía ella muerta de risa-no hay más que ver cómo te has quedado mirándole. Parecía que le ibas a besar en cualquier momento


-NOOOO, no me digas esoo...que me muero de vergüenza Kelly...


En ese momento llegó George, que cogió mi micropuff rosa de la jaula y me explicó las sencillas pautas de su cuidado.Básicamente tenía que jugar mucho con ella (era hembra), darle de comer cada vez que chillara lastimeramente y lavarla con agua templada de vez en cuando.


-Te recomiendo que compres una jaula, si la dejas suelta todo el tiempo puede escaparse.


-Me gustaría, pero no tengo residencia fija...es decir, voy a estar en Hogwarts, haciendo prácticas de profesora...-¿en serio me estaba ruborizando?


-¡Vaya! ¿De qué asignatura?


-Encantamientos...


-Te va a encantar el profesor Flitwick.Y el castillo es de lo mejor, ya verás...En cuanto a tu micropuff, te recomiendo una de nuestras prácticas jaulas portátiles.Son mucho más pequeñas que las normales, igual de cómodas, y tienen un asa para que las puedas llevar.


Al final compré una pequeña jaulita portátil muy graciosa en forma de fresa,ya que decidí llamar Strawberry a mi micropuff.


Tras darle las gracias a George por haber sido tan amable, salimos de la tienda y nos encaminamos al apartamento de Kelly.


-Venga, Laura, no ha sido para tanto.Verás como tu horóscopo tiene razón. George Weasley es famoso, muy apreciado por todos porque es simpático, así que seguro que le has caído bien, mujer...


-¿Por qué es famoso?-dije muriéndome de curiosidad-


-A ver, por muchas cosas...¿qué quieres que te cuente?


-TODO, KELLY, ¡TODO!


Y así fue cómo vi por primera vez a George Weasley. Y por suerte, no fue la última.


Capítulo 2: Un nuevo curso
-WIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII.

-Por Dios bendito, cállate Strawberry, ahora te doy de comer...-dije medio dormida.Quería muchísimo a mi micropuff, pero no me gustaba nada que me despertara todas las mañanas puntualmente a las 6 y media pidiéndome su desayuno.Aunque en realidad ese día estaba bien levantarse temprano, puesto que Kelly y yo, junto con otros cientos y cientos de estudiantes, nos íbamos a Hogwarts.


La mañana fue muy ajetreada, no paramos de cargar todo nuestro equipaje en el coche de los señores Kearny, los padres de Kelly,  y casi nos da un ataque cuando Strawberry se quedó encerrada en mi baúl y se puso a chillar como una loca, pero el trayecto fue bastante tranquilo en general, y poco después de las 9 y media estábamos atravesando la barrera del andén 9 y 3 cuartos en la estación de King's Cross.

Estaba nerviosísima. Había muchísima gente, cientos de adolescentes chillando, abrazándose,besándose o corriendo e un lado a otro para saludar a amigos a los que no veían desde hacía casi dos años. Kelly estuvo a mi lado todo el tiempo, en un gesto muy bonito de amistad,ya que yo no conocía a nadie más que a ella, y cuando el tren salió (y tras despedirnos de sus padres, que nos desearon a ambas un buen año) entramos en el primer compartimento que vimos vacío. En cuanto nos acomodamos saqué de uno de mis bolsos la carta en la que figuraba mi entrada a Hogwarts como profesora de encantamientos en prácticas.La puse encima de la mesa y le pregunté a Kelly:
-¿No deberían haberme llamado?

-¿A qué te refieres?-me dijo ella con curiosidad.


-Bueno, aunque no sea profesora oficial debería comportarme como una ¿no?, quiero decir,¿no deberían haberme llamado para ir al vagón de los profesores o algo así?


-Quizás lo hagan cuando estemos un poco más cerca de Hogwarts...


Y en enfecto, justo después de la hora de la comida (cuando tanto Kelly como yo nos estábamos comiendo una rana de chocolate) la puerta de nuestro compartimento se abrió y una chica rubia de unos 17 años, con el pelo muy largo y los ojos muy grandes y azules se nos quedó mirando durante un rato.De repente pareció ligeramente sorprendida, y con una voz monocorde y aguda dijo:


-¡Caramba, si eres Kelly Kearny! me alegro mucho de verte.


-¡¡LUNA LOVEGOOD!!-exclamó Kelly contentísima, y abrazó a la muchacha con mucho cariño-¡¡MADRE MÍA, ES GENIAL VERTE OTRA VEZ!!¡¡ESTÁS GUAPÍSIMA!!-Kelly estaba eufórica.


-Gracias, tú también estás genial, estoy muy contenta-Por el tono con el que lo decía, parecía que Luna no se alegraba nada, pero supuse que aquella chica era así de despistada.-Por cierto, Kelly, la profesora McGonagall me manda a buscar a una tal...vaya, he olvidado su nombre...era española creo..

-Creo que se refiere a mí...-dije tímidamente-Soy Laura, la profesora de encantamientos en prácticas.

-Encantada, me llamo Luna Lovegood, y soy Ravenclaw. Deberías ir al vagón uno o empezarán la reunión sin tí...


Cogí mi carta, solté la rana de chocolate y cuando tanto Luna como Kelly me hubieron deseado suerte salí pitando hacia el vagón número uno.

Abrí las puertas y entré sin llamar, por lo que me gané más de una mirada severa de todos y cada uno de los profesores que ocupaban el vagón (que era el más grande por ser el de los profesores, y solo tenía un compartimento)

 -Bu...buenas tardes...se...¿Se puede?-dije cortadísima.


-Ya está usted dentro.¿ La señorita Martínez?-dijo la que a todas luces parecía ser la directora McGonagall, mirándome acusadoramente detrás de sus gafas de pasta.


-Por favor, llámeme Laura...he venido en cuanto me han avisado, directora.


-Siéntese en aquel sofá, señorita Martínez-La directora ignoró mi petición por completo, y se sentó en el sofá junto a mí. Lo mismo hicieron otros 3 profesores, mientras los demás hablaban de Dios sabe qué en voz baja.


-Bienvenidos todos a la primera reunión del curso académico.Señorita Martínez, ya es hora de que conozca a los que serán a la vez sus profesores y compañeros de trabajo-la directora mantenía un tono serio y solemne-Como ya imaginará, Soy Minerva McGonagall, directora y jefa de la casa de Gryffindor.Esta es la profesora Sprout, jefa de la casa de Hufflepuff-La profesora regordeta me dedicó una amable sonrisa-Éste es el profesor Slughorn, jefe de la casa de Slytherin...


-Encantado, querida-dijo el orondo anciano mientras me besaba la mano.


-Igualmente...-cada vez estaba más avergonzada.


-Y este...-dijo la profesora McGonagall mientras carraspeaba para llamar mi atención-es el profesor Flitwick, jefe de la casa de Ravenclaw y mentor suyo, pues imparte la asignatura de encantamientos.


-Bienvenida, Laura-me saludó el profesor, un hombre bajito, canoso y con la voz de pito, pero con pinta de ser muy simpático.-Estoy seguro de que aprenderás mucho este año.


-Gracias a todos por esta oportunidad, es increíble para mí poder estar en Hogwarts haciendo las prácticas para mi carrera...me esforzaré mucho, de verdad.


-Dinos, Laura-Preguntó el profesor Slughorn-¿Por qué decidiste aceptar la beca en Hogwarts aún sabiendo lo que pasó aquí hace dos años y teniendo ya tu propia beca en España?


-Ehhh, bueno...-no me esperaba para nada esa pregunta-Inglaterra es mil veces mejor que España en lo que a formación mágica se refiere...aquí me formaré mucho más adecuadamente-dije, recordando las palabras de Kelly-además, lo que pasó hace dos años ya no me preocupa...aunque por supuesto fue horrible.


-Francamente, fue algo que nos trastocó a todos, y por eso debemos esforzarnos en transmitir optimismo y esperanza a todos los alumnos este año-intervino la directora.


-Por cierto, Laura,¿Cómo se encuentra Kelly Kearny?-me preguntó entonces la profesora Sprout- ella fue la que entregó tu solicitud de beca, os conocéis ¿verdad?. Se le da muy bien mi asignatura...


-Sí, Kelly y yo somos amigas desde los 5 años..es un historia muy graciosa.Aunque no quisiera aburrirles...-me apresuré a añadir.


-Oh, querida-me espetó con voz melosa el profesor Slughorn-Aún queda mucho para llegar al castillo, y nosotros siempre estamos dispuestos a escuchar una buena historia.


-Bien, si no les molesta...-Y empecé a contarles un pequeño resumen de mi vida a cuatro profesores de magia que acababa de conocer.

''Kelly y yo nos conocimos con 5 años. Fue por casualidad, nuestras familias veraneaban en el mismo pueblecito en Andalucía, y un día nos pusimos a jugar juntas en la playa.Sus padres son Ingleses, pero hablan muy bien el Español, así que pronto nuestros padres se hicieron amigos también.Desde entonces nos veíamos todos los veranos y manteníamos el contacto el resto del año.
Cuando cumplí 11 años me enteré de que era maga por la carta de admisión de la academia de magia.Mis padres son muggles, así que no se creyeron nada, y en realidad al principio yo tampoco. Pero el mismísimo director, Fernando, vino a verme a mi casa, y me llevó a mi y a mis padres Hasta Madrid a que viéramos las instalaciones. Mis padres sólo veian un castillo en ruinas, pero yo lo veía bien porque era maga.Finalmente se convencieron, y estuve estudiando magia hasta los 17.En mi segundo año y gracias a las noticias mágicas me enteré de que Kelly también era maga, y sus padres también...nos pusimos muy contentas, y nuetra amistad se hizo más fuerte. Justo el año que ustedes cerraron por la guerra,fue mi último año de academia,y este verano, que es cuando ustedes han reabierto, me llegó la beca...así que en vez de seguir en la universidad mágica en Madrid, decidí venir a Inglaterra, para estar con Kelly, que aún tiene que acabar séptimo...eso es todo, en realidad''
En ese momento el tren empezó a frenar lentamente. Estábamos llegando a Hogwarts. La directora me dijo que no me preocupara por mi equipaje, que iría a mi habitación automáticamente, y me indicó que la siguiera, que me iba a acompañar hasta el castillo.
* * * 
Al final de la noche estaba tan cansada que ni siquiera esperé a que llegara Kelly para dormir. Cerré las cortinas del dosel de mi cama y me puse a pensar.

El castillo de Hogwarts era mil veces más espectacular que el de la academia de España. La directora me preguntó si quería sentarme con Kelly en  la mesa de Gryffindor, pero yo opté por ser diplomática, y le dije que puesto que no pertenecía a ninguna casa, prefería sentarme a la mesa de los profesores.Luego, la ceremonia del gran comedor se me había pasado volando.La selección de casa que se les hacía a los alumnos de primero, el solemne discurso de bienvenida de la directora,los deliciosos platos que aparecían y desaparecían solos... Al final,La propia directora me acompañó hasta mi cuarto, que era el mismo que el de Kelly y sus compañeras, en la torre de Gryffindor.La directora me dijo que era para que ''me integrara más rápidamente  entre los estudiantes''.Tras guiarme por multitud de pasillos y escaleras y atravesar un cuadro con una señora gorda, la directora entró en el que era mi cuarto y finalmente se fue.
Vi que junto a una de las camas se encontraba mi equipaje,pero no deshice nada.Saqué de mi baúl un pijama, acaricié a Strawberry, que ya estaba dormida y me tiré en la cama.
Mi último pensamiento antes de dormir fue que al día siguiente empezaría a dar clases en Hogwarts. Sonreí,suspiré y cerré los ojos...



Capítulo 3: Nuevas presentaciones,nuevos amigos. 

Abrí los ojos lentamente, aún tenía sueño. De repente, recordé dónde estaba, y una sonrisa se dibujó en mi rostro.Abrí las cortinas de mi cama, y descubrí que mi compañeras ya se habían ido. Eso me preocupó un poco, y miré mi reloj.

Las clases en Hogwarts comenzaban a las 8:00.Eran las 10:00.

No pude hacer menos que chillar como una auténtica loca mientras me vestía.Miré con rabia hacia la jaulita de Strawberry en mi mesita de noche. Ella dormía, y también le chillé.

-OSEA, ¿QUE LLEVAS TODO EL VERANO DESPERTÁNDOME PIDIENDO COMIDA A LAS 6 Y MEDIA DE LA MAÑANA, Y JUSTO EL PRIMER DÍA DE CLASE TE DUERMES? ¡ERES UNA MICROPUFF DE LO MÁS...!

Pero no llegué a gritarle a mi micropuff lo malísima que era, porque en ese instante reparé en que junto a su jaula había un sobre marrón con el escudo del colegio.Estaba a mi nombre, y lo acompañaba una nota que decía: ''Léalo en cuanto se despierte. M.McGonagall.''
Genial. Una carta súper oficial y súper urgente de la directora. Lo que me faltaba.

Ya vestida y haciéndome a la idea de que iba a ser amonestada el primer día, abrí el sobre.Había varios papeles unidos por un clip, y gracias a Dios el primero era una nota del profesor Flitwick indicándome que la primera clase con él empezaba a las 11:00, pero que podía ir a todas las demás como oyente. El resto de papeles eran un formulario con mis datos para rellenar, un amplio mapa del castillo y los jardines y mi horario semanal. Suspiré de felicidad. Al final no iba a llegar tarde el primer día, después de todo. Le pedí perdón a Strawberry, le dí un besito, cogí mis cosas y salí de la habitación. 
A falta de 10 minutos para empezar la clase aún no había encontrado el aula de encantamientos. Hogwarts era mucho más grande que la academia de España, pero también mucho más intrincado y lioso.Al final sí que iba a llegar tarde el primer día, a pesar de llevar el mapa. Tras pasar por cuarta vez ante la misma estatua de un duende y una hada bailando, no lo pude soportar más y grité en voz alta:

-AAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGGG!!! ¿PERO QUE TIENE QUE HACER UNA PARA LLEGAR A LA CLASE DE ENCANTAMIENTOS?

-Si queréis puedo ayudaros, señorita...-dijo una voz a mi espalda.

Me giré a tiempo para ver como un fantasma gordinflón flotaba suavemente ante mí. Lo reconocí, de la noche anterior, como el fraile gordo, el fantasma de la casa de Hufflepuff. Aunque ya había visto a algunos fantasmas en la academia de España, no pude evitar dar un pequeño respingo antes de contestar:

-Sí, por favor, me encantaría que me acompañarais, es mi primer día y no consigo orientarme.Sois muy amable.

-Oh, querida, todos los Hufflepuffs lo somos, y créeme, todos te damos la bienvenida a Hogwarts.-Ese fantasma me caía realmente bien. Deseé que todo el mundo se portara así de bien conmigo.

Gracias al fraile gordo, llegué justo a tiempo a la clase de encantamientos y entré con el profesor Flitwick. Poco después empezaron a llegar alumnos, todos de mi edad o incluso mayores, por lo que calculé que tenían que ser de séptimo.A pesar de que ese día sólo me tenía que presentar,estaba muy nerviosa, aunque me relajé un poco cuando entre los alumnos que se sentaban en las mesas reconocí a Kelly. Si se metían conmigo, ella me defendería seguro. Sonreí tímidamente mientras el profesor Flitwick comenzaba la presentación del curso y de la asignatura.

-Y ahora,-dijo al final de su charla- Es hora de que conozcáis a Laura, la profesora en prácticas de encantamientos este año. Laura, si eres tan amable...

-Gracias profesor Flitwick.-respiré, sonreí y empecé a presentarme- Hola a todos, me llamo Laura, y soy española. Este año ayudaré al profesor Flitwick en sus clases como prácticas de mi carrera. Espero que nos llevemos muy bien, que me ayudéis si me equivoco alguna vez y en general, que tengamos un buen año. Ahora me gustaría que todos me dijérais vuestros nombres, y después podréis preguntarme lo que queráis.
Así, uno por uno, La clase de séptimo de Gryffindor empezó a presentarse. Oí nombres tan originales como ''Parvati'' o ''Lavender'', y otros más comunes,  como ''Susan'' o ''John''. Cuando llegó el turno de Kelly, me sonrió y me dijo que no pensaba presentarse, que para algo éramos como hermanas, y yo sonreí agradecida. Un chico llamado Neville se puso nervioso, y tartamudeó tanto que me tuvo que repetir su nombre 3 veces para que le entendiera.Pero la mayor sorpresa me la llevé al preguntarle a 3 chicos que se sentaban en una de las mesas centrales de la clase.

- Me llamo Harry Potter-me dijo un chico amablemente. Pese a que Kelly me había advertido que no lo hiciera, no pude evitar quedarme mirándole fijamente unos cuantos segundos. La verdad es que el héroe nacional del mundo mágico era muy guapo. Tenía el pelo negro y liso, con un poco de flequillo ( ''para tapar la cicatriz''-supuse, ya que no conseguí verla) y unos ojos verdes y enormes detrás de las gafitas redondas. Cuando me dí cuenta de lo maleducada que estaba siendo, giré bruscamente la cabeza y me dirigí a la chica sentada a su lado.


- Mi nombre es Hermione Granger-dijo sonriendo. yo le devolví la sonrisa. por último, me quedé mirando al chico pelirrojo que estaba a su lado, a la espera de que me dijera su nombre.

-Me llamo Ron Weasley- dijo ligeramente avergonzado.


Abrí los ojos.
Ron Weasley. Weasley. Pelirrojo. Sortilegios Weasley. Ron Weasley. George Weasley. No podía ser casualidad. Este chico era hermano del muchacho que no paraba de cruzar por mi mente desde hacía más de dos semanas.

Kelly me había contado un poco de su vida. Que los Weasley eran una antigua familia de magos, que eran muchos hermanos y que todos, los padres incluidos, eran pelirrojos. Que George era muy simpático y divertido, que cuando estaba en el colegio era un gamberro,y que ahora, a los casi 20 años, ya dirigía un negocio propio...y por supuesto, también me dijo que uno de sus hermanos había muerto a manos de Lord Voldemort el día de la batalla final, pero cuando le pregunté más detalles o no pudo o no quiso dármelos. Me puse un poco triste al recordar eso. Además,no le había vuelto a ver, a pesar de que siempre miraba por la ventana del salón de Kelly para ver si lo veía pasar.


De repente, recordé que estaba en clase, y aunque 3 chicos más me habían dicho sus nombres, no me había enterado de ninguno. Finalmente acabaron las presentaciones, y llegó el turno de las preguntas.Todos sentían mucha curiosidad por saber como era la vida en España, y sobre todo como era la escuela de magia.


-Oye, hablas muy bien Inglés-me preguntó un chico-¿Cómo es eso?


-Bueno, en la academia de España no nos organizaban en casas por nuestra personalidad, sino por nuestas notas.Yo estaba en la casa B, de bilingüe. Dábamos todo en Inglés, y nuestro método era muy parecido al que enseñan aquí en Hogwarts. Además,tener una amiga inglesa también ayuda-dije sonriéndole a Kelly.


-¿Tienes elfo doméstico?- me preguntó una chica con acento pijo.

-En absoluto.Mis padres son muggles, y además no creo que lo tuviéramos ni aunque fueran magos. No me gusta mucho como se trata hoy en día a los elfos domésticos...


-¿Quieres unirte a la PEDDO?-interrumpió en ese momento la chica llamada Hermione.


-La...¿qué?- pregunté desconcertadísima.


-PEDDO. Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros. Nos ocupamos de que las condiciones de trabajo de lo elfos domésticos mejoren, y...


-Hermione, te lo ruego, no empieces  por favor, cállate-le dijo Ron,el hermano del chico más guapo que jamás...me estaba distrayendo otra vez.


-Bueno, no hay tiempo para más.Señorita Granger-el profesor Flitwick intervino entonces-temo que sus intentos de montar una sociedad deberán esperar hasta después de la comida. Vamos, vamos, apresúrense, señores.


Todos salieron pitando de la clase, excepto Kelly, Harry, Ron ,la pobre Hermione y el tal Neville. Recogí mis cosas y al pasar junto a ellos les dije:


-No te preocupes Hermione, ahora tengo que irme, pero escucharé encantada todo lo que tengas que decirme de esa...PE...lo que sea-me sonrió agradecida- y Harry...siento muchísimo haberte mirado tan fijamente, ha sido una falta de respeto total.

-No te preocupes, me pasa desde que nací, y creo que me pasará hasta el día que muera-me sonrió, dando a entender que no le había molestado. Muy satisfecha, cogí del brazo a Kelly y nos largamos a comer también.


* * * 

-Hermione, déjame un trozo de pergamin...¡¡Ooooh!! ¿De quién es esta monada?

Eran las 10:00 de la noche, y estábamos todas en la sala común de Gryffindor. Por todas me refiero a mis compañeras de cuarto, que no eran otras que Kelly, Hermione Granger (que se llevó una grata sorpresa al descubrir que íbamos a ser ''compis'') y otras dos chicas, llamadas Violet y Alice, que también se mostraron muy amables conmigo. Estábamos todas tumbadas en cojines,después de cenar, y aprovechando para cotillear un poco, ya que a medianoche los de séptimo tenían el toque de queda impuesto, cuando una chica se acercó y vio a Strawberry.

-Es mío. Se llama Strawberry, y yo...bueno, yo soy Laura-levanté la vista y le sonreí. Era muy guapa, delgada, alta, con los ojos grandes y marrones y una sonrisa muy bonita.El pelo, largo fuerte y liso, le llegaba a la cintura, y era del mismo color que las zanahorias.Decidí no dejarme llevar por el pánico.Dos Weasleys en un día sería demasiada casualidad, por muchos hermanos que fueran.Y el pelirrojo no era un color de pelo tan inusual en Inglaterra.


-Ah, eres la profesora en prácticas, ¿no?,encantada, me llamo Ginny, Ginny Weasley-claro.¿Qué otro nombre iba a tener? por lo visto, atraía a los Weasley, aunque pensándolo dos veces, aquello no estaba tan mal.-Yo también tengo un micropuff, se llama Harold. Quizás podríamos juntarlos para que jugaran juntos.


-Sí, ¿Por qué no? por cierto, Ginny...¿sois muchos Weasleys en Hogwarts?-Decidí prepararme ante la perspectiva de más hermanos o hermanas que me recordaran a George.


-Ahora mismo ya solo quedamos Ron y yo, pero todos los demás también estudiaron aquí...¿Por qué lo preguntas?


-Oh, por nada, es que me ha parecido curioso conoceros a los dos el mismo día, y pensé que igual teníais más hermanos aquí...


Y así, entre presentaciones y nuevas amistades recién iniciadas, transcurrieron mis primeras semanas en Hogwarts, durante las cuales no dejé de pensar ni  un momento en George...



Capítulo 4:Un cuadro, un sombrero,un disfraz y un encargo

Las semanas pasaban, y todo en Hogwarts era maravilloso.Me llevaba genial con todos los alumnos (aunque he de admitir que los Slytherin eran algo más serios),las clases no iban nada mal, y aunque echaba de menos a mi familia, me encantaba estar en un ambiente tan mágico y especial.

No esperaba hacer tantos amigos tan rápidamente, pero así fue. Kelly estaba encantada de que Hermione Granger fuera amiga mía, porque según sus propias palabras ''nos relacionábamos con la gente más buena y popular de todo el castillo''.La verdad es que yo había empezado a tener un poco de confianza con ella a raíz de su asociación pro-elfista, (de la que por cierto me hice miembro) y la verdad era que no estaba muy segura de si la podía llamar ''amiga''.


Otra cosa que, no sé si para bien o para mal, me llamaba mucho la atención de Hogwarts era la cantidad de parejas que se veían por doquier, sobre todo en los últimos cursos. Hermione y el hermano de George, Ron, estaban juntos, y también lo estaban Ginny y Harry Potter. Incluso Neville, el chico torpón, estaba saliendo con Luna Lovegood, la rubia despistada que conocí en el tren. En cuanto a Kelly, no me decía nada, pero miraba demasiado a Dan Andrews, Un rubio impresionante de Slytherin, casa con la que compartían la asignatura de Pociones. Ni que decir tiene que el hecho de ver parejitas besándose cada vez que giraba la cabeza en un pasillo o en el jardín no me ayudaba a dejar de pensar en George Weasley, que seguía ocupando mi mente a cada segundo que pasaba.Me llegué a preguntar si no tendría algún tipo de trastorno obsesivo, aunque finalmente deseché esa idea.


Entre unas cosas y otras, octubre llegó con un viento frío y seco, al castillo. El profesor Flitwick no paraba de mandarme informes para rellenar, y Kelly y Hermione no paraban de insistirme para que me sentara a la mesa de Gryffindor a las horas de comer.

-¿Pero qué te impide sentarte con nosotras a comer? ¡Los otros profesores en prácticas se sientan en las mesas de sus casas!-decía Kelly enfadada.


-Claro, pero eso es porque ellos estudiaron en Hogwarts en su momento, y tuvieron una casa a la que pertenecer. Yo soy la única extranjera,y me da mucha vergüenza ocupar una mesa que no...es la mía.


-¿Te gustaría saber a que casa perteneces?-Me preguntó Hermione un día.


-Bastante, pero creo que voy con años de retraso.Debe ser bonito,¿verdad?


-Yo creo que es una de las sensaciones más especiales que pueden ocurrirle a un joven mago. Sinceramente, creo que es una pena que no haya ninguna forma de saber la que habría sido tu casa.


-Sí, me gustaría que hubiera alguna manera...


-Quizás la haya...la magia todo lo puede...y el ingenio también. Me voy a estudiar-Hermione me guiñó el ojo, y salió de nuestro cuarto rumbo a la biblioteca.


Los días siguientes estuve muy ocupada, porque casi todos los profesores se empeñaban en invitarme a sus clases como oyente. Además, la directora no paraba de recordarme que rellenara los informes de encantamientos ya que pronto tendríamos una reunión, por lo que me sentía más como una secretaria que como una profesora. Pasaba mucho tiempo en el despacho del profesor Flitwick, y llegaba tardísimo al cuarto cada noche,cuando todas las demás ya dormían, así que no hablaba mucho con ellas desde hacía varios días.

Lo más curioso es que una preguntilla estaba ocupando espacio en mi mente, una pregunta absurda que, sin embargo, necesitaba hacerle a alguien (a Hermione más concretamente) cuanto antes, pero como digo, no podía, pues apenas las veía más que por los pasillos.

El martes de la segunda semana de octubre estaba en la biblioteca esperando a la señora Pince,la bibliotecaria, que me tenía que dar un libro para el profesor Flitwick (sí, ahora también era recadera) cuando un pajarito de pergamino se posó en mi hombro. Pió un par de veces para llamar mi atención y se quedó inmóvil. Lo cogí entre mis manos y entendí que era una notita, la notita más mágica que nunca me habían mandado. Con pena por el pajarito la desdoblé y leí:


''¿Podrás escaquearte del despacho de Flitwick después de cenar? quiero contarte una cosa. Si no puedes no pasa nada, pero inténtalo.Estaré en la sala común. Hermione.''


Giré la cabeza en todas direcciones hasta que descubrí a Hermione, Harry y Kelly en el otro extremo de la biblioteca.Estudiaban tan concentrados que juraría que ni me habían visto. Pero claro, el pajarito de pergamino no mentía. Me prometí a mí misma estar en la sala común de Gryffindor a las 10:00 de la noche como muy tarde.


A las 10:30 de la noche, y tras ponerle a profesor Flitwick excusas muy pobres como mi cansancio y mi inminente resfriado (todo mentira, por supuesto) llegué a la sala común de Gryffindor a tiempo para ver a Hermione despidiéndose de Ron con un beso la mar de romántico. Sin querer estropear ese momento tan íntimo, esperé a que Ron se fuera a los dormitorios de los chicos para llamarla.


-Ah, Laura, pensé que no aparecerías. Me alegro de que hayas convencido a Flitwick.


-Sí, bueno, creo que piensa que estoy enferma o algo así...Por cierto, el pajarito de pergamino era genial. ¿Sobre qué quieres hablarme?


-Ven sentémonos junto al fuego y te cuento...es que quiero hacer un experimento y necesito que me ayudes.


Cuando Hermione terminó de contarme su idea, no pude evitar gritarle:


-¿¡Estás loca, Hermione!? ¡No vamos a colarnos en el despacho de la directora!


-¡Pero es que allí es donde se guarda el sombrero seleccionador! No hay otra forma de poder ponértelo para averiguar la que sería tu casa.


-Hermione, acabo de cumplir 19 años, la magia del sombrero ya no funcionará conmigo.


-¡O quizás sí! eso es lo que quiero comprobar...vamos, eres como mi profesora, tienes que ayudarme con esto...


Finalmente y no sé cómo (quizás me lanzó un encantamiento confundus sin que me diera cuenta), Hermione me convenció para realizar el descabellado plan. El sábado por la tarde, yo me las arreglaría para salir antes de la reunión de los profesores y me reuniría con ella en el pasillo del despacho de la directora. Sólo con pensar en lo que me estaba jugando por una tontería, me ponía mala.


* * *
-¿Estás segura de que quieres jugártela de esta manera?

-Vamos, Laura, tampoco es para tanto. Además, aparte de lo del sombreo necesito entrar en el despacho para saludar a alguien...

-Hermione, vámonos por favor.Sé que los Gryffindors sois impulsivos, pero piénsalo detenidamente y te darás cuenta de que...

-Venga, relájate y cuéntame mejor cómo has logrado escapar de la reunión antes que el resto de profesores...

-Pues...me han ayudado la verdad-dije mientras sacaba a Strawberry de debajo de mi túnica- En cuanto he terminado de exponer mis informes, le he dado un pellizco y se ha puesto a chillar. He pedido perdón y permiso para irme y darle de comer, y me lo han dado. Aunque la directora McGonagall me ha advertido que no la lleve más a las reuniones-sonreí levemente y escondí de nuevo a mi micropuff en el resguardado bolsillo de mi túnica.

-Menuda excusa.Me parece original-Hermione también sonreía-Bueno, vamos a entrar-miró fijamente a una de las estatuas que custodiaban la puerta de entrada al despacho y murmuró firmemente -¡Cattus Felix!

Gracias a Dios había estudiado Latín en la academia de magia en España.

-¿Gato Feliz? ¿esa es la contraseña para entrar en el despacho de McGonagall? ¡Es una estupidez! ¿Y tú como es que la sabes?- le pregunté a Hermione atónita, mientras las estatuas se deslizaban lentamente descubriendo una escalera de caracol que subía al despacho de la directora.

-Recuérdame que le dé las gracias a Nick Casi Decapitado, que me  hizo de espía, pero de todas formas no habría sido muy difícil de deducir. Al fin y al cabo, Minerva McGonagall es una animaga, y se transforma en gato.En cuanto a que es fácil, bueno, supongo que lo hace para despistar...o algo así-Hermione estaba serena y risueña mientras subíamos la estrecha y fría escalera de caracol, pero yo estaba a punto de sufrir un infarto en cualquier momento.

Finalmente llegamos al final de la dichosa escalera y nos encontramos frente a una pesada puerta de madera oscura y brillante. Con total naturalidad, como si aquello lo hiciera todos los días, Hermione sacó su varita y susurró un perfecto Alohomora que nos permitió entrar enseguida.


Era la primera vez que entraba en el despacho de la directora. Era una estancia amplia, sumamente ordenada, con un gran escritorio en el centro y una pared repleta de estanterías con enormes libros. las otras paredes estaban abarrotadas de retratos de diferentes personas. Kelly me había contado que eran todos y cada uno de los directores que Hogwarts había tenido. Miré a Hermione, que miraba fijamente a uno de los cuadros, en el que se veía un hombre con la barba y el pelo canoso muy largos, unos ojos azules de expresión amable detrás de unas gafas de media luna y un cómico sombrerito con estrellas estampadas. Me fijé en que Hermione estaba llorando, y con una sonrisa y una voz extremadamente dulce musitó:

-Buenas noches, profesor Dumbledore...


De repente, el cuadro cobró vida. El anciano mago pestañeó unas cuantas veces, sacudió ligeramente la cabeza y dijo con un tono jovial y despreocupado:


-¡Ah, buenas noches, señorita Granger! Me alegro de verla, ¿Cómo va todo? ¿El curso bien, verdad?¿Y qué la trae por aquí?


-Todo va de perlas, profesor, usted ya lo sabe...estamos aquí porque quiero realizar un experimento. Por cierto, le presento a Laura, la profesora en prácticas de encantamientos.


-Encantada, profesor-musité, pues al fin y al cabo, Albus Dumbledore había sido uno de los magos más importantes de todos los tiempos, de fama mundial, y aunque yo no lo había conocido en vida me alegraba de poder hablar con su retrato mágico.

-Ah, la discípula de Flitwick...Filius me ha dicho que eres sensible y aplicada, son cualidades muy importantes..¿De qué casa eres, querida?


-Eso es precisamente lo que hemos venido a averiguar- respondió Hermione antes de que yo pudiera decir nada-Laura, siéntate en esa silla, por favor.


Y a continuación Hermione volvió a sacar su varita, dijo claramente ''¡Accio sombrero seleccionador!'' y el famosísimo sombrero salió volando de un rincón de la estantería y se posó suavemente en sus manos.Guardando la varita, Hermione me colocó suavemente el sombrero en la cabeza.


-Vamos, sombrerito, selecciona a esta alumna-Dijo con voz amable.


-¡Ya no es 1 de septiembre! ¡No tengo por qué hacer esto, es más, me niego!-la voz cascada del sombrero salió de encima de mi cabeza, y me asusté un poco-¡Y encima es una vieja, no una niña!


-¡Oiga, que no soy ninguna vieja! ¡Acabo de cumplir 19 años, soy una muchacha joven!-Protesté. Al fin y al cabo, no iba a dejar que un sombrero parlante me insultara.


-Vamos sombrerito, por favor-rogó Hermione-sé que ya no está en edad escolar, pero nos gustaría saber a qué casa habría pertenecido...


Tras un rato de súplicas y ruegos, finalmente el sombrero accedió a analizarme. Si ya estaba nerviosa porque la directora podría entrar por la puerta en cualquier momento, mis nervios aumentaron.


''Bueno, querida...¿a qué casa te gustaría pertenecer?''-la voz del sombrero sonaba distante y envejecida en mi cabeza.


''En realidad creo que las cuatro casas son igualmente nobles y respetables pero...creo que no soy lo suficientemente valiente para estar en Gryffindor, y tampoco soy lo suficientemente ambiciosa como para ir a Slytherin. A veces fallo en algunas preguntas por lo qué no sé si en Ravenclaw...y Hufflepuff, bueno, no me considero egoísta, pero tampoco soy demasiado caritativa, podría ser mejor...no sé, decide tú, es tu trabajo''-pensé.


Al cabo de un minuto o dos de silencio total, finalmente el sombrero habló:


-Señorita Granger, al ser su amiga mayor de edad no puedo asegurar que mi predicción sea tan exacta como lo es la de un alumno de 11 años pero...yo diría que esta chica es...¡RAVENCLAW! 


-¡Enhorabuena, Laura! es genial, aunque me da pena que no seas una Gryffindor, pero me alegro mucho, es una casa maravillosa-dijo Hermione mientras me quitaba el sombrero y lo volvía a colocar en el estante tras darle las gracias.

-Vaya, no sé...me parece increíble saber por fin a qué casa habría pertenecido, aunque no me sirva de mucho ha sido una experiencia muy curiosa-respondí muy contenta, ya que Ravenclaw me parecía una casa realmente preciosa.


El profesor Dumbledore y algunos otros cuadros también me felicitaron por mi simbólica elección, y poco después nos dispusimos a irnos. Justo cuando Hermione ponía la mano sobre el pomo de la puerta, la interrumpí:

-Hermione...-dije vacilante-sé que con todo lo que has vivido para ti esta pequeña incursión no significará nada, pero para mí ha sido una  aventura en toda regla y...quería darte las gracias por animarme a hacerlo...como amiga.


-Oh, de nada Laura, eso hacen las amigas, ¿no? cosas divertidas juntas-me guiñó un ojo y volvió a empujar la puerta.De repente me vino a la mente la pregunta que quería hacerle desde hacía tiempo. Estábamos solas (a excepción de los cuadros, pero éstos nos habían prometido guardar el secreto) así que decidí aprovechar:


-Hermione...-se giró y me miró con curiosidad- ¿puedo...hacerte una pregunta un poco rara? es decir, es una tontería, pero me gustaría conocer tu opinión y...


-Claro, pregunta lo que quieras, mujer.


-Vale, ahí va. ¿Tú crees que yo podría...es decir, que puedo llegar a ser...una chica Weasley?

-Oh, bueno, eso depende...¿Qué es una chica Weasley?


-Em, pues tú, tú eres una chica Weasley, y Harry es un chico Weasley, ya sabes...ambos salís con un hermano Weasley, por eso te pregunto...crees que yo podría..?


-Espera, espera, ¿he entendido bien? ¿Te gusta algún Weasley, y quieres que te dé mi opinión al respecto?


-Eeeeeemmm...pues sí, si no es mucha molestia para tí, sí-me ruboricé hasta las orejas.

-No es tan fácil decidir si encajas con un Weasley...¿Qué hermano es? espera, no me lo digas, lo adivinaré, me gustan los retos-Hermione sonreía y tras unos segundos empezó a deducir- Doy por hecho que no conoces a Charlie, porque vive en Rumanía adiestrando dragones.


-No, no lo conozco-dije, sorprendida por la intrepidez del tal Charlie.


-¿Tienes cuenta de ahorros en Gringotts?


-Sí, la cuenta de la beca, pero es una cuenta muy simple...


-¿Entonces tampoco conoces a Bill?-negué con la cabeza-pues menos mal, porque aunque trabaja en Gringotts ya está casado, así que vuestro amor no habría sido posible.¿Has estado en el ministerio de magia?


-No, nunca he ido, aunque me gustaría visitarlo...


-Entonces tampoco conoces a Percy. Tiene un gran corazón, pero es ambicioso y un poco pedante, no creo que hiciéseis muy buena pareja. Suponiendo que no te interesa Ron...-de repente abrió mucho los ojos- porque no te interesa Ron, ¿verdad?

-Tranquila-dije entre risas-es un chico estupendo, y muy guapo, pero sois tal para cual, y además es mi amigo.


-Vale-dijo ella sonriendo-tampoco creo que te interese Ginny...¿o sí?


-No va por ahí la cosa-dije riéndome aún más.


-Entonces sólo me queda...-de repente Strawberry chilló desde mi túnica-¡Pues claro! ¡George! ¡Le conociste cuando compraste a Strawberry! ¡¡Oh, Dios mío, qué fuerte!! ¿De verdad te gusta George Weasley?-Hermione parecía sorprendidísima.


-¿Cómo me ves con él?-dije sonriendo como una auténtica boba.


-Pues si te digo la verdad, antes George era un gamberro, no habría encajado para nada con una chica seria y centrada como tú...pero en el último año y medio ha cambiado mucho...ahora es más tranquilo y sosegado, y hasta más tímido...creo que podrías tener posibilidades-me sonrió amablemente.


-Oh, Dios mío Hermione, ¿lo dices enserio? es que no sé, en realidad lo conozco muy poco, no sabría de que hablarle...


-De su familia no-se apresuró a añadir Hermione muy seria-no saques ese tema para nada.


-¿Te...refieres a su hermano?-pregunté triste.


-¿Lo sabes?


-Más o menos. Kelly me mencionó por encima lo de su...pérdida.


-Bueno, pues ya lo sabes.Fue terrible para todos, pero más para él, estaban unidísimos...


-Dime Hermione, fue muy duro, ¿verdad?-pregunté con mucho tacto.


-Ni te imaginas. La batalla final fue aquí, como sabes, y bueno...para mí es un milagro estar aquí casi dos años después, terminando mis estudios y paseando por el castillo reconstruido. Pasamos muchísimo miedo, y lloramos a mares, pero creo que el que peor lo lleva es Harry...no sé si te has fijado en que  a veces evita pasar por determinados pasillos para ir a clase. Lo hace porque se siente culpable al recordar la batalla y la gente que murió aquí. Y por supuesto, aún no hemos superado las pérdidas de nuestro familiares y amigos, y creo que nunca lo haremos...-Las lágrimas empezaron a resbalar por el hermoso rostro de Hermione, y yo me sentí fatal.


-Lo siento mucho, Hermione...no debí preguntarte nada, soy una estúpida.


-No te preocupes, es bueno que sepas estas cosas para que no menciones nada delante de Harry, Ron o Ginny...pero mejor vámonos, McGonagall estará a punto de llegar...


Nos escurrimos sigilosamente del despacho, y hablando de temas mucho más alegres, nos dirigimos a la torre de Gryffindor.En cuanto atravesamos el retrato de la señora gorda, una nube de confeti me estalló en la cara.Tras gritar y asustarme, vi que todos (Ron, Harry, Ginny, Kelly, Neville y hasta Luna) estaban en la sala común esperándome y haciendo salir confeti de colores de sus varitas. En cuanto la colorida nube se disipó, Kelly preguntó:


-¿Y bien? ¿Cómo ha ido todo? ¿Eres Gryffindor? ¡Dime que eres Gryffindor, por favor!


-Lo...¿Lo sabíais?-pregunté atónita-¿Sabíais lo del plan?


-Claro, Hermione nos lo contó todo-repuso Harry


-Así que decidimos esperarte aquí y celebrar tu ingreso no oficial en Hogwarts-Añadió Ginny muy sonriente


-Pero para eso necesitamos saber a qué casa perteneces.Venga, dilo ya-finalizó Ron, impaciente


-Muchas gracias por esperarme chicos, sois los mejores-musité emocionada- al principio el sombrero no quería, pero al final ha dicho que soy...


-¡¡Sssshhh!!-me interrumpió Hemione-¡No lo digas! que lo averigüen ellos mismos-y sonriendo, sacó su varita de la túnica.Tras indicarme que me estuviera quieta,empezó a hacer pequeños movimientos circulares en torno a mí, a la vez que murmuraba palabritas incomprensibles en voz baja.


De repente, una fina niebla plateada y brillante comenzó a salir de la punta de la varita y me envolvió lentamente. Y entonces comencé a cambiar.Mi pelo se volvió negro y ondulado, y se alargó hasta mi cintura. Mi ropa desapareció y me vi con un vestido largo y suave, con capas de tul y seda y de un color azul precioso, con hilos de color bronce adornando las mangas y el corpiño. Noté una pequeña y fina tiara en mi cabeza, y un águila de pergamino apareció posada en mi brazo.

Hermione me había disfrazado de Rowena Ravenclaw. Saludé teatralmente y dije:

-Una inteligencia sin límites es el mayor tesoro de los hombres.


-¡QUÉ FUERTE! ¡RAVENCLAW!-exclamaron todos. Todos me felicitaron e hicieron estallar más nubes de confeti, y Luna exclamó muy contenta:

-¡Vaya! enhorabuena, Ravenclaw es la mejor casa de todas, yo estoy muy orgullosa de estar allí.¿Te sentarás a nuestra mesa en el comedor?


-En realidad, creo que a partir de ahora me sentaré a la mesa de Gryffindor. Hoy me he sentido muy valiente, aunque no pertenezca a esta casa.


-¡Bien dicho!-exclamó Kelly-¡serás la primera Ravenclaw no oficial que se sienta en la mesa de Gryffindor! por cierto, Hermione, ¡ese disfraz es espectacular!

-Aunque podrías haber quitado la dichosa diademita, ¿no?-preguntó Ron torciendo el gesto-bastante tuvimos ya con encontrarla y...


-Oh, vamos, Ron, cielo, un buen disfraz es un buen disfraz-Contestó Hermione muy sonriente.


En ese momento el retrato de la señora gorda se abrió, y el profesor Flitwick entró en la sala común de Gryffindor. Me miró durante unos segundos y sonrió levemente:

-Buenas noches.Excelente disfraz, señorita Martínez, es usted el vivo retrato de Lady Rowena. ¿Qué encantamiento ha usado?


-En realidad, ha sido Hermione Granger...-me daba un poco de vergüenza estar ahí en medio disfrazada de una fundadora de Hogwarts.


-Es un hechizo sencillo.Me lo he inventado yo misma. Puedo hacer a los cuatro fundadores.


-¡Excelente, señorita Granger! 5 puntos para Gryffindor, por creatividad y destreza en hechizos. Señorita Martínez, venía a pedirle un favor.


-Por supuesto, profesor. Dígame-dije, mientras Hermione sacudía ligeramente la varita y recobraba mi aspecto normal.


-Necesito que vaya a recoger unos libros para el departamento de hechizos a Hogsmeade mañana. Le aseguro que iría yo mismo, pero la reunión de hoy se ha alargado a mañana.No, no se preocupe,no hace falta que usted asista, pero me gustaría que recogiera los libros.Le dejo el mapa del pueblo y la dirección de la librería. Es muy fácil llegar, y Hogsmeade no es un pueblo muy grande,confío en que sabrá orientarse. Espero que no le suponga mucha molestia...


-En absoluto, profesor-dije, aunque sí estaba un poquito molesta por tener que hacer de recadera- aprovecharé para hacer algunas compras personales.


Aquella noche me acosté muy feliz. Había infringido una norma del colegio, me habían colocado (de manera no oficial) en una casa, me había disfrazado de Rowena Ravenclaw, había conocido al retrato de Albus Dumbledore y al día siguiente iría a Hogsmeade...
Capítulo 5: El patronus desaparecido

-¡¡STRAWBERRY, CÁLLATE!! ¡¡DÉJAME PENSAR O A ESTE PASO NO VOLVEREMOS NUNCA!!-chillé deseperada.

El día había comenzado muy bien. Era un domingo soleado, aunque frío, había tomado un delicioso desayuno en la mesa de Gryffindor con Kelly y los demás, y tras haber apuntado en un papel el tipo de chocolate que más le gustaba a cada uno (ya que quería traerles un regalito de Honeydukes) cogí mi bolso y a Strawberry y salí de los jardines del castillo rumbo al pequeño pueblecito de Hogsmeade.

La mañana se había desarrollado con normalidad. Estaba maravillada de ver lo precioso que era el pueblo, todo de piedra y madera, con muchos jardines en flor y pequeñas tiendecitas. Era, en resumen, un lugar en el que se respiraba magia, y gracias al mapa del profesor Flitwick pude llegar a la librería y recoger los pesados libros sin problemas. Un rato antes de la hora de comer ya había acabado mis compras y mi estupendo paseo por la calle principal cuando decidí volver al castillo. Strawberry no paraba de chillar, a pesar de que le había dado sus aperitivos favoritos, y entre eso y que algunos callejones no venían señalados en el mapa del profesor, acabé perdiéndome. Sólo alguien tan torpe como yo podría haberse perdido en un pueblo tan pequeño, y tras media hora de dar vueltas por callecitas pintorescas que no iban a ningún lado, llegué a una plaza pequeña con banquitos y árboles en la que había más tiendas. Harta, me paré a descansar en  un banco de la placita, e intenté calmar inútilmente a Strawberry, cuando me fijé en que en un extremo de la plaza había uno de esos postes con carteles que indican direcciones. Muy contenta, me acerqué y lo leí atentamente, y seguí la dirección que indicaba el cartel de ''Avenida Principal''.

Tras unos minutos, llegué por fin a la enorme calle.Era la misma en la que había estado toda la mañana, solo que no la había recorrido entera, y ahora paseaba por el extremo sur,que no había visto una hora antes. Miré un poco frustrada el viejo mapa del profesor, y comprendí que lo que había hecho era dar una vuelta enorme alrededor del pueblo.
Resignada a llegar tarde a la hora de comer, me decidí a volver por fin a Hogwarts cuando un ligero resplandor naranja atrajo mi atención.Giré la cabeza y vi ante mí el escaparate vacío de una tienda.Pero no un escaparate cualquiera, y no una tienda cualquiera.

El rótulo rezaba:''Sortilegios Weasley.Hogsmeade''


Pestañée varias veces, principalmente porque no me lo creía. No era posible que estuviera viendo el rótulo naranja de la tienda del chico con el que estaba obsesionada.No era posible que tuviera una tienda en Hogsmeade, me había vuelto loca definitivamente.Me quedé mirando unos segundos el escaparate vacío, cuando una cabeza pelirroja apareció detrás del cristal. George Weasley apuntaba cosas en una pequeña libreta con cara de concentración. Tras unos segundos se apartó del escaparate.

La inyección de adrenalina y alegría que recibió mi cuerpo fue tan grande que, sin pensarlo dos veces, corrí hacia la puerta, la abrí de un empujón y en cuanto entré grité muy sonriente:

-¡George!¡Hola, me alegro de verte!


Estaba apoyado en el mostrador, escribiendo en su libreta. La tienda estaba revuelta, llena de cajas y paquetes, y con mucho polvo en las estanterías.Cuando oyó mi grito, levantó la cabeza y me miró sorprendido.


-Vaya, lo...lo siento, pero como puedes ver la tienda no está abierta aún...si quieres comprar algo tendrás que esperar o ir al callejón Diagón...- me dijo, ligeramente apurado.


Y entonces caí en la cuenta. Habían pasado casi dos meses desde la primera y última vez que nos vimos, en su tienda, en su famosísima tienda que siempre estaba abarrotada de clientes...George Weasley no se acordaba de mí. No tenía ni idea de quién era la loca que acababa de saludarlo como si fueran súper amigos.Tal fue la vergüenza que me entró que estuve a punto de echarme a llorar.


-Yo...yo...-balbuceé inútilmente, intentando no quedar peor de lo que ya lo había hecho.Pero no se me ocurría ninguna excusa ingeniosa. De repente, George me miró con curiosidad y murmuró:


-Oye...tu cara me suena de algo. Dime, ¿Nos hemos visto antes?

Un rayo de luz esperanzadora atravesó el negro cielo de mi desesperación al oírle pronunciar esas palabras. Le sonaba mi cara. No todo estaba perdido.


-¡Sí!- contesté impaciente por aclarar el asunto- Me llamo Laura, y soy amiga de Kelly.


-¿Kelly?


-Sí, Kelly, Kelly Kearny, ya sabes...sus padres tienen una tienda de souvenirs en el callejón Diagón.


-¡Ah, los Kearny! ¿Kelly es la morena de los ojos celestes?


-¡Sí, justo esa! Hace unos meses fuimos a tu tienda y me compré un micropuff.-Entonces, en ese mismo momento se me ocurrió una excusa genial para salir del paso- He decidido entrar cuando te he visto porque mi micropuff no para de chillar desde hace unos días. Le doy de comer, juego con ella y la lavo, pero estoy empezando a preocuparme.-Saqué a Strawberry de mi bolsillo, y sosteniéndola entre las manos, se la mostré a George, quien la recogió suavemente.


-Externamente parece que se encuentra bien...permíteme examinarla un segundo-sacó su varita del bolsillo, pronunció un hechizo que yo nunca había oído y una pequeña  luz roja se posó sobre mi micropuff y recorrió su redondo cuerpecito durante unos segundos, tras los cuales George sonrió, guardó su varita y me devolvió a Strawberry diciendo:

-Ya sé lo que tiene tu Micropuff, nada más y nada menos que un empacho. Me parece que le has dado demasiados dulces para comer, y ahora le duele el estómago, por eso chilla y está tan incómoda.


-Oh,no, Strawberry...-me sentía avergonzadísima- pobrecita, y yo cebándote aún más...soy una cuidadora horrible.


-No te preocupes, la indigestión y el empacho son las enfermedades más comunes que sufren los micropuffs, le pasa a muchos-hizo aparecer en sus manos un pequeño tarrito de cristal que contenía un líquido azul zafiro-dale 2 gotitas de esto cada mañana, olvídate de los aperitivos por un tiempo y en 4 o 5 días estará como nueva.


-¡Gracias, George, me has ayudado mucho!-dije mientras sacaba el monedero, le pagaba el tarrito y guardaba a Strawberry en mi cálido bolsillo- así que... te has trasladado a Hogsmeade por lo que veo...


-Bueno, hemos ampliado el negocio.Hace un año y medio le compramos el local al señor Zonko, el anterior dueño, pero no pudimos abrir por todo lo que pasó después...Así que ahora que casi todo ha vuelto a la normalidad he pensado en limpiar bien el local y abrir al público. Hogwarts está aquí al lado, así que los chicos podrán comprar cuando vengan de excursión...


-Claro, claro, es genial-dije, aunque no me había enterado de la mitad, tan pendiente como estaba de su sonrisa, sus ojos, su pelo...simplemente estaba eufórica por hablar con George Weasley-Bueno, se me está haciendo tarde, no voy a llegar a tiempo al gran comedor...¿ Te veré por Hogsmeade a menudo?- y tal como formulé la pregunta deseé morir allí mismo. ¡Qué vergüenza! George iba a pensar que era una psicópata.Pero en lugar de eso se rió alegre e irresistiblemente:


-Sí, voy a estar mucho por aquí, limpiando y ordenando todo, y cuando abra atenderé a los clientes...estaría genial que me hicieras publicidad en el castillo, aunque por ahora sólo vendré los fines de semana a limpiar-me guiñó un ojo y tuve que luchar conmigo misma para no lanzarme a sus brazos en ese instante.


-Cla...claro, tendrás esa publicidad, te lo aseguro. Los alumnos se pondrán muy contentos, aunque creo que el señor Filch no tanto-dije, intentando parecer ingeniosa-En fin, ha sido genial hablar contigo, George, pero he de irme. ¡Hasta luego!


-Lo mismo digo. Hasta pronto, Laura- George se giró hacia una de las cajas que tenía a medio abrir y empezó a sacar cachivaches y objetos de la tienda.Sonriente, tiré de la puerta, salí de la tienda y empecé a caminar rumbo a Hogwarts.

No llevaba ni  30 pasos dados cuando George salió corriendo de la tienda y me llamó:

-¡LAURA! ¡Espera, por favor! ¿Crees que podrías ayudarme?-dijo mientras se acercaba a mí, con aires de gran nerviosismo.


-Yo...bueno, depende de lo que sea, George, la verdad es que llego bastante tarde, y...


-Por favor, sólo será un minuto, y es algo sencillo y muy importante para mí. ¿Crees que podrás hacerme el favor?


-Claro-dije.

''Claro, si me miras con esos ojazos marrones que tienes...''-pensé, aunque eso no lo dije.

Así que volvimos de nuevo a la tienda. En cuanto entré, George sacó de una de las cajas un pequeño tarrito con algo blanco dentro. lo inspeccionó unos cuantos segundos, tras los cuales me dijo muy serio:


-Gracias por hacerme este favor, Laura. ¿Crees que podrías convocar a tu patronus? 


-¿Mi...patronus?-no entendía nada.¿Qué tenía que ver mi patronus en todo aquello?-¿Por qué?


-Supongo que es lógico que lo preguntes, y supongo que es justo que te dé una explicación. Verás, hace más o menos un año y medio, uno de mis hermanos y yo inventamos algo fantástico, un producto que sin duda nos ayudaría en la guerra contra Voldemort. Desgraciadamente, el caos se desató mucho antes de lo que esperábamos, y nunca pudimos probarlo para ver si funcionaba y comercializarlo. Ese producto está en este pequeño tarrito, y lo acabo de encontrar entre las cajas, así que me gustaría probarlo, aunque sólo sea para saber si habría funcionado en su momento.


-Pero ¿Qué es?-pregunté muy curiosa.


-¿Sabes lo que es el polvo de oscuridad peruano? también lo vendemos aquí, básicamente es un polvo que crea oscuridad-asentí con la cabeza-bien, pues nosotros conseguimos inventar su contrario ..esto es polvo de luz, y aplicado sobre un patronus, puede intensificar su brillo durante uno o dos minutos.


-Y eso es útil porque...-dije, sin seguir del todo el hilo de los pensamientos del guapo pelirrojo que me miraba tristemente.


-Claro, tú no lo comprendes porque seguramente nunca has visto a un dementor...Y deseo que no lo veas jamás, créeme. Hay que ser muy fuerte y tener mucho autocontrol como para pensar en cosas alegres mientras esos demonios te roban el alma poco a poco. En una situación crítica, es muy útil disponer de algo que ayude a tu patronus a brillar y así ahuyentar a los dementores. Y ahora que te he explicado todo esto, ¿Podrías convocar a tu patronus?


-Ya, seguro- dije burlonamente, intentando animarle- ¿Y por qué no convocas tú al tuyo, eh, listo? Seguro que es alguna especie de polvo picante que me hará estornudar, o flotar o algo así, tramposillo.


Jamás me habían mirado tan seria y tristemente. George musitó:


-No convoco a mi patronus porque no tengo patronus.


-¿Qué?-dije conmocionada. No me lo podía creer, no podía creer que la hubiera pifiado tanto con mi comentario- ¿Cómo no vas a tener patronus, George? vamos, hombre, todo mago tiene su patronus, no podrías haber aprobado los TIMOS sin saber convocar un Patronus...

-Creo que no lo has entendido-George cada vez hablaba más tristemente- yo tenía un patronus, lo tuve en su día, pero...bueno, se fue, y estoy completamente seguro de que no va a volver. Y no me gustaría seguir hablando del tema, así que, si no vas a hacerme el favor...


-No, no, perdona, soy una estúpida. Allá voy- y  aunque me sentía mal por George, intenté concentrarme en recordar la alegría que sentí el día que me llegó la carta de la beca en Hogwarts, saqué mi varita y dije: ¡Expecto Patronum!


Una fina niebla plateada comenzó a salir de mi varita, y lentamente fue tomando forma, hasta que un enorme, majestuoso y precioso caballo apareció flotando a mi lado. George sonrió, aunque muy levemente:


-Un caballo...es un animal majestuoso, noble y muy bonito. Creo que te pega mucho.-Me sonrojé violentamente, y el caballo tembló un poco-No te pongas nerviosa, que entonces el patronus se va y no puedo probar mi producto-Parecía un poco más animado.

George destapó el tarro, cogió un puñadito del polvo de luz y lo sopló lentamente sobre mi caballo. Al principio no ocurrió nada, pero poco a poco el brillo de mi patronus fue intensificándose. Mi caballo estaba precioso, parecía una estrella, brillando con luz propia. Y george estaba muy satisfecho.


-Muchas gracias, Laura, ahora me consuelo pensando que si alguna vez nos hace falta podré fabricar más. Ya puedes hacer desaparecer a tu patronus. El efecto debería pasar en unos minutos, así que la próxima vez que lo invoques será normal de nuevo.


-No es nada, George, me alegro de haber podido ayudarte. Si puedo ayudarte en algo más...


-No hace falta, gracias. Mejor vete, creo que vas un poco tarde para la comida.


-¡Madre mía, es verdad! ¡Hasta pronto, George!


Y dejándole allí, sonriendo, corrí como alma que lleva el diablo hasta que llegué a Hogwarts. Irrumpí en el comedor en mitad del almuerzo, con el abrigo, la bufanda, las bolsas con las cosas que había comprado y Strawberry en el bolsillo.

-¡Señorita Martínez! ¿Pero qué horas y que forma de llegar son estas?-Dijo la directora escandalizada, mientras los alumnos se giraban a mirarme entre risas.


-Lo siento, directora McGonagall, no se volverá a repetir.


Me senté junto a Kelly en la mesa de Gryffindor, y mientras me servía filete y puré, ésta me preguntó:


-¿Qué, cómo ha ido la mañana? ¿Qué te ha parecido Hogsmeade?


-Sin lugar a dudas, Kelly, puedo decir que Hogsmeade el el lugar más mágico y romántico el mundo-dije sonriendo pícaramente.


Capítulo 6 :Despedidas navideñas

-Y ahora la señorita Martínez va a proceder a explicaros cómo se realiza el encantamiento confundus. Adelante, señorita Martínez...Señorita Martínez... ¿Me está usted oyendo?

-Creo que le han hecho el confundus a ella,porque menuda cara de despistada...-dijo una chica con coletas, de tercero de Hufflepuff.

Al oírla volví en mí. Me había vuelto a despistar. Últimamente eso me pasaba con frecuencia, con más de la que yo quería, y la culpa de todo la tenía George, por ser tan simpático.

En efecto, en apenas un mes y medio me había hecho amiga de George Weasley. Desde que lo vi en Hogsmeade por primera vez, me juré a mí misma bajar al pueblo cada fin de semana y pasar ''casualmente'' por delante de su tienda. La mayoría de las veces él estaba allí, limpiando y acondicionando la tienda,y yo me ofrecía a ayudarle a mover cajas, limpiar el suelo... al principio él  me decía, apurado, que no hacía falta que yo le ayudara, pero yo lo hacía de todas formas, y mientras limpiábamos y dejábamos reluciente la tienda, hablábamos de nuestras vidas, de la gente a la que conocíamos, del castillo...nos reíamos un montón, y descubrí que George no era sólo guapo y trabajador, sino también simpático y muy ocurrente. Sin embargo, a veces se ponía muy serio de repente, y entonces no hablaba durante un buen rato.

Ahora, en pleno diciembre, y a falta de una semana escasa para la evaluación, el profesor Flitwick me comentó por lo bajo que si no me encontraba bien podía ir a la enfermería a descansar. Intentando no perder la poca dignidad que me quedaba, salí de mi ensoñación y disculpándome con los amables Hufflepuffs, dí el resto de la clase con normalidad.
Durante la comida vi a Flitwick hablando con McGonagall. Ambos miraron discretamente hacia nuestra mesa en un par de ocasiones, que a mí no se me escaparon.Mientras me comía el coco por si los profesores bajaban mi nota en la reunión trimestral (al ser profesora en prácticas yo también tenía nota), Kelly, sentada a mi lado, me dio un golpe en el brazo.

-¡Aaay! ¿¡Qué haces, bruta!?-dije soltando el tenedor y frotándome la enrojecida zona.


-¡Te estoy hablando desde hace unos 15 minutos y tú no paras de mirar a Flitwick! ¿Qué pasa, que ahora es él tu nuevo amor, y no...?


-¡CÁLLATE, KELLY!-chillé,aterrada de que mi amiga pronunciara el nombre de George Weasley, ya que Ron y Ginny se sentaban en nuestra mesa, muy cerca de nosotras.


-Relájate,española-Kelly mostraba esa sonrisa burlona que tanto me irritaba a veces-que no iba a decir nada de tu futuro novio.


-¿Futuro novio? ¿no vas un poco rápido, Kelly?Vale que hemos empezado a llevarnos bien, y al menos yo le considero mi amigo, pero no sé si le gusto aunque sólo sea un poco...


-Claro, ¿cómo lo vas a saber si no te lo curras? tienes que esforzarte Laura, tienes que luchar.


-¿Qué quieres decir con eso?-dije un poco ofendida.


-¿Qué voy a querer decir? coquetea, Laura, ¡Coquetea! no te limites a ayudarle como si fueras una criada, tienes que sonreír, ponerte guapa, que vea que eres especial para él, hazte la difícil, chica...¡esfuérzate para que no piense en otra que no seas tú!


-Es muy fácil decir eso, pero apenas le veo más que en la tienda, y no me parece un lugar apropiado para...¿Qué has dicho? ¿Hacerme la difícil?


-Ese es justo tu problema Laura. ¿No te das cuenta de que irías junto a George en cuanto te lo pidiera? eso no puede ser, no puedes arrastrarte. Aléjate, no le hables por un tiempo, sé misteriosa, y no una debilucha y cursi niñata, ¡ Y verás cómo triunfas!


Kelly es más que una amiga, es prácticamente una hermana para mí. Pero ese comentario, dicho en ese tono y en ese comedor en medio de la mesa de Gryffindor, me molestó como nunca. Ofendidísima, le solté a Kelly:


-Ah, ¿Entonces lo que tú estás haciendo con Dan Andrews es hacerte la difícil y la misteriosa? porque me parece que no da muy buenos resultados, Kelly. De hecho, dudo que ese chico sepa ni que existes siquiera, y todo por no hablarle y no ser amable.


-¿¡PERO DE QUÉ VAS!? ESE COMENTARIO HA SIDO RASTRERO Y CRUEL, LAURA.


-No grites, que McGonagall te va a reñir. Y si te ha parecido rastrero y cruel, no vuelvas a criticarme de esa forma.¿Acaso no sabes lo difícil que es todo esto para mí, Kelly? Yo no tengo la confianza que tienes tú.


-¿Sabes qué? te ofendes muy fácilmente. Yo sólo intentaba ayudarte, pero tranquila, que a partir de ahora no voy a decirte nada.- Kelly se levantó y salió del comedor dramáticamente.


Suspiré deprimida, y sin querer oír las amables palabras que Hermione y Ginny intentaron dirigirme, me fui a la biblioteca a corregir exámenes.
*  *  *
-Me ayudaría bastante saber en qué he fallado, y porqué no llego ni a un triste notable, directora.-estaba en el despacho de McGonagall, enfadadísima y zarandeando un papel que el profesor Flitwick me había entregado.

-Le aseguro que tampoco ha sido grato para mí, señorita Martínez-la directora me miraba amablemente, si bien su mirada era severa como de costumbre-pero tómese su 6,5 como una nota estimativa. Para mí viene a significar que se ha adaptado bien a Hogwarts y al cambio que ello supone para usted, si bien en las últimas semanas su rendimiento ha bajado, los profesores la han notado distraída, aunque yo lo achaco a estas fechas navideñas, en las que sin duda extrañará a su familia. Por supuesto, la evaluación es continua, y estoy segura de que podrá mejorar muchísimo de aquí a final de curso.

-¿Es usted consciente de que no me convalidan las prácticas con el ÉXTASIS si no saco un 8.5 como mínimo, verdad, directora?-Dije muy indignada, ya que no creía merecer esa nota.

-La pregunta no es si yo soy consciente, señorita Martínez. La pregunta es si lo es usted. Y más le valdría irse a dormir, mañana es la excursión navideña a Hogsmeade y no quiero profesores cansados. Buenas noches, señorita Martínez.

-Pero...

-He dicho buenas noches, Laura, querida.-la directora frunció levemente el ceño y yo salí pitando del despacho.

Era increíble que 5 días después de haber discutido con Kelly, ésta aún no me hablara y me evitara por los pasillos. Pero era aún más increíble descubrir que no había llegado ni al 7 en la primera evaluación. Lo único bueno que tenía en aquel momento era la excursión navideña a Hogsmeade que se realizaría al día siguiente, pero como iba de profesora acompañante y no por libre, no tendría apenas tiempo para ver a George y despedirme, ya que no volvería a Inglaterra hasta después de navidad.
Decidí salir un momento al jardín para respirar aire puro y así despejarme. Caminé rápido hacia el patio, ya que técnicamente no se podía salir al jardín por la noche. En cuanto llegué a una explanada de blando césped, junto a un enorme roble, comencé a hacer lo que mejor se me daba:gritar en Español.

-MALDITA SEAS, MCGONAGALL. ¿TANTO TE COSTABA PONERME UN ASQUEROSO 7? ¡ME HE ESFORZADO MUCHO COMO PARA NO OBTENER RECOMPENSA! ¡Y MALDITA SEAS TÚ TAMBIÉN, KELLY KEARNY! DEBERÍAS PEDIRME PERDÓN POR SER TAN GROSERA. Y SOBRE TODAS LAS COSAS, ¡MALDITO SEAS MIL VECES, GEORGE WEASLEY! ¿POR QUÉ TUVISTE QUE CRUZARTE EN MI VIDA? ¿POR QUÉ TIENES QUE SER TAN ADORABLE QUE ME VUELVES LOCA? TAN LOCA,QUE ESTOY GRITANDO EN MEDIO DE UN CASTILLO A LAS 10 DE LA NOCHE. ¡NO LO SOPORTO! LA GENTE VA A DECIR QUE ESTOY MÁS LOCA QUE..


-
Deberías relajarte un poco, Laura...-una vocecilla aguda sonó tras de mí interrumpiendo mi alocado monólogo.Me giré sobresaltada.


-Luna Lovegood...oh, vaya,¿Me has oído, verdad? que vergüenza..


-No te preocupes, no he entendido nada...bueno sí, los nombres. No sé qué te habrán hecho la directora McGonagall, Kelly y George Weasley, pero no habrá sido muy agradable...

-Digamos que no ha sido mi mejor semana. ¿Qué hacías tú aquí tan sola en el jardín? ¿También ibas a gritar para desahogarte?-Luna Lovegood era la clase de chica que parecía no haber gritado en su vida, pero nunca se sabe.

-No, estaba buscando torposoplos...


-Torpo..¿qué?


-Torposoplos...son criaturas invisibles que se meten en los oídos de la gente y les afectan el cerebro...si prestas atención los oirás zumbar...


-Lo siento,Luna, pero tengo un poco de prisa...me voy a dormir, me encuentro fatal...


-Deberías hablar con Kelly, ha estado muy triste estos días.


-Lo sé, discutimos el lunes y aún me evita...pero ¿por qué tengo que pedir perdón yo siempre, Luna? ¿Por qué no ella?


-Porque la responsable eres tú, estoy segura. Además, no es bueno estar peleados con las personas que queremos, y menos cerca de navidad, ¿No crees?


-Tienes razón, Luna. Eres una chica muy sabia, una digna Ravenclaw.


-Gracias, no mucha gente me dice eso.-Luna sonrió levemente. Me despedí de ella y me dirigí a la sala común de Gryffindor para hablar con Kelly.


En cuanto atravesé la pared y empecé a subir las escaleras de los dormitorios, unos sollozos me detuvieron. Agucé el oído. No había duda, alguien estaba llorando. Discretamente, me asomé por la barandilla, y me quedé de piedra al distinguir una lisa y brillante melena de fuego.


-¡Ginny!-exclamé mientras corría escaleras abajo junto a la chimenea, donde estaba sentada la menor de los Weasley llorando con auténtica aflicción. En cuanto me vio levantó los ojos,anegados en lágrimas, y farfulló:


-La...Laura...lo siento...yo...no puedo parar de llorar...ayyy-desesperada, se abrazó a mí y continuó su silencioso y discreto llanto.


-¿Pero qué te pasa Ginny? ¿Por qué estás aquí tan sola llorando? ¿Donde está Ron, o Hermione, o Harry? ¡Que son tu hermano, tu cuñada y tu novio!


-Hermione está...estudiando para subir nota...el domingo...y..Har...Harry y mi herman..hermano están entrenando al qui..qui..dditch...y yo no quería moles...tarles con mis tonterías...porque..por que..-apenas podía hablar entre sollozos.


-Vale, está bien, tranquila. Pero nadie llora así por una tontería, Ginny. No te estoy diciendo que me lo cuentes, respeto tu intimidad, pero...


-¡Es por mi hermano!-me interrumpió algo más calmada-Se están acercando estas fechas, la navidad ya viene, y sé lo que va a pasar, lo de siempre...


-¿A qué te refieres? No entiendo,¿no te gusta la navidad?


-No es eso, es que...-suspiró-Laura, no sé si sabrás que tengo...bueno, tenía un hermano, que falleció en la batalla hace casi dos años.


-Sí, algo he oído. Pero no tienes que hablar de ello si no quieres, Ginny.


-¡Ese es justo mi problema! ¡Todo el mundo me dice eso y estoy harta, no puedo más! Mi hermano era un chico bueno, guapo, y una persona perfecta y excelente a la que yo amaba, ¿Por qué no puedo hablar de él? ¿Por qué no puedo recordar los buenos momento que vivimos juntos? Y en mi familia es aún mucho peor...no tienes ni idea de la que se forma en cuanto menciono algo de mi pobre hermano: Mi madre se pone a chillar y a llorar, y se va a su cuarto, mi padre me dice que me calle y va a calmar a mi madre, Bill, Charlie y Percy me miran como si hubiera cometido un crimen, George se desaparece Dios sabe adónde para llorar a solas, y Ron se pone más blanco que la cera y se encierra en el baño. Son todos idiotas, por eso no me gustan las navidades. No hago nada malo, ¿Verdad? yo solo quiero...recordarle...yo le quería mucho...era nuestro hermano...¡ERA MI HERMANO!-Ginny se puso a llorar de nuevo. Volví a abrazarla sin saber muy bien qué decir para consolarla. La verdad es que era un asunto familiar delicado.Estuve diciéndole palabras de ánimo, y aconsejándole que hablara tranquilamente con sus padres o sus hermanos hasta que llegaron Harry y Ron, que inmediatamente se acercaron preocupados.


-Bueno, Ginny, te dejo en buenas manos. Me voy ya, que quiero hablar con Kelly, ¿sabes si está en la habitación?


-Creo que sí...Muchas gracias, Laura, necesitaba abrazar y hablar con alguien-Ginny aún tenía los ojos tristes, pero sonreía un poco.


-De nada mujer, y ya sabes...si quieres hablar de lo que sea o de quien sea, aquí estoy-guiñé un ojo, y sonriendo, subí al cuarto dispuesta a hacer las paces con Kelly.


Al día siguiente, en Hogsmeade, no podía parar de sonreír. Kelly me había pedido perdón en nuestra reconciliación, y se había comprometido  a ser más amable con Dan Andrews, mientras que yo me propuse ser un poco más misteriosa con George.

El día fue muy ajetreado, ya que tuve que controlar a los chicos de 3º , los más pequeños que acudían a la excursión, pero finalmente a a hora de comer tuve tiempo de despedirme ligeramente de George y desearle una feliz navidad. Él me sonrió todo el tiempo y me deseó lo mismo, aunque lo noté ausente. Pensé en que quizás, como a Ginny, a él tampoco le gustaba recordar a su hermano en navidad.

2 días después volvimos a Londres. Las vacaciones de navidad habían comenzado, y yo debía volver a España. Me despedí de Kelly y los señores Kearny en el aeropuerto, y tras el vuelo, me reencontré calurosamente con mi hermano Marcos y su novia, Pili, que me esperaban con un cartel con mi nombre. (Mi hermano tiene 26 años y coche propio, por lo que el transporte fue rápido y cómodo)

Cuando llegué a casa, y tras la calurosa bienvenida de mis padres,(mi madre chilló cuando vio a Strawberry, y yo tuve que explicarle que estaba viva y que era mi mascota) estaba tan cansada, que apenas me enteré de nada de lo que me preguntaban.

Aquella noche pensé en como debía ser una navidad en Hogwarts, y me prometí a mí misma vivirla algún día...


Capítulo 7: Te he echado de menos 

El silbato del tren sonó. No podía creer que hubiera vuelto a Hogwarts. Y, para ser sincera, tampoco podía creer el frío que hacía. Por suerte en el castillo las chimeneas ardían con fuerza en casi todas las habitaciones y en las 4 salas comunes, y las vistas desde el castillo eran demasiado hermosas. A menudo me quedaba mirando el bosque a través de los ventanales.
Aquel trimestre tenía que esforzarme. Al fin y al cabo, mis padres habían visto mis notas, y aunque no entendían nada de magia, me habían encargado un notable alto como mínimo. Fue por eso por lo que me reuní con el profesor Flitwick, y una semana después de nuestra vuelta de las vacaciones de navidad...

-Perdón, señores,¿ Creen que podrían dejar el pudding de chocolate con frambuesas y atenderme un minuto?-El profesor Flitwick se levantó (bueno, en realidad se subió literalmente a la mesa de los profesores, ya que por su estatura no se le veía bien de otra forma) en medio del gran comedor cuando todo el mundo estaba, desde luego, más preocupado en el postre que en cualquier otra cosa. Golpeó una copa unas cuantas veces y luego, cuando el silencio fue más o menos soportable, comenzó a transmitir mi idea a los alumnos:

-Hogwarts es un lugar en el que la magia, la educación y el conocimiento confluyen en perfecta armonía desde hace siglos. Importantes magos con grandísima creatividad han salido de esta noble institución. Por eso, me congratula comunicaros que he decidido llevar a la práctica una idea que me comentó hace unos días la señorita Martínez, vuestra profesora de encantamientos en prácticas. Señorita Martínez, si tiene usted la amabilidad de venir aquí, podrá explicar a los alumnos su idea con más detalle.

Tragué la última frambuesa de mi estupendo postre, y ,sacudiéndome la falda,me levanté y fui hasta el estrado de mármol sobre el que se levantaba la mesa de los profesores. Junto al profesor Flitwick, que me miraba muy sonriente, comencé a explicar:


-Bueno, he tenido una pequeña idea...en realidad es algo sencillo, y por supuesto no es obligatorio...Es que el otro día estaba mirando por la ventana mientras nevaba porque en España no nieva...-me estaba yendo por las ramas. Carraspeé un par de veces y proseguí-Bueno, que estaba pensando en lo bonito que es Hogwarts, y en lo afortunada que soy por estar aquí. Y entonces se me ocurrió la idea. ¿No os habéis parado a pensar lo increíbles y especiales que sois todos y cada uno de vosotros? Mi familia es muggle, y a veces me da pena que mis padres o mi hermano mayor no sepan lo que se siente al realizar un hechizo con su propia varita. Por eso quiero proponer una especie de concurso de encantamientos. Podéis inventar hechizos útiles, pero eso sí, nada peligroso, por favor.Lo dividiremos en categorías de dificultad según el curso en el que estéis, y se entregarán premios a los más creativos. Podéis escoger entre 2 temas: Hogwarts en general, o vuestra propia casa. Espero que participéis todos, aunque, como os he dicho antes, no es obligatorio, entiendo que tenéis muchos exámenes. Pronto os comunicaremos la fecha límite para participar y la lista de premios. Bueno...creo que eso es todo.


Tras unos segundos de tenso silencio, poco a poco los alumnos empezaron a aplaudir y a hablar entre ellos con tono de aprobación. Suspiré aliviada, ya que parecía que la idea les había gustado, al menos a la mayoría. Además, el resto de profesores parecían muy satisfechos con la propuesta. O eso creía yo.


Una semana después, salí del despacho del profesor Flitwick tras estar en la enésima reunión de quejas de profesores. ''Ni más ni menos'', pensé, porque no me podía creer que se hubieran producido tantos accidentes en una sola semana. Y es que los alumnos se habían ilusionado mucho con el concurso, especialmente los más pequeños, y se habían ilusionado tanto, que en la última semana las explosiones, chillidos, tropezones, heridas, discusiones y hechizos fallidos estaban a la orden del día en Hogwarts. La señora Pomfrey ya no daba abasto con tanto alumno experimentador, y muchos profesores venían a quejarse. Pero ni el profesor Flitwick ni yo queríamos suspender el concurso, y cada noche acababa agotada por quedarme a las reuniones a convencerlos a todos.

Afortunadamente,ese día la reunión acabó a primera hora de la tarde, y pude subir a mi habitación a descansar durante un rato. Al fin y  al cabo, era viernes, no me iba a pasar nada por dormir un rato. Más tarde fui con Kelly a la biblioteca, ya que tenía que consultar varios libros.

Al acercarnos a la puerta, vimos como la señorita Pince reñía a un chico de segundo de Hufflepuff.

-¡BASTA, SEÑOR ANDREWS! ¡LE ADVERTÍ QUE NO QUERÍA OÍR NI UN SOLO SONIDO MÁS! ¡NO EN MI BIBLIOTECA! ¡DEBERÁ HACER SUS DEBERES EN OTRO SITIO!-la bibliotecaria, indignada, entró de nuevo y cerró la puerta.


-Pobre chico...-dije preocupada, ya que el niño parecía sentirse muy culpable.


-No me lo creo...¡Es Philip Andrews! ¡Es el hermano de Dan!-me susurró Kelly muy nerviosa.


-¿Philip y Dan Andrews son hermanos?-dije muy sorprendida, y eso que les daba clase a ambos-¡Pero si uno es Slytherin  y otro Hufflepuff!


-¿Y eso qué tiene que ver? No todos los hermanos están en la misma casa. Ven, vamos a hablar con él.


-Ya, tú lo que quieres es ganar puntos-susurré mientras Kelly me arrastraba hacia Philip.


-Hola-dijo Kelly con un tono dulce e impropio de ella cuando llegamos junto al chiquillo-¿Estás bien? No hemos podido evitar oír cómo la señorita Pince te reñía.


-Estoy bien, gracias, pero me ha echado injustamente. Yo sólo estaba estudiando y practicando hechizos para...tú concurso, Laura-dijo señalándome.


-Oh, no, ¿Qué has hecho? ¿Has prendido fuego a algo, Philip?-dije muy preocupada. Al día siguiente la señora Pince se iba a quejar, seguro.


-¡Qué va! El hechizo que he inventado es sencillo y muy divertido. Sólo tienes que saber de qué casa es el destinatario y pronunciar las palabras, ¡Mira!- y sin mediar palabra, apuntó a Kelly con su varita y gritó- ¡Silvaticus Gryffindor!


-¿Estás seguro de que funciona?-dije, al ver que no ocurría absolutamente nada con Kelly.


-Dile que hable-dijo Philip muy sonriente.


Y en cuanto Kelly abrió la boca, soltó un rugido, un auténtico rugido de león. Sorprendida, intentó gritar, pero no hizo más que seguir rugiendo furiosa. Estaba armando un buen jaleo en medio del pasillo, así que hice un Finite incantatem antes de dirigirme de nuevo a Philip.


-¡Es completamente genial, Phil! ¿Funciona con las cuatro casas?


-Bueno, aún tengo que perfeccionar un poco el ruido del tejón de Hufflepuff, pero por lo demás me va muy bien. Deberías haber oído a Annie Flint graznar como una auténtica águila y a Roger Sherwood silbar como una culebra. Por eso me ha echado la señorita Pince, por practicar con mis compañeros.


-Veo normal tu expulsión, no debiste hacer eso en la biblioteca. Pero te diré una cosa Philip: si consigues perfeccionar el hechizo, tienes muchas probabilidades de ganar-dije sonriendo.


-Laura tiene razón-dijo Kelly, de nuevo con voz humana-el hechizo es miau bueno,digo...muy bueno.


-¿Acabas de maullar?-dije mirándola extrañada.


-Creo...creo que sí...no estoy segura de si era un miaullido...¡Vaya, otra vez!-Kelly estaba atónita.


-Ah, sí, bueno...es que el hechizo tiene ese pequeño efecto secundario...gallos, maullidos, silbidos ocasionales...pero se pasa en un rato-dijo Philip un poco avergonzado.


-¿QUE SE PASA EN UN RATO? ¡ESTOY RIDÍCULA! MÁS TE VALE QUE NO DURE MIAUCHO, DIGO, MUCHO!


-Sí, esto...tengo que irme chicas. Gracias por todo, ¡hasta luego!-Y tan rápido como pudo, Philip Andrews se fue corriendo.

-¡TE MIAUTARÉ, PHILIP ANDREWS, TE JURO QUE TE MIAUTARÉ!-Kelly estaba fuera de sí, mientras que yo luchaba por aguantar la risa.


-Puedes matarle si quieres, te doy permiso-dijo una voz a nuestra espalda de repente.


-¿DAN? oh, miaudre mía, lo siento...


-No te preocupes, soy yo el que debería disculparse...mi hermano es muy bueno, pero un poco travieso, aunque luego se arrepiente. Seguro que mañana te pide perdón.


-No te prrrrrreocupes-tosí para aguantar la risa al oír que Kelly no sólo maullaba, sino que también ronroneaba de vez en cuando- no ha sido nada imporrrrrtante, seguro que se miau pasa...digo, se me pasa pronto.


-Eso espero, o le torturaré personalmente en tu nombre-Dan sonreía muy animado.


-Bueno-dije yo, interrumpiendo el coloquio de la parejita-Kelly, nos van a cerrar la biblioteca y tienes que sacar los libros.


-¿Qué libros vas a sacar?-preguntó Dan, siempre dirigiéndose a Kelly y pasando de mí.


-Los del trabajo de Pociones, esos que no hizo apuntarrrrrrr el profesor Slughorn.


-Vaya, pues lo siento, Kelly, pero los he sacado yo hace un rato. Los tengo en mi habitación, estoy haciendo el trabajo.


-¿Y crees que vas a tardar miaucho...digo, mucho?-Kelly estaba cada vez más avergonzada, y se le notaba.


-No, creo que este fin de semana terminaré. Si quieres quedamos el domingo por la tarde en los jardines y te los doy. Le diré a la señorita Pince que los tienes tú.


-¿Quedarrrr, tú y yo? ¿en los jardines? ¿lo dices de verrrdad, Dan?-Kelly (y yo también, la verdad) estaba sorprendidísima.


-Claro. Es decir, te los llevaría a tu sala común, pero un Slytherin no puede entrar en Gryffindor por muy buenas que sean sus intenciones-Dan guiñó un ojo y Kelly se rió de la forma más estúpida que yo había oído nunca. 


-Por supuesto, no puedes entrar...vale, el domingo por la tarde nos vemos, junto al lago si quierrrres.


-Te veré el domingo, Kelly. Perdona otra vez por lo de mi hermano. Aunque no tienes de qué preocuparte, estás muy graciosa maullando.


-Bueno, Dan, tenemos que irnos-dije yo, viendo que a Kelly le iba a dar un colapso en cualquier momento- ¡Hasta luego!


-¡Y miauchas gracias por lo de los libros!- Gritó Kelly.


Aquella noche nuestra vida amorosa fue el tema de conversación estrella en la habitación. Por supuesto, a mí también me preguntaron, pero como Ginny estaba delante y bien atenta, no dije ni una palabra. Cuando todas se durmieron estuve comentando el asunto con Kelly:


-¡Madre mía Laura! aún no me creo que tenga una cita con Dan el domingo...bueno, él no ha dicho que sea una cita, es para darme los libros, pero hemos quedado en el lago, ¡y eso cuenta como cita! ¿Tú que opinas?-Kelly ya hablaba normal y estaba extasiada. 


-Ya te lo he dicho antes con las chicas. Creo que lo tienes en el bote, está claramente colado por ti.


-No sé, no sé, no quiero ilusionarme, pero todo es tan genial ahora mismo...Y hablando de chicos que están en el bote, ¿Qué tal con George? ¿No le has visto ni nada?


-Ufff, ni me lo nombres-dije suspirando- mi cuñada, Pili, no ha parado de interrogarme en todas las navidades. Me ha cantado eso de ''Se te nota en la mirada, que vives enamorada'', y no hacía más que insisitir en que ''me había echado un novio inglesito''. No sabía cómo hacerla callar, así que terminé por decirle que había un chico que me parecía guapo, pero nada más. Me da que no se ha creído nada, pero bueno. Y en cuanto a George, no, no le he visto. Sólo llevamos 2 semanas aquí, Kelly.


-Ve a verle mañana, es sábado.


-Tengo que comprar comida para Strawberry, así que quizás lo haga. Pero no sé, ¿No será muy descarado?


-No seas tonta, ve a verle o se olvidará de ti y se buscará a otra.


-No te aclaras,Kelly Kearny. ¿Dónde quedó lo de ser misteriosa?


-Bah, por esta vez te permito ser romántica. 


* * * 

Suspiré, con Strawberry en el bolsillo y una bolsa de Chocolate de Honeydukes en la mano, y llamé a la puerta de Sortilegios Weasley Hogsmeade. En cuanto el primer pelo de color zanahoria se asomó, grité en medio de la calle:

-¡FELIZ AÑO NUEVO, GEORGE WEASLEY!

-¡Laura! Igualmente, ¡por fin te veo!- George me hizo pasar y me abrazó.

Se me paró el tiempo. Tenía una amiga inglesa desde los 5 años, y Kelly no era muy cariñosa. Y no es que fuera desagradable, simplemente no era costumbre en Inglaterra saludarse con dos besos o dar un abrazo porque sí. Kelly siempre me decía que eso se hace con amigos íntimos o con tu familia. Y George me estaba abrazando. Me dije a mí misma que tal vez no significara nada. Tal vez era sólo un saludo normal. ''Mantén la calma, y haz como si el chico más adorable del mundo te abrazara todos los días'', me dije.
Tras hablar un buen rato sobre cómo habían sido nuestras navidades y de contarle las novedades del concurso (se rió mucho cuando le conté que Kelly se había puesto a maullar), compré la comida de Strawberry, y me paseé por la tienda, que ya estaba casi lista para abrir.

-Va a ser genial-George estaba orgulloso de su trabajo- La inauguración será en la próxima excursión de Hogwarts, el día de San Valentín, según creo.

-Sí, la próxima excursión es en San Valentín-Dije, apartando la vista de los filtros de amor-Veo que has ampliado la sección femenina, George.


-Sí, quiero aumentar las ventas entre el público femenino, así que voy a vender pociones amorosas, y productos de belleza variados.


-¿Qué es esto? ''Pintalabios Definitivo''. ¿A qué te refieres con ''definitivo''?-dije cogiendo una cajita blanca de la estantería.


-Oh, eso...es un producto nuevísimo y que espero que se venda muy bien. Lo he llamado el pintalabios definitivo porque cambia de color según el estado de ánimo de la persona que lo lleve puesto, y también sabe a la comida favorita de esa persona.


-¡No lo estás diciendo enserio!-dije maravillada-¿puedo probarlo?


George asintió sonriente y me tendió un pequeño espejo. Abrí la cajita y saqué una barra de labios blanca, aparentemente sosa y normal. Me pinté los labios, que quedaron transparentes. Sin embargo, al cabo de unos segundos empezaron a cambiar de color, y se tornaron de un brillante color amarillo.


-¡Se han puesto amarillos!


-Déjame ver lo que significa eso...-George sacó de la cajita ya abierta lo que a todas luces parecía un prospecto médico, solo que en vez de letras tenía un montón de puntitos de colores-Amarillo...ah, aquí está. Felicidad. Vaya, debe hacerte muy feliz estar aquí-dijo sonriendo.


-¿Bromeas? Este pintalabios es genial. ¡Quiero uno! Lo compraré en cuanto lo saques a la venta.


-En realidad ya está a la venta, aunque la tienda no esté abierta. Vamos a hacer una cosa. Te llevas el pintalabios, te lo pones por Hogwarts y les hablas a las chicas de él. Y así, cuando inaugure la tienda,seguro que lo compran. Vas a ser mi modelo de publicidad.


-Osea, que sólo me lo vas a vender porque voy a hacer publicidad...no sé si me gusta eso-dije sonriendo.


-Echaba de menos que estuvieras aquí para ayudarme con las cosas de la tienda. Tómate esto como otro pequeño favor al pobre George.


''Intenta-no-morir-de-un-infarto''. Esas palabras las repetía en mi mente como un mantra.  No me podía creer lo que George acababa de decirme. Intenté no sufrir un colapso, y tragué saliva antes de hablar:


-Eeeemmm...está bien..a,acepto. ¿Y cuánto...dices que costaba?


-Nada.-''¡Para de sonreír así!'-pensé.


-¿Qué quieres decir con eso? Me has dicho que estaba a la venta.


-Sí, pero no pienso cobrarte nada. Compras aquí tu comida para tu micropuff, me has ayudado un montón con la limpieza, y además me vas a hacer publicidad.


-Sabes que voy a pagarte, George, no insistas.


Tras un rato discutiendo sobre si le iba a pagar o no, comprendí que no iba a cobrarme el pintalabios, así que por lo menos decidí regalarle algo.


-Dime, George,¿Caramelo o nueces?


-¿Qué? ¿A qué viene eso ahora?


-Tú solo responde. ¿Caramelo, o nueces?


-Mmmm...Nueces, supongo. Están más crujientes.


Solté una tableta de Chocolate con nueces de Honeydukes en el mostrador.


-Es mi última oferta, George Weasley. No voy a aceptar devoluciones.


-Está bien, pero sólo porque el Chocolate de Honeydukes es el mejor del mundo.-Dijo entre risas.


Una hora antes de la cena, me fui de Hogsmeade con el corazón a punto de estallar. George había sido claro. Me había recibido con un abrazo, y había dicho que me echaba de menos. ¿ O no? ¿O quizás quería decir otra cosa? ¿Cómo funcionan la mente y el corazón de los chicos magos ingleses? Decidí que tenía que hablar con Kelly y Hermione, Inglesas y brujas de pura cepa, cuanto antes. 


De todas formas, daba igual lo que George quisiera decir. Ese ''Te he echado de menos'' se me había grabado en el corazón.


Capítulo 8: 21 de Marzo

-Así que... ¿Qué me recomiendas?- miré ansiosamente a Kelly. No me había enterado de nada de lo que me había contado.

-¿Qué?-dije, distraidísima.


-Uff, Laura, eres imposible. Te estaba contando lo que voy a ponerme mañana en la cita con Dan, te estaba enseñando esto-balanceó ante mí dos perchas con dos conjuntos de ropa distintos- y tú seguro que estás demasiado ocupada pensando en...-La miré de forma brusca y señalé al resto de compañeras, que estaban charlando en sus camas tras la cena. Kelly entendió que no debía pronunciar el nombre de George y continuó- Bueno, pensando en ...lo de esta tarde, como para escuchar algo de lo que te digo.


-Si no puedo dejar de pensar en eso es porque ha sido importante para mí. ¡Tu misma lo has dicho! los abrazos en Inglaterra no se dan porque sí. Y los ''Te he echado de menos'' tampoco.


-Vale, tienes razón, pero ¿No crees que estás exagerando? el abrazo quizás pudiera significar algo, pero eso del ''Te he echado de menos''...esas no fueron sus palabras, ¿verdad?


-No, bueno, no exactamente...él dijo que había echado de menos que lo ayudara en la tienda...¡Pero eso es prácticamente lo mismo!


-¿Tú crees que eso significa que le gustas?


-¡Pero si eso es justo lo que te he preguntado durante la cena, y tú me has dicho que sí, Kelly!


-Sí, bueno, pero ahora no estoy segura...


-Seguro que me lo has dicho para que me callara y tú pudieras comer tranquila-dije desanimada.


-¡Que no! ¿Cómo puedes pensar eso de mí?-exclamó Kelly con un sospechoso tono de culpabilidad-¿Sabes lo que necesitamos? una segunda opinión. ¿Y quién mejor que su cuñada?-se giró hacia las camas y gritó con voz cantarina- ¡Hermiooonee! ven, cielo, necesitamos una segunda opinión, ¿Qué crees que debo ponerme mañana para salir con Dan?


-Yo me pondría el uniforme, la verdad. Es lo más auténtico, lo más representativo de Hogwarts-Dijo Hermione brevemente, girándose de nuevo para seguir hablando con Ginny, Violet y Alice.


-¡No te estoy pidiendo tu ''representativa''opinión!- Bufó Kelly muy ofendida.


-¿Cómo que no?-respondió Hermione, levantándose esta vez y acercándose al armario de Kelly-Me has pedido justamente mi opinión, y te la he dado.


-¡Calla y atiende como lo haces en clase, pava!-Kelly tiró del brazo de la pobre Hermione y la acorraló contra el armario, de espaldas a las demás chicas, que, enfrascadas en su conversación, no nos hacían caso-¡Sospechamos que Laura ha tenido un encuentro amoroso con George!-susurró extasiada.

-¡No seas exagerada!-me apresuré a decir- Hermione, sólo le he hecho una visita, pero él...-y así, entre susurros, le conté a Hermione el episodio de la tarde- Por eso quiero saber tu opinión, ya sabes, tú lo conoces, es tu cuñado-concluí expectante.

-Vaya...pues me gustaría poder darte una opinión bien fundamentada, pero es que con George nunca se sabe. Siento decirte que no estoy muy segura, Laura, aunque desde luego, debe apreciarte mucho si te ha dado la bienvenida con un abrazo-Fue su respuesta.


-Eso lo suponía. Lo que quiero que me digas es...¿Cuánto crees que me aprecia? ¿Hermana pequeña, amiga...o...pareja tal vez?


-Vamos, Hermione, ¡No nos digas que no sabes nada!-apremió Kelly, que, como buena cotilla, a esas alturas ya estaba más nerviosa que yo- ¿Acabarán juntos o no?


-¡KELLY! ¡No la presiones!-susurré. 


-¡No lo se, ya os lo he dicho! Deberíamos hacer algo para comprobar de una vez por todas si le gustas a George, Laura, y no jugar más con indirectas.


-Yo tengo una idea que suele funcionar-Kelly me miró fijamente-pero no te va a gustar.


-A estas alturas, estoy dispuesta a hacer las estupideces que hagan falta-respondí.


-Bueno, pues es sencillamente hacerte la dura. Deja de visitarle por un tiempo y finge que estás muy solicitada. Así, si te quiere, luchará por ti.


-¡Eso es una tontería, Kelly! si somos amigos ahora es precisamente porque he ido a visitarle muy a menudo y porque no he fingido que ''estoy muy solicitada'' con otros chicos. Díselo tú también, Hermione, dile que es una tontería.


-Bueno...creo que Kelly tiene razón.


-¿¡QUÉ!?-chillé, mientras Kelly me dirigía una mirada triunfante y las demás chicas nos mandaban callar.


-Sí, creo que sería una buena forma de ver si George está realmente interesado...a veces hacerse la difícil funciona, te lo digo por experiencia.


-No voy a ser capaz...no podría, no se...sólo lo veo en la tienda, y queréis que deje de ir...¡No es justo!


-Mira, tómatelo como una apuesta. La apuesta que hicimos antes de navidad ¿Te acuerdas? Puedes ir a visitarle hasta final de mes...¡Pero nada de visitas en febrero!


-Pero en febrero tengo que ir a Hogsmeade, soy la profesora acompañante en la excursión de San Valentín.


-Yo no he dicho que no vayas a Hogsmeade, he dicho que no vayas a ver a George.


-Pero es que es la gran apertura de su tienda...

-Como si es su boda. Me da lo mismo.


-Pero es que creo que me ha invitado...


-¡Pues ve y sigue haciendo de la perfecta amiga tonta, y espera sentadita a que se enamore de otra que no seas tú!


-Vaya...tampoco tenías que decirme esas cosas, Kelly-le espeté molesta.


-Yo estoy con Kelly-me dijo Hermione suavemente-será lo mejor, no dejaréis de ser amigos por eso si las cosas salen mal...y además, sólo es un mes, ¿No?


-No creo que pudieras estar separada de Ron un mes-murmuré enfadada, antes de tirarme en mi cama y cerrar las cortinas del dosel.


Sin embargo, mientras Enero se iba y los fines de semana pasaban, más confundida estaba yo con George. Cada vez que iba a visitarlo me trataba muy bien, como a una amiga...pero, ¿Me lanzaba indirectas? ¿O es que estaba tan loca que me lo inventaba todo? Finalmente, el último fin de semana de Enero, decidí poner en práctica el plan de Kelly y Hermione sutilmente:

-Es increíble lo bien que se está en Hogwarts-dije animada.


-Yo, desde luego, no imagino ningún lugar mejor para estudiar. Sin querer desprestigiar a la academia española, claro-rió George, guiñándome un ojo (Un gesto, por cierto, que me irritaba mucho, porque no sabía como interpretar. No sabía si era una indirecta amorosa o un simple tic que le daba de vez en cuando).

-Oh, tranquilo, yo misma pienso que Hogwarts es mucho mejor que la academia española. Pero creo que a veces la directora McGonagall se pasa mandándome trabajo.


-Ánimo, yo mismo he sufrido alguna que otra vez tardes enteras de deberes de transformaciones...y no es nada divertido.


-Sí, supongo que necesitaré ánimos, porque no creo que salga del castillo en semanas-''Ya está, ya he lanzado la flecha. Espero acertar en la Diana'',pensé.


-¿Enserio? Bueno, espero que puedas venir a la inauguración al menos...


-No sé George, lo voy a intentar-estaba apenada porque creí notar cierto tono de súplica, de tristeza en su voz.


De vuelta en Hogwarts, Hermione y Kelly me dieron todo su apoyo, pero yo no quise escuchar nada. Decidí centrarme en mi trabajo, ya que, al fin y al cabo, estaba en Hogwarts por eso, y no porque ningún mago pelirrojo sensible y guapísimo me hubiera robado el corazón.

Y en verdad era muy cierto. Tenía muchísimo trabajo atrasado, sobre todo cartas con dudas de los alumnos sobre el concurso de hechizos. Con la excusa de ir a visitar a George tan a menudo, había  ido abandonando las cartas, los trabajos y los preparativos. Me sentía culpable y me juré a mí misma responder a todos con la máxima celeridad y calidad posible.
Y así lo hice. desde el último sabado de Enero al 13 de febrero no salí de Hogwarts, estuve muy centrada en mis trabajos y me esforcé mucho en las clases. Mantenerme concentrada en el trabajo me ayudaba a no pensar en que quizás George estaba en brazos de una bruja más guapa, más inteligente o más inglesa que yo.

Finalmente, la noche antes de la excursión a Hogsmeade, Kelly y Hermione se encargaron personalmente (como no podía ser de otra manera) de recordarme que debía hacerme la dura con George.

En mi fuero interno, yo sabía que no lo conseguiría, pero como no tenía más ganas de oír sus consejos y los románticos planes que ambas tenían (Porque aunque Kelly y Dan sólo eran amigos, ella esperaba que él se le declarara pronto) dije a todo que sí, y me fui a dormir.


Al día siguiente, Hogsmeade estaba resplandeciente. Cientos de alumnos corrían de un lado a otro apresurándose a la degustación especial de chocolates que se ofrecía en Honeydukes, Las tres escobas estaba a rebosar de grupos que reían animados, y Madame Pudipié había teñido la nieve alrededor de su tienda de rosa gracias a un hechizo. El romántico salón de té estaba a rebosar de parejitas acarameladas. Me encontré con Ginny, que iba a visitar a George y a regalarle unas cerezas de parte de su madre.

-Son sus frutas favoritas, se muere por las cerezas, así que mi madre ha hablado con nuestro cerezo para que dé frutos también en invierno-me explicó sonriente. Me dijo que si veía a Harry le dijera por favor adónde había ido ella, ya que la cafetería estaba muy llena, y me ofreció acompañarla para ''Conocer'' a su hermano.


-Oh, lo siento, Ginny, tengo muchísimo trabajo, he de vigilar a muchos niños. En otra ocasión quizás-dije, mientras pensaba ''Si tú supieras Ginny...si tú supieras que ya conozco a tu hermano...''

A pesar de todo, logré mantenerme alejada de la tienda de George hasta después de la hora de comer, cuando un grupito de niñas de tercero se empeñaron en que las acompañara a comprarse unos ''Pintalabios definitivos''. Por lo que me contaron por el camino, el productito estaba causando auténtico furor entre las chicas,(A pesar de lo que yo creía, sí se habían fijado en que mis labios cambiaban de color a cada rato, desde naranja ''vergüenza'' a amarillo ''alegría'', pasando por rosa ''calma'' o morado ''frío'')

''Sortilegios Weasley Hogsmeade'' era la tienda que probablemente estaba más llena de todas las de Hogsmeade, y eso era increíble teniendo en cuenta la cantidad de alumnos que pululaban por el pueblo. Apenas pudimos entrar, y había tanta gente en el mostrador que no vi a George, así que indiqué a las niñas dónde estaban los productos de belleza y me apresuré a salir a la calle a respirar aire puro de nuevo.
Creo que podréis imaginaros la cara que puse cuando, nada más salir, vi a George junto a una chica. Ambos sonreían la mar de contentos. Yo sentí, en cambio, como la sangre comenzaba a hervir a través de mis venas. Juro que aún a día de hoy no sé que me impulsó a hacer como que me chocaba contra la chica caminando en dirección opuesta, pero sí sé que le dí un buen empujón.

-¡Eh! mira por donde vas-replicó ella enfadada. la miré de cerca con actitud inocente. Maldita sea, era guapa, guapa y claramente inglesa, lo decían su pelo de miel y sus ojos azules. Razón de más para odiarla.


-Lo siento, es que esto está muy lleno...oh, ¿George?-me fingí todo lo sorprendida que pude-¡Hola!

-¡Laura! pero cuánto tiempo sin verte, me alegro de que hayas podido pasarte por la inauguración.


-Sí, pero tan solo un momento...esto está muy lleno, y tú estarás muy ocupado-añadí en esa última frase todo el retintín del mundo.


-Sí, no doy abasto, esto está siendo mucho mejor de lo que esperaba. Figúrate, he tenido que salir un momento fuera para descansar, Ginny y Harry están en el mostrador intentando calmar a la gente- ¿George estaba especialmente guapo ese día, o era lo que me parecía a mí? Por fin lo veía tras un mes, y me lo encontraba con otra chica...


-Me alegro mucho, George, me alegro de que tengas tanto trabajo.


-¡Eso es justo lo que le estaba diciendo yo! este George es genial, el mejor-la chica, que tenía una voz chillona y horrible, le pasó el brazo por los hombros a George.


-Sí, claro, lo dices por cumplir. Deja que os presente. Lindsey, esta es Laura, mi amiga española y profesora en prácticas en Hogwarts. Laura, ella es Lindsey, una amiga de siempre. Trabaja en el ministerio de magia.

Genial. encima tenía una carrera prometedora.

-Encantada-me dijo a la vez que me estrechaba la mano. Apenas pude responderle. ¿Amiga de siempre? sí, seguro. Ya me conocía yo a ese tipo de ''amigas''.


-Ay, George, esto está a rebosar, ¡Ten cuidado de que no te roben!-Lindsey seguía con su perorata, y abrazadita a George.


-Tranquila, la puerta lleva activado un hechizo paralizador que detecta si el producto ha pasado o no por caja. Es lo último en seguridad.-George no paraba de sonreír, y yo me sentía incómoda y fuera de lugar.


-Siempre has sido muy hábil e ingenioso, George. No me explico tus notas, de verdad.


-Sólo era listo para lo que me convenía. Y no me gustaba mucho estudiar.


-¿Fuisteis juntos a Hogwarts?-pregunté.


-¡A Hogwarts y a Gryffindor! No hay casa mejor. Deberías haber visto a George de pequeño, era el más mono de la clase, con su flequillo pelirrojo y su cara de pillo. Aún conservas esa cara, me parece-Lindsey se rió con ganas, mirando a George intensamente- éramos inseparables, ¿Verdad?


-Pues sí, hicimos muchas trastadas, aunque tú estuviste siempre mucho más centrada que yo, a ti no te castigaban casi nunca. Y tú también eras muy guapa de pequeña. En primero estábamos todos locos por ti.


Yo, que no podía participar de ningún modo en aquella maravillosa conversación de dos, decidí irme por donde había venido. Pero entonces Lindsey me miró asombrada.


-¡Eeh! ¡Tus labios! estoy segura de que cuando has llegado los tenías rojos, pero ahora están verdes! ¡Y brillan!


-¿Verdes? desde que tengo el pintalabios nunca se me han puesto verdes-respondí un poco extrañada.


-Ese es el pintalabios del que te he hablado, Lindsey-George me señaló-Indica las emociones que siente una persona con colores diferentes.


-¿Y qué significa el verde brillante?-Lindsey sonreía, con mucha curiosidad.


-No lo sé-dije-lo voy a mirar en el papel.


-Creo recordar que sólo hice dos tonalidades de verde. O bien es gripe, o...-De repente, George de calló y enrojeció ligeramente.


-¿Qué? ¿Qué otra cosa es?- saqué el prospecto de los colores de mi bolsillo y busqué el color verde. Me quedé de piedra. Allí lo ponía bien clarito. ''Verde oscuro: gripe o resfriado'' ''Verde brillante: Celos o envidia''.


Celos. Lo único que jamás habría querido que George supiera que yo sentía. Levanté la vista, blanca como el papel. Frente a mí, Lindsey me miraba aún esperando una respuesta.


-Bueno, ¿me vais a decir qué significa el color verde?


-Yo...tengo que irme. He quedado y llego tardísimo. Hasta luego, chicos-salté, deseando alejarme de allí y no volver jamás.


-Y yo tengo que volver a la tienda. Ven, Lindsey. Hasta pronto, Laura.- George seguía ligeramente colorado, y se le veía tenso.


-¿Pero por qué esas prisas de repente? ¿No me vais a decir lo del pintalabios? con la curiosidad que tenía...-Lindsey seguía rezongando a pesar de que George prácticamente la arrastraba hacia la tienda.


Me fui de la calle corriendo, me metí por el primer callejón oscuro que vi, y en cuanto estuve sola y en silencio, lágrimas de vergüenza resbalaron por mis mejillas. Había quedado fatal, peor que nunca. Ahora George lo sabía, sabía que yo era una loca que se ponía celosa de cualquier chica que se le acercara. Porque eso era en lo que me había convertido, en una obsesionada. ''Nota mental: hacerme la dura, lo miremos como lo miremos, no me funciona'', pensé.


*  *  *

Suspiré, dejé unas cuantas monedas sobre el mostrador de ''Las tres escobas'' y, apurando el último sorbo de mi cerveza de mantequilla, me dirigí a la tienda de George.

Había pasado más de un mes desde el día de San Valentín, y yo no había vuelto a pisar Hogsemade. 

Desde que volvimos de la excursión y les conté el vergonzoso episodio a Kelly, Hermione, y también a Violet y Alice, tuve su apoyo, pero no me sirvió prácticamente de nada. Seguí deprimida durante días y días, y el ambiente en la habitación se tornaba lúgubre cada vez que yo entraba. Lo peor era Ginny, porque ella no sabía nada del asunto, y cada vez que me preguntaba me inventaba una excusa diferente.
Febrero pasó y yo seguía ausente. Ya no me sentía avergonzada, al fin y al cabo no había sido tan grave. Pero sentía que si volvía a ver a George, nuestra amistad cambiaría. Sentía que la situación sería incómoda, y no quería vivir aquello. Pero un día de la primera semana de marzo, mientras sostenía una taza de té entre las manos y miraba el fuego de la sala de Gryffindor crepitar, Hermione y Kelly decidieron hablar enserio conmigo:

-Vas a quedar mal si pasas de ir a visitarle todos los fines de semana a no ir nunca más a verle-decía Kelly.


-Si te da vergüenza hablar de lo del pintalabios, haz como que no ha pasado nada y trátalo como siempre-aconsejaba Hermione.


-Lo que tienes que hacer es ir a verle como si fuera un fin de semana normal-aseguraron las dos.


-Está bien-dije tras un rato, harta de tener que oír tanta charla-pero ahora tengo muchísimo trabajo. Resulta que muchos de los inscritos en el concurso han cometido irregularidades, han incumplido las normas...tendré que revisar todas las listas y descalificarlos. Iré a ver a George cuando esté más libre. ¡Y no insistáis más, que ya somos todas mayorcitas!-dije señalándolas- Iré, ya lo he dicho, sólo que no ahora.


Así cesó la conversación. Y dos semanas después, me encontré libre de trabajo, y tuve que cumplir  la promesa para no tener que oír más a Kelly y a Hermione. Además, la comida de Strawberry se estaba acabando, y no iba a dejar de cuidar a mi amorosa mascota por un malentendido.

Llegué por fin ante la puerta de la tienda. ¡Qué distinto parecía todo un sábado cualquiera por la tarde,sin alumnos, sin barullo, (y lo más importante) sin Lindsey pululando alrededor de George! Llamé un par de veces a la puerta. Nadie me abrió, a pesar de que las luces de la tienda estaban encendidas, así que me tomé la libertad de entrar.

No había nadie. En el mostrador, una cajita de música sonaba tan dulcemente, que no pude evitar acercarme a verla más de cerca. estaba vacía, pero en el fondo de terciopelo había una notita, un trocito de pergamino sucio en el que pude leer ''Juro solemnemente que estaremos juntos siempre, donde quiera que estés''. Me pregunté si esa nota tan bonita la habría escrito George para Lindsey, pero entonces no tendría sentido que él la tuviera. Supuse que se la habría escrito ella a él. Eso me puso un poco triste. Aparté la vista del mostrador y curioseé las estanterías. Entonces mi vista se posó en una foto que había en la repisa de justo de detrás del mostrador. En un marco de madera finamente decorado, un George como de unos 14 o 15 años sonreía con una expresión pícara y alegre. Estaba completamente adorable. Me quedé un rato esperando a que la foto se moviera o hablara, pero como no pasó nada, decidí colarme por el mostrador y coger el marco. Al sostenerla entre mis manos y mirarla de cerca, comprendí que era una foto muggle, es decir, una foto normal, no mágica. La sostenía entre mis manos sonriendo aún, porque me parecía una foto muy graciosa, cuando la puerta que daba al almacén chirrió:

-¿¡Qué estás haciendo aquí!?


Con un chillido, solté la foto y el marco voló por los aires antes de estrellarse contra el suelo. Al marco de madera no le pasó nada, pero el cristal de la foto se rompió.

-Laura, no...¿Se puede saber qué haces aquí?-George se agachó a recoger los trozos de cristal y la foto muy apenado.


-Lo siento muchísimo, George. Es que es una foto muy bonita, y no he podido evitar cogerla para mirarla de cerca.


-Bueno, no pasa nada, lo que me importa es el marco...lo hizo mi hermano Bill. 


-¿Por qué es una foto muggle?-pregunté mientras George volvía a poner el marco en la estantería.


-Es de hace unos años, cuando toda la familia nos fuimos a veranear a Egipto. Tenemos varias fotos mágicas, pero a mi padre le gustan mucho los cachivaches muggles, y me dio esta que nos hizo un turista.


-Estás muy guapo. Lindsey tenía razón, cuando eras más pequeño tenías cara de pillo.


-Yo...yo..gracias, Laura- George cerró la cajita de música y la guardó en un cajón tras el mostrador.Estaba muy triste. No entendí que pasaba, la foto era bonita y yo le había hecho un cumplido. Decidí cambiar de tema.


-Bueno, George, venía a comprarte comida para Strawberry.


-Claro. ¿Cómo está nuestra pequeña micropuff?


-Muy bien, muy cariñosa y muy grande-Saqué a Strawberry del bolsillo y la puse en el mostrador, donde George comenzó a jugar con ella.


-Sírvete tú misma-me dijo- los productos de los micropuffs están aquí mismo, en la primera estantería de la izquierda. Pero vas a tener que usar la escalera, porque la comida está en los últimos estantes.


George me trataba casi somo siempre. Estábamos haciendo como si el incidente del pintalabios no hubiera pasado y todo iba bien. Me sentía contenta y, muy sonriente, apoyé la escalera de madera en la estantería indicada y comencé a buscar:


-Vale, aquí está-Lancé dos bolsas de comida y George las atrapó al vuelo-¿Tienes también dulces?


-Sí, pero aún están más arriba. Busca, busca-George parecía divertirse haciéndome buscar. Mientras seleccionaba los dulces para mi micropuff, conversaba con George de manera normal, como siempre. Hasta que me miró fijamente, se interrumpió y me preguntó:


-Oye, Laura ¿Puedo hacerte una pregunta? Es un poco incómoda, pero...


-Bueno, tú pregunta, y ya veré yo si te contesto-dije riéndome.


-¿Estás enamorada de otra persona que no sea tu novio?


Poco me faltó para caerme. Tuve que agarrarme a la estantería y enderezar la escalera antes de contestar:


-¿¡Qué novio!?


-Pues...el tuyo, tu novio. Sé que es personal, pero sospecho que no te gusta mucho tu novio...


-Primero: Yo no tengo novio. Y segundo: Si lo tuviera, no entiendo que tendrían que ver tus sospechas en mi hipotética relación.


-Es que...verás...de un tiempo hacia acá vengo observándote...y tu pintalabios definitivo... me hace pensar que sientes...cosas.


Creo que el rubor de mis mejillas fue tan intenso que se reflejó en la madera de la estantería. Al final George había sacado el temita. Apenas pude farfullar:


-Tu...Tu estúpido pintalabios no funciona. A veces se pone de colores que no corresponden a la emoción que siento en el momento. Y además, no sabe a nada, y me dijiste que tenía sabor-esto último era cierto. Mi pintalabios no sabía a nada, pero, en cambio, el de Hermione sí, me lo había dicho ella.


Inesperadamente, George se rió pícaramente, y me dijo:


-Pues vaya, va a ser verdad que no tienes novio.


-¿Ahora sí te lo crees?-Estaba comenzando a fastidiarme su sonrisita de suficiencia.


-Pues sí, porque el sabor del pintalabios sólo se activa cuando te besan.


De nuevo estuve a punto de caerme de la escalera. Osea, que encima de celosa, solterona. Genial.


-Mi...mientes, George Weasley. Es que tu pintalabios está defectuoso y no te atreves a decírmelo.


-A lo mejor eres tú la que no se atreve a decirme qué le pasa. ¿Por qué si no te pusiste celosa el otro día? ¿Y por qué si no tienes los labios de color grosella cada vez que entras en la tienda?


-¿Y qué tiene que ver el color grosella en todo esto?-dije, ya un poco enfadada.


-Espera, que voy a leértelo  porque parece que si te lo digo no me crees-George buscó un prospecto de pintalabios y leyó, bien alto, para que me enterara-''Color rojo grosella: Amor, Besabilidad, es decir, deseos de que la persona con la que se habla te bese''. Cuando vienes a la tienda sólo hablas conmigo.


-¡Mentiroso!-dije, muerta de vergüenza- Estoy harta de tus tonterías, George. Me voy ahora mismo-Giré la cabeza y alargué el brazo para coger la bolsa de dulces de micropuff cuando sentí el golpe.


En efecto, algo desde la estantería de George me golpeó en plena cara, y fue tal el impacto que salí despedida hacia atrás. Sin poder mantener el equilibrio, me caí de espaldas. Oí a George gritar mi nombre, y justo cuando pensé que daría con mis huesos en el despiadado suelo de madera, me vi recogida entre unos blanditos pero firmes brazos. George había logrado recogerme antes de caer.


-¿Qué...demonios...acaba de...de pasar?-Pregunté con un hilo de voz, aturdidísima. Me estaba empezando a doler la cara, sobre todo el lado izquierdo.


-Lo siento, Laura lo siento muchísimo. Creo que sé lo que ha pasado- George aún me sostenía entre sus brazos y me miraba preocupado-Te has encontrado con un ''puño-sorpresa''. Es un producto que no se vendía nada bien, por eso lo retiramos. Pero se ve que me olvidé uno en la estantería. Es bastante sensible al tacto, con solo rozarlo se dispara.


-¿Me estás diciendo que tienes un resorte que activa un puño automático en una estantería donde los clientes compran?


-Pensé que los había retirado todos. Se vendían fatal, muchas madres vinieron a raclamarme el dinero.


-¿Y te extraña? ¡Estás loco! ¿Quién demonios vende puños automáticos a niños?


-Lo siento mucho. Madre mía, te ha dado en plena cara, ¿Te duele?-Sin soltarme, George me llevó junto al mostrador y me tendió un espejo. Tenía el ojo y la mejilla izquierda morados, y la nariz roja e hinchada.


-VOY A MATARTE, GEORGE. ¿QUÉ SE SUPONE QUE DEBO HACER CON LA CARA ASÍ?


-Tranquila, tengo la solución.


-¡Más te vale!


-Por cierto, el color grosella te queda muy bien-Durante un segundo  no comprendí a qué se refería, pero entonces me fijé en que, efectivamente, mis labios brillaban como una apetecible grosella. George no se equivocaba. Incluso con el ojo morado,tenía muchas ganas de que me besara. 


George me llevó a la trastienda, en la que nunca había estado. Me sentó en un pequeño y cómodo sofá como si yo fuera la muñequita más delicada del planeta, y se puso a buscar entre las polvorientas cajas.


-Tienes suerte, creo que aún me queda un poco de crema-antídoto...tres minutos de aplicación y el dolor y las heridas desaparecen.


-Creo que tienes suerte de que haya sido yo la herida y no otra persona. Cualquiera te habría demandado, George.


-Bueno, espero que tú no lo hagas-George se sentó junto a mí y empezó a aplicarme una crema blancuzca y espesa, que estaba muy fría pero que, ciertamente, aliviaba el dolor-¿Me perdonas?-Me dijo bajito tras unos segundos de silencio.


-No es nada, George, ha sido más el susto que la herida-dije sonriendo.


-No me refiero a eso-George continuaba acariciando mi mejilla-Siento haberte hecho sentir incómoda con mis preguntas.


No...no pasa nada. Pero mejora tus productos, que no estén defectuosos.


 George se inclinó hacia mí.


-Mi pintalabios no está defectuoso, nadie se ha quejado. Funciona muy bien y no miente.


-Sí que miente- dije. Nunca lo había tenido tan cerca. Su  cálido aliento rozaba mi rostro cada vez que hablaba.


-Entonces, ¿No quieres que te bese?


-No...- Me estaba poniendo muy nerviosa.


-Vale, sólo quería asegurarme-George se apartó de mi lado-¿Puedes cerrar los ojos, por favor? Voy a ponerte la crema.


Cerré los ojos. Sentí un cosquilleo en la oreja cuando George me susurró:


-Quizás seas buena profesora, pero no sabes mentir.


Y entonces me besó. Claro que yo no asimilé lo que estaba pasando los primeros segundos pero entonces,cuando me di cuenta, empezó a suceder algo. Noté un cosquilleo en los labios, algo que no tenía que ver nada con el beso. Y entonces me dí cuenta de que los labios me sabían a chocolate con caramelo de Honeydukes, mi favorito. El pintalabios funcionaba. Pero eso no importaba, claro, porque George me estaba besando. El chico que me gustaba me estaba besando.


-George, yo...-susurré cuando se apartó.


-Sssh...-respondió, y así, mandándome callar, volvió a besarme.


¿Cuánto tiempo estuvimos besándonos? No lo sé exactamente, pero calculo que habían pasado unos diez minutos cuando la campanilla de la entrada sonó, y unos segundos después se oyó una voz que llamaba:


-George, he venido como me pediste, para hablar del asunto. ¿Estás ahí?


-¿¡La directora McGonagall!?-ambos dimos un respingo y saltamos del sofá. Me alisé la falda y el jersey, y deseperada, miré a George-¿¡Qué demonios está haciendo aquí!?


-Yo quedé con ella...mierda, ¡se me había olvidado que teníamos que hablar!- George se pasó la mano por el pelo, avergonzado.


-¡No puede verme, no puede verme aquí!Con lo conservadora que es ¿Qué va a pensar? ¡Tengo que irme!


-Desaparécete, rápido. Pero ven mañana y hablamos.


-¡Y tanto que hablaremos!-espeté enfadada- Pero no puedo desaparecerme, eso no funciona en Hogwarts.


-¿George?-la voz de la directora denotaba impaciencia.


-¡VOY, UN SEGUNDO!-Se giró hacia mí-Mierda, ¿Qué hacemos? no tengo puerta de atrás, sólo puedes salir por la delantera.


-¡Pero me verá!-De repente tuve una idea-¡Ya sé lo que podemos hacer, George!


En cuanto la puerta del almacén se abrió, una nube negra envolvió a la profesora McGonagall. Mientras ella tosía y chillaba, yo me escurrí a gatas hasta la puerta, la abrí y salí. Me apoyé en la pared y suspiré, contenta de que el polvo de oscuridad hubiera funcionado. Oí la voz de George disculpándose:


-Lo siento profesora, se me ha caído un tarro de polvo de oscuridad...


-¡Muchacho, esto es intolerable! ¡No veo ni donde estás! ¡Lumos! ¡Lumos!


-No intente hacer hechizos, no valdrá de nada. Voy a abrir la puerta para que se ventile la tienda.


Una pequeña nube negra salió de la puerta. Sonriéndo, George me miró dulcemente.


-Te dije que mis productos no son defectuosos. Si no funcionara el pintalabios, no me habrías sabido tan bien a cereza-Guiñándome un ojo, George se despidió con la mano y entró.


No me podía creer lo que había pasado. Simplemente no podía. Estaba muy confundida. Necesitaba hablar con Hermione y Kelly.



Para mi funesta sorpresa, la sala común de Gryffindor estaba bastante llena. Llamé a Kelly y conseguí despegar a Hermione de los brazos de Ron, y lo más rápido que pude, les conté todo.


-Pero ¿entonces estáis saliendo o no?-Me preguntó Kelly tras chillar como una loca en medio de la sala, y provocar varias miradas de desdén hacia nosotras.


-¡No lo sé! esperaba que me lo dijérais, normalmente el chico pide salir a la chica, ella acepta y luego se besan, ¡No al revés!


-Sólo queda que vayas a verle mañana y aclares las cosas. Pero yo creo que le puedes considerar tu novio, Laura-Sonrió Hermione. Le dí las gracias y le dije que no contara nada a Ron ni a Ginny por si acaso.


Pero no hizo falta que nadie contara nada. El asunto quedó resuelto aquella misma noche.


Ya era medianoche, y junto al fuego, Ginny dormitaba. Kelly y yo cuchicheábamos en voz baja porque por lo visto Dan sólo la trataba como a una amiga y ella estaba confundida. Junto a las escaleras, Ron y Hermione se besaban deseándose las buenas noches. Harry se había ido a dormir hacía rato.

Y entonces alguien susurró la contraseña de la sala común. Y el cuadro se deslizó, y George apareció en lo alto de la escalera.
Sucedieron entonces varias cosas a la vez. Ron fue muy sorprendido a saludar a su hermano. Hermione, Kelly y yo nos miramos, y juntas, sin necesidad de hablar, fuimos hacia Ginny, que, medio dormida y de espaldas a la escena, no se había enterado de nada.

-¡Díselo!-me gritaron Hermione y Kelly a la vez.


-Ginny, despierta-dije apuradísima- Tengo que contarte algo.


-¿Qué? ¿Es algo divertido?


-No sabes tú cuanto-Dijo Kelly antes de que Hermione la mandara a callar de un codazo.


-Verás, no sé muy bien cómo ni cuando ha sido exactamente pero...Creo que estoy saliendo con tu hermano George.


-¿Qué? ¿Con George?- en ese momento, George bajó las escaleras y Ginny lo vio-¡George! ¿Cómo demonios has entrado en Hogwarts?


-Pasadizos-dijo él-Pero tengo mucha prisa. Laura, vengo a hablar contigo. Toma-Me tendió entonces dos bolsas de comida y la jaula portátil de Strawberry, con mi pobre micropuff dentro.


-¡Oh, no! me lo olvidé en la tienda, lo siento.


-Te lo habría traído mañana, pero es increíble cómo chilla. Creo que te quiere mucho. y no es el único.


-Bueno, nosotros nos vamos-Saltó Hermione, y se llevó del brazo a unos confundidísimos Ron y Ginny, que no paraban de preguntar que de qué nos conocíamos nosotros dos. Kelly la siguió entre risas.


-Bueno...¿Qué querías decirme?-dije en cuanto nos quedamos solos y en silencio.


-No tengo mucho tiempo.Siento haberte besado sin explicación, Laura-George fue directo al grano- pero no podía aguantar más...estabas tan cerca y...me gustas tanto...


-¿De verdad? ¿Lo dices enserio?


-Claro, ¿No lo habías notado?


-No, George. Continuamente me preguntaba si eran indirectas lo que me mandabas. Dios mío, podrías haber sido más directo.


-Lo siento-dijo riéndose-Entonces, ¿Te gusto...yo también?


-George...-suspiré-creo que me enamoré de ti desde el momento en que te vi, en agosto. Pero no sabía nada de ti, y te perdí la pista...y de repente volviste a aparecer, y nos hicimos amigos, y sí, lo reconozco, me puse celosa de tu amiga Lindsey. Y me estaba muriendo por que me besaras. Tu pintalabios no mentía, George Weasley. Estoy enamorada de ti.


-Entonces ¿Vas a ser mi cerecita?


-Por supuesto-dije, y me puse de puntillas para besarle.

Volví al cuarto radiante, después de que George se fuera clandestinamente. Todas dormían, o por lo menos lo fingían. Mi mirada se posó en el calendario. Era 21 de marzo. Entonces, instintivamente  me acordé de mi horóscopo de la tarde en que conocí a George. ''El amor llegará en primavera''. Y tanto que había llegado.


Y así, de esa forma tan mágica, comencé a salir con George Weasley.


Capítulo 9 : Feliz Weasleydad

-Sí, mamá...no, Kelly y yo...mamá, sólo son dos semanas...sí, tienen cocina...Mamá, ¡los Kearny son amigos de la familia desde que tengo 5 años y son magos, no extraterrestres! Sí...sabes que el 28 de diciembre cogeremos el avión...¿Cómo que nada de magia en el avión? Mamá,estoy estudiado una carrera en el extranjero, no tengo 11 añitos, no se me ocurriría hacer magia en un avión...Escucha, tengo que colgar,¿vale? sí, los padres de Kelly acaban de irse, también en avión...en dos horas los tenéis allí. Claro mamá. Sí, yo también te quiero. ¡Pásalo bien!

Colgué el teléfono y salí de la cabina roja. Cogí a Kelly de la mano y sigilosamente, mezclándonos entre la gente común, entre lo desafortunados muggles que poblaban Londres, nos metimos en el primer callejón estrecho que había cerca del aeropuerto. Con una mirada cómplice, ambas asentimos a la vez, ambas tomamos aire, y sacando las varitas, ambas nos desaparecimos.

Desaparecerme siempre me resultaba agobiante, pero al menos estaba con Kelly. Aterrizamos en medio del callejón Diagón, lo que fue un enorme error, pues en pleno comienzo de las vacaciones de navidad, todo estaba abarrotado de gente y nos llevamos unos cuantos empujones, unos cuantos golpes y unas cuantas miradas de desprecio por parte de padres de familia y magos ancianos.

Unos minutos después entrábamos en el apartamento de los Kearny. Mientras me sacudía los restos de nieve del abrigo, Kelly se dedicaba a gritar improperios:


-¡Maldita gente! ¿Cuánto tiempo van a estar criticándonos? Vale que igual no ha sido un gran acierto aparecernos en medio de la calle comercial más famosa del mundo mágico en época de compras navideñas, pero tampoco es para ponerse así-Kelly se asomó a la ventana- al fin y al cabo sólo nos hemos chocado con unas cuantas personas...¡Uy! ¡Un viejo gritándonos!-abrió la ventana del salón y sacó la cabeza a la calle- ¡OIGA, ESO ME LO VA A TENER QUE DECIR A LA CARA! ¡USTED SÍ QUE ES MALEDUCADO Y ADEMÁS UN PEDAZO DE...!


Me apresuré a tirar del abrigo de Kelly hacia dentro antes de que siguiera soltando más burradas por la boquita de piñón que tenía.

-Para de insultar a pobres magos ancianos. Deberías alegrarte por las súper vacaciones que vamos a pasar.-Sonreí y arrastré a Kelly al sofá conmigo.


-Bah, ya sabes que no puedo quedarme callada con esas cosas...Pero en lo de las vacaciones tienes razón. Sobre todo por lo bien que te lo vas a pasar tú, ¿Eh, pillina?-Kelly me guiñó un ojo.


-¿Yo? no sé de lo que me hablas-miré para otro lado descaradamente a la vez que sonreía. Kelly me tiró un cojín y empezó a hacerme cosquillas.


-¡Mentirosa! ¿Quién ha mentido a sus padres y los ha convencido para quedarse dos semanas en navidad en el apartamento de su amiga mientras en realidad está en el apartamento de su novio porque viven en la misma calle?


-¡Eso no ha sido así exactamente! eres tú la que me dijo que no le importaba estar sola, que me dejabas pasar tiempo con George. Es más -me quité de encima a Kelly y le tiré un cojín en venganza- has insistido mucho en que te deje sola estas dos semanas. ¿No tendrás tú ningún secretillo que debas ocultar a tus padres, no Kelly?


-No digas tonterías, Laura...


-¡OOOOH!- exclamé, y abrí los ojos, sorprendida- ¡Conozco esa mirada! ¡Has estado ocultándome algo! ¡Quieres quedarte sola en tu apartamento dos semanas! Madre mía, cuéntame ya lo que tienes planeado. ¡Pero ya, Kelly Kearny!

-¡No tengo nada planeado! Por favor, Laura, estás exagerando. Yo...-en ese momento el timbre resonó por todo el apartamento- ¡Mira! debe de ser tu George-Kelly se apresuró a levantarse y a abrir, hecho aparentemente cortés que no hizo sino reafirmar mi teoría de que mi amiga me ocultaba algo.


Miré por la ventana, viendo los copos caer. Habían pasado algo más de ocho meses desde que empezara a salir con George y todo era fantástico. Por supuesto que discutíamos de vez en cuando, pero siempre acabábamos solucionándolo. Nos llevábamos estupendamente, y aunque nuestras familias no se conocían , yo conocía a todos los Weasley y él conocía a mis padres y a mi hermano (de hecho habíamos pasado varias semanas del verano juntos, durante las cuales George había aprendido incluso un poco de español). En resumen, todo me iba genial, estábamos muy enamorados, y aquellas vacaciones de navidad, durante mi segundo año de profesora en prácticas en Hogwarts (gracias a mis altas notas finales y al éxito del concurso de hechizos me habían admitido por segunda vez) George me había invitado a pasar las navidades con él. Kelly y yo habíamos convencido a nuestros padres para que nos dejaran quedarnos solas en Inglaterra durante dos semanas, después de las cuales nos iríamos a España con mi familia. El plan había salido bien, y los padres de Kelly se habían ido esa misma mañana, el 14 de diciembre. Ahora, George estaba esperándome en la puerta, y en unos pocos minutos estaríamos en su precioso apartamento, besándonos frente a su enorme chimenea...

Corrí a la puerta a saludar a mi novio con un beso. George estaba adorable, guapísimo con su gorro beis que le resaltaba el color del pelo, abrigo azul, bufanda a rayas, vaqueros, zapatos marrón oscuro y maleta roja...¿Maleta roja? 

-Cariño... ¿Para qué es esa maleta?- pregunté sorprendida.


-¿Para que va a ser? ¿Acaso no estamos de vacaciones, cerecita?- A veces George me llamaba cerecita, como tributo a mi pintalabios definitivo, como tributo a aquel primer beso, el día que empezamos a salir.


-Sí, claro, y yo tengo mi maleta preparada, pero ¿Para qué quieres tú una maleta? Creía que íbamos a pasar las vacaciones juntos...


-Y las vamos a pasar. Precisamente por eso tengo que hacer la maleta, cielo.


-A ver si lo he entendido- me sentía tonta por la forma en que George y Kelly me miraban, pero no entendía para qué necesitaba mi novio una maleta para ir a su propio apartamento- Has hecho la maleta en tu apartamento, has cruzado la calle para venir al apartamento de Kelly a recogerme, y ahora iremos de nuevo a tu apartamento...lo siento, pero lo de tu maleta sigue sin encajar.


-¿Para qué tenemos que ir de nuevo a mi apartamento?-George parecía extrañado. Kelly nos miraba alternativamente a uno y a otro muy interesada, como si estuviera viendo un partido de tennis- ¡Si ya he hecho la maleta, y le he pedido a Kelly que nos dejara su chimenea. Traigo los polvos flu preparados-George agitó una bolsita ante mi cara.


-¿Polvos flu?- cada vez me sentía más perdida, y por qué no decirlo, más estúpida- ¿Por qué vamos a usar  los polvos flu para ir a tu apartamento? está en esta misma calle, George.


-¿Se puede saber qué obsesión tienes con mi apartamento? Ya has estado muchas veces, no sé por qué quieres ir hoy...


- ¡Porque me has invitado a pasar las vacaciones contigo!


-Oh, ya comprendo...-George sonrió, un poco azorado- creías que tú y yo...en mi apartamento, las dos semanas que estás aquí...no, cielo, nos vamos a pasar las vacaciones juntos...pero a la madriguera.


Abrí los ojos como platos. Kelly soltó una risilla mal disimulada. Adiós a mis vacaciones románticas. La Madriguera, la casa de los padres de George. Estaría rodeada de toda la familia de mi novio durante dos semanas. Y no es que no me cayeran bien los Weasley (al contrario, los padres de George eran adorables, al igual que todos sus hermanos), pero no era lo que yo había imaginado. Yo quería soledad, intimidad, romanticismo...y no a 9 o 10 personas a nuestro alrededor constantemente. Había huido de mis vacaciones familiares en España para meterme en unas vacaciones familiares en Inglaterra.


-Bueno, ¿nos vamos?-George cogió mi maleta caballerosamente, se despidió de Kelly y, yendo al salón, empezó a preparar la chimenea para usar los polvos flu. Lo seguí, aún sorprendida, con cara de póker. Mientras la llama prendía y el fuego se teñía de verde, tuve tiempo de susurrarle a Kelly:


-¿Por qué no me has avisado de que te había pedido la chimenea? ¿Por qué no me has avisado de que sabías que me iba a invitar a pasar la navidad con su familia?-mientras hablaba, le di un par de codazos y un pellizco a Kelly para acentuar mi enfado.


Ella me devolvió el golpe y me contestó muy irritada:


-¡Si no te lo he dicho antes es porque me lo acaba de pedir, cuando he ido a abrirle la puerta! ¡Para mí también ha sido una sorpresa! Pero oye, relájate, no es tan malo pasar unas vacaciones en familia. Tú misma dices siempre que los Weasleys son geniales.

-Lo son, pero...no estoy preparada para pasar unas vacaciones con mis suegros y mis cuñados.


-Tus cuñados son Ron, Ginny, Harry y Hermione. son tus amigos aquí en Inglaterra, Laura. Les dabas clases a todos el año pasado, aún se las sigues dando a Ginny. ¿Cuál es tu problema?


-Mi problema, Kelly, es que nunca les di clases a Molly, Arthur, Bill, Charlie y Percy Weasley...-Abracé a Kelly y cogí de la mano a Gerorge. Los dos y las maletas cabíamos a lo justo en la chimenea del salón de los Kearny.


-Buen viaje, pareja. Hasta dentro de dos semanas, Laura, cielo. ¡Feliz navidad!-George iba a desearle lo mismo, pero Kelly hechó los polvos flu a la chimenea antes de que pudiera articular palabra. Cuando la nube verde esmeralda nos envolvió, nos apresuramos a gritar ''A LA MADRIGUERA'', y, en menos de lo que dura un suspiro de amor, estábamos aterrizando fuera de la pequeña chimenea de los Weasley.

 Y digo pequeña porque de repente no cabíamos, y salí despedida hacia lo que tras el golpe descubrí que era la mesa del salón-comedor. En cuanto el humo verde que había invadido toda la estancia se disipó un poco, pude distinguir a George estampado contra un pequeño sofá. El señor Arthur Weasley, aún con el periódico El profeta en la mano, lo ayudaba a incorporarse. Las maletas habían quedado tiradas y olvidadas en un rincón próximo a la chimenea.Alguien  tiró de mí con suavidad pero firmemente, y sin perder un segundo, me sentó en una silla. En cuanto empezó a reñir, supe que mi salvadora era la señora Molly Weasley, mi suegra.

-¡AY, SEÑOR! ¿PERO ES QUE UNA NO PUEDE PASAR EN PAZ Y ARMONÍA NI SIQUIERA UN DÍA EN ESTA CASA? ¡GEORGE WEASLEY! ¿PUEDES EXPLICARLE A TU POBRE Y NECIA MADRE A QUÉ MAGO DE 21 AÑOS HECHO Y DERECHO SE LE OCURRE METER EN UNA CHIMENEA A SU NOVIA, A DOS MALETAS Y A ÉL MISMO SABIENDO QUE LA CHIMENEA DE DESTINO ES MUCHO MÁS PEQUEÑA QUE LA DE SALIDA?


-Lo siento mamá...-George parecía avergonzado. No me costaba imaginármelo con cinco años, recibiendo una reprimenda por haber cogido la escoba de alguno de sus hermanos sin permiso- hace mucho que no me pasaba por casa, y las chimeneas en Londres son todas mucho más grandes, lo olvidé. ¿Estás bien, Laura?

-CLARO QUE NO ESTÁ BIEN, POBRE CRIATURA. MIRA EL MORATÓN QUE LE VA A SALIR EN EL BRAZO. ¡LOS JÓVENES DE HOY EN DÍA NO TENÉIS CABEZA, POR MERLÍN!


-Emm, señora Weasley...-susurré-creo que si deja de gritar me dolerá un poco menos la cabeza. Y no se preocupe por el brazo, no me duele tanto, de verdad.


-Oh, lo siento, cielo. ¿De verdad estás bien?- Molly Weasley hizo aparecer un poco de hielo envuelto en un paño que me aplicó en el brazo- estos niños me atacan los nervios, hija, no cambian. Llevan toda la vida igual, desde que nacieron son unos trastos despistados.


-Molly, cariño, creo que Laura se encuentra bien, Y George ya se ha disculpado. Tomémonos esto como un pequeño traspiés navideño.-El señor Weasley, sin duda mucho menos temperamental que su esposa, sonrió de una forma paternal y afable que devolvió el ambiente familiar a la habitación-¿Queréis una cerveza de mantequilla, chicos? Los demás han ido al pueblo a recoger a Hermione, que llega en transporte muggle, así que tenemos que esperarlos para repartir las habitaciones.


-Por cierto-dije una vez estuvimos los cuatro sentados a la mesa. Me pareció curiosos ser la única castaña. Las tres cabezas que me rodeaban tenían el mismo color que una ensalada de zanahorias-Señor, señora Weasley, muchísimas gracias por invitarme a pasar las vacaciones en su casa. Me siento muy halagada. Prometo ayudarles con las tareas del hogar si es necesario.


-Hija, no es necesario. Eres una invitada, sólo siéntete cómoda-la señora Weasley me guiñó un ojo, al tiempo que el señor Weasley añadía:


-George nos dijo que nunca habías celebrado una navidad mágica, ya que tus padres son muggles. Como a Hermione le gusta mucho, pensamos que tú también lo pasarías bien, y para eso estás aquí. Además, George pasó el verano en España con tu familia, así que nos pareció estupendo invitarte 2 semanas en navidad.


-Muchas gracias, señor Weasley, de verdad. Estoy segura de que me encontraré muy bien aquí- era imposible no sonreír cerca de la familia Weasley.


-George, hijo, enséñale la casa a Laura mientras tus hermanos llegan. Y tú, Laura, ya eres de la familia, no tienes que llamarme señora Weasley. Puedes llamarme Molly.

La casa era pequeña y las habitaciones estaban apretadas, pero era tremendamente acogedora, y la decoración navideña que la señora Weasley (me negaba a llamarla de otro modo, me parecía irrespetuoso) había empezado a colocar le daban un toque festivo y alegre.

Tras los calurosos saludos cuando Hermione, Ron, Harry, Ginny, Percy, Bill y su esposa Fleur (Una guapísima bruja francesa que dejaría en pañales a la modelo muggle más sexy) llegaron a la madriguera, repartimos las habitaciones. 

-Bill y Fleur no se quedan a dormir- La señora Weasley nos señalaba e iba repasando mentalmente- Percy, tú usarás tu propio cuarto. ¿Penélope viene a cenar el día de navidad?


-Aún no es seguro, pero espero que sí- Penélope era la novia del más serio de los hermanos Weasley, Percy.


-Bien. Charlie llegará dentro de unos días, que use el cuarto que compartía con Bill... George, tú a tu cuarto... Ron y Harry juntos en el cuarto de Ron como siempre, y...¡Oh! este año tendremos que mover una cama más al cuarto de Ginny para que Laura duerma con ella y con Hermione...


-Oh, no se moleste señora Weasley- objeté educadamente- puedo dormir...


''Con George''. Eso era lo que iba a decir. Pero a espaldas de la señora Weasley, Ginny y Hermione comenzaron a negar frenéticamente la cabeza a la par que señalaban al sofá como si les fuera la vida en ello.


-¿Voy a dormir en el sofá?-dije, extrañada por sus señas.


-¡Oh, cielos, Laura, no! Moveremos una cama, no nos costará más que un hechizo o dos. Bien, ahora que está todo preparado, id a los cuartos y dejad las maletas, chicas. Los chicos, ayudad a papá en el jardín con el árbol, por favor.


Mientras subíamos las escaleras y dejábamos las cosas en el cuarto de Ginny (acomodé a 

Strawberry junto a la enorme jaula de Harold, el micropuff morado de Ginny), les pregunté a las chicas el porqué de las señas en el salón.

-¡Es evidente! le ibas a decir a mi madre que querías dormir con mi hermano, ¿ A que sí?-Ginny se sentó en su cama, la baja de una litera, y me miró con una sonrisilla pícara.


-Sí pero...¿eso es malo?


-Conozco a Harry desde que tenía 10 años. Es mi novio desde hace casi 3. Mi madre no me deja dormir con él en la misma habitación cuando se queda aquí. Para Hermione es igual con Ron.


-¿Por qué? creo que ya somos mayores, tenemos 20 años (bueno, tú 19, Ginny), y que dos personas duerman en la misma cama no implica...


-Ya, eso díselo a mis padres, que se fugaron juntos de Hogwarts y tuvieron 7 hijos.


-¡GINNY! ¡No seas borde, tus padres se quieren mucho y son estupendos!-la reprendió Hermione.


-Sí, todo lo que tú quieras, pero no me negarás que están chapados a la antigua.


Las tres nos reímos. El resto del día pasó rápidamente organizando nuestro equipaje y ayudando a engalanar el comedor. El jardín trasero estaba ligeramente nevado y lucía un árbol enorme y brillante colocado por el señor Weasley y los chicos. La cena fue estupenda, todo casero y riquísimo (¡y eso que yo no era una simpatizante de la comida inglesa!). Justo antes de irnos todos a dormir (estábamos agotados) y de que Bill y Fleur se desaparecieran a su casa hasta el día siguiente, el señor Weasley dijo unas palabritas:


-Bueno, bienvenidos un año más a nuestro humilde hogar. Espero que os encontréis muy a gusto, como siempre, y que os portéis bien. Aunque Charlie aún no ha llegado, creo que es justo inaugurar oficialmente este periodo de vacaciones diciendo: ¡Feliz Weasleydad a todos!


-¡Feliz Weasleydad!- todos alzaron sus vasos y repitieron la frase. Me sentí fuera de lugar. Avergonzada, pregunté:


-Emmm...¿Qué es una Weasleydad?


Todos rieron. Ron me sonrió mientras explicaba:


-Es una palabra que nos inventamos cuando éramos pequeños. Nuestra casa tiene un espíritu navideño propio, y por eso merece una mención especial. Así que, durante el tiempo que pasamos aquí no decimos feliz navidad, sino feliz Weasleydad.


-En ese caso-dije alzando mi vaso, radiante y con la perspectiva de pasar unas muy buenas vacaciones navideñas- ¡Feliz Wasleydad, chicos!


Capítulo 11: lo que sucedió el 23 de diciembre

-Y eres preciosa, y me encanta tu acento, me encantan tu pelo y tus ojos, y cómo me miras cuando me dices que me quieres, y tus besos... eres increíble.Me gustaría inmortalizar este momento, aquí y ahora, y me quedaría para siempre mirándote...

Me giré en la cama, preguntándome interiormente de dónde vendría esa preciosa voz que decía cosas tan bonitas, cuando sentí un beso, es decir, sentí que me besaban. Abrí los ojos sobresaltada y di un manotazo en el aire para apartar aquello que tuviera encima, fuera lo que fuera.

Obviamente, resultó ser mi novio, George.


-Ups, perdona si te he asustado-dijo mirándome sonriente, a mi lado en la cama- pero no he podido resistirme a besarte. Estás preciosa mientras duermes...


-¿Quién, yo?-reconozco que la pregunta no fue muy acertada, pero me acababa de despertar y estaba muy aturdida. Me dolía muchísimo la espalda, a pesar de que la cama era muy cómoda.


-Claro, Laura, ¿Quién va a ser?- Nos miramos durante un rato, en silencio, hasta que George me susurró- ¿Sabes? ahora entiendo a lo que los muggles se refieren con eso de ''ángel''... debe de ser algo parecido a ti.


-Oh, George-me sonrojé- no me digas esas cosas, no cuando estoy tan fea, en pijama y despeinada y...


-Estás perfecta. Me entran muchas ganas de besarte...-George me besó intensamente. Entre risas y cosquillas lo aparté un poco y me incorporé en la cama. Me dolía mucho la cabeza.


-George, cariño, respóndeme a algo, ¿Quieres?-intenté aclarar mis ideas- ¿Se puede saber qué hago en tu cuarto?


- Pues dormir, ¿No lo ves, dormilona mía?- George intentó hacerme cosquillas, pero lo esquivé y salí de la cama. Me quedé pensativa, de pie en medio de la alfombra.


- Sí, eso es evidente, pero...¿Cómo he llegado hasta aquí? recuerdo perfectamente haberme acostado en el cuarto de Ginny anoche, y entonces... a las 3 me levanté para ir al baño, y luego ¡Ay!- empecé a sentir punzadas de dolor en la cabeza, como si ese dolor me impidiera recordar. Casi parecía cosa de un hechizo. 

George me abrazó por la cintura y me acarició el pelo.


-No pasa nada, Laura. Anoche te levantaste para ir al baño, es verdad. Pero con el sueño que llevabas encima te confundiste de puerta, y en lugar de entrar al cuarto de Ginny, entraste al mío. Para no formar jaleo, te traje a mi cama y me dormí a tu lado.

-¿Y por qué no recuerdo nada de eso? ¿ Y por qué demonios me duele tanto la cabeza?


-A eso sí que no puedo responder yo. Quizá es que estás cansada- Me besó la frente cariñosamente.


-Supongo que será por eso... aunque tengo la maldita sensación de que olvido algo muy importante... En fin, ya me acordaré. Caramba-dije mientras besaba a George- he pasado la noche contigo y ni me he enterado...


- Estabas dormida... pero ahora- George me atrajo aún más hacia sí, besándome con pasión- estás despierta... y yo también lo estoy.


-Oh, George, no, para-dije, adivinando sus intenciones- no en casa de tus padres, no a pleno día, por favor.


-¿A pleno día? son sólo las 6 y media de la mañana, está amaneciendo- Me besó intensamente- y pronto mis hermanos y mi padre se irán al trabajo, y mi madre y mi hermana a comprar... y estaremos solos...- Geroge me desabrochó un botón del pijama, y luego otro, y otro más...


-No por favor, George, me da vergüenza...-me despegué de su lado.


-¿Por qué? si sólo estamos tú y yo...no lo pienses, déjate llevar, brujita mía...-George me atrajo hacia sí de nuevo. Supiré, rendida, reconociendo mi pequeña derrota, le abracé y me besó... y entonces...

Entonces, en mitad del beso, abrí los ojos como platos. Recordé todo, absolutamente todo lo que había pasado la noche anterior. En un segundo, todas la imágenes desfilaron por mi cabeza: Ron  y Hermione juntos en mi cuarto,  la discusión, el tenso momento en el que Ron agarró su varita... Y, por supuesto, el momento en el que me lanzó el hechizo desmaius, que sin duda, me había dejado débil y confusa hasta ese mismo momento. Sentí la rabia inflamarse dentro de mí, sentía que iba a estallar en cualquier momento, como una bomba. Con asco, aparté a George de mi lado. Lo miré enfurecida.


-¿Qué te pasa ahora, Laura?


-¡¡¡¡¡¡¡ROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOON!!!!!!!- chillé como una loca, esperando que aún estuviera en casa, que no se hubiera ido al trabajo y me oyera.


-Oh, no...te has acordado...


-¡Y TÚ! -señalé a George con un dedo acusador-¿CÓMO NO ME HAS DICHO NADA? TE HE PREGUNTADO QUÉ PASÓ ANOCHE ¡Y ME HAS MENTIDO!


-Sólo porque no quería que mataras a mi hermano. Escucha Laura, Ron es imbécil, y anoche nos lo demostró a todos de nuevo. Es impulsivo, no puede controlarse cuando se enfada, y te aseguro que no quería hacerte daño...


-EL DESMAIUS ES UN HECHIZO PODEROSO. SI NO SE USA BIEN PUEDE TENER EFECTOS IRREVERSIBLES EN LAS VÍCTIMAS, Y TU HERMANO ME HECHIZÓ TAN CAMPANTE. ¡Y ENCIMA TÚ LE CUBRES, INTENTAS DISTRAERME CON PALABRAS BONITAS Y BESOS EN LUGAR DE SER SINCERO!


-Laura, por favor, Ron se disculpará luego, supongo...


-NO, DE NINGUNA MANERA. ME VAN A OIR TODOS. ¡AHORA MISMO ADEMÁS! -me abroché los botones del pijama de nuevo, y decidida, abrí la puerta de cuarto de George y recorrí el pasillo para bajar las escaleras hasta la entrada, donde estaba toda la familia, como cada mañana.


-¡¡ROOOOOOOON!! ¡¡ROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOON!!


Todos estaban en la puerta. Ron y Hermione, con Percy y el señor Weasley ya tenían los maletines en las manos, listos para ir al trabajo. La señora Weasley y Ginny ya se estaban despidiendo. Todos me miraron sorprendidos al oírme gritar.


-¡Laura! ¿Qué te ocurre, hija? ¿No estabas durmiendo?- la señora Weasley parecía estar tan preocupada como extrañada.


-Mamá, déjala- George bajaba las escaleras detrás de mí, intentando poner paz- Laura, vuele arriba y descansa.

-¡TENGO QUE DECIRLE UNAS PALABRITAS A RON!


-Podemos...hablar luego, en privado-Ron parecía nervioso, aunque se esforzaba por ocultarlo.


-¿Pero qué ha pasado Laura? -La señora Weasley parecía un poco enfadada.


Juro que aún me arrepiento de lo que hice en ese momento, pero no pude evitarlo. Sin mediar palabra, pasé junto a la señora Weasly, me planté en frente de Ron y le crucé la cara de una bofetada.

Todos se me quedaron mirando. Ron abrió los ojos y la boca, y se frotó un poco la mejilla. Hermione, a su lado, parecía estar a punto de decirme algo, pero no lo hizo. George sólo acertó a murmurar:

-Menudo impulso. Eso es la sangre española...


-¿¡Se puede saber qué haces!?-logró gritarme Ron. Los demás se encontraban aún expectantes, como esperando mi respuesta.


-¡No, qué haces tú! ¿A quién se le ocurre hacer eso Ron? ¡POR DIOS, SOY TU CUÑADA! ¡PODRÍAS HABERME DEJADO INCONSCIENTE MUCHO MÁS DE UNA NOCHE! ¿ESTÁS LOCO O QUÉ TE PASA? Y tú...-me giré a Hermione con un tono peligrosamente bajo- Tú me has decepcionado Hermione. Creía que eras otro tipo de persona. Y vosotros dos lo mismo-señalé a Ginny y Harry, que bajaron la cabeza un poco avergonzados.


-¿¡Inconsciente!? ¿Quién ha dejado inconsciente a quién? ¿Qué ha pasado?- la señora Weasley se estaba poniendo cada vez más nerviosa.


-Desde luego, señora Weasley, no seré yo quién se lo diga. Tendrá que preguntarle a su hijo Ronald. Aunque no sé qué tipo de respuesta cabe esperar de una persona tan cobarde. Eres un indigno Gryffindor- con una mirada de desprecio, subí corriendo las escaleras. Nadie me siguió. en cuanto llegué arriba, me arrepentí de haber pegado a Ron sin mediar palabra y de haber dicho esas cosas. Pude oír la conversación que estaba teniendo lugar abajo:

-¿¡Alguien nos va a explicar a tu padre y a mí qué demonios está pasando!?-Por su tono, diría que la señora Weasley estaba a punto de pegarle a Ron, tal y como yo la había hecho minutos antes.


-Mamá, por favor, ahora no. George, enserio-Ron se dirigió a su hermano mayor- ¿No te dijimos que si despertaba la tenías que distraer?


-¡No me eches la culpa a mí cuando sabes perfectamente que el culpable eres tú! ¿Cómo has sido capaz de hacer eso, Ron?


-Venga, ahora no te enfades tú también. ¿Has visto la bofetada que me ha dado?


-Bien merecida. Le has hecho daño Ron. Está muy apenada y decepcionada con vosotros. Y también le has hecho daño físico.


-¿¡QUÉ!?-Gritaron el señor y la señora Weasley.


-¿Qué?-gritó Ron.


-Ella no lo sabe, pero le duele la espalda, y es porque tiene un cardenal enorme, Ron. Se lo hizo ayer al caer, se golpeó por tu culpa.


-Yo... George, ya hablamos ayer, sabes que yo no quería...


-Ron-el tono de George se endureció- Quiero que sepas que si no te estoy dando una paliza en este instante es por respeto a nuestros padres, y porque al fin y al cabo eres mi hermano. Pero quiero que sepas que también yo estoy enfadado, y que espero por tu bien que te disculpes con MI NOVIA. ¿Te queda claro?


-George, tienes razón, pero ahora debemos irnos al trabajo-Hermione hablaba bajito.


En ese momento la señora Weasley empezó a pedir explicaciones de nuevo. Mientras todos hablaban a la vez, me dirigí al cuarto de Ginny.  Hice aparecer un enorme espejo, y me quité la camisa de mi cálido pijama. Efectivamente, tal y como George había dicho, un enorme y oscuro cardenal atravesaba mi espalda en sentido vertical. Ese era el motivo de mi punzante dolor. De repente, me sentí muy triste con toda la situación, y , poniéndome el pijama y haciendo desaparecer el hechizo, me tiré a la cama a llorar en silencio.

''Bueno, al menos el 23 de diciembre no puede ir a peor'', pensé.


Sin embargo, no sabía lo equivocada que estaba. Porque el 23 de diciembre fue un día decisivo para la familia Weasley. Y la causante de todo fui yo.


* * * 

George estuvo conmigo toda la mañana, curándome la herida de la espalda. A mediodía, nada más llegar del trabajo, Harry, Ginny y Hermione se disculparon conmigo de mil formas distintas. Yo decidí perdonarles, al fin y al cabo no estaba tan enfadada con ellos como con Ron (Quien, por cierto, me evitaba, y se ponía nervioso si yo estaba cerca de él). La señora Weasley aún no sabía nada y no paraba de preguntarnos, pero a todos nos daba corte comentar el asunto y no respondíamos. El ambiente podría describirse como un poco tenso.


Sin embargo, a media tarde, Ginny y Harry nos sorprendieron con una visita. Tras acabar de comer habían salido de la Madriguera, y unas horas después volvieron.

Sentada en el sofá del salón, me sorprendió un poco verlos aparecer con un bebé en brazos.

-¡Pero bueno chicos! ¿Quién es este pequeñín?-Me acerqué a Ginny y acaricié el pelo al niño, que, con vergüenza, se abrazó fuertemente a ella.


-Es mi ahijado-Harry parecía orgulloso y muy encariñado con el niño- tiene dos añitos. Vamos lobito, dile tu nombre, ¡Ya sabes decirlo muy bien! Dile a Laura cómo te llamas, venga.


El rubio niño se incorporó, miró a Harry, y a continuación me miró a mí y murmuró ''Teddy''. Acto seguido volvió a esconder la cabeza entre los hombros de Ginny, quien se rió y lo abrazó.


-Hoy está avergonzado, pero normalmente es muy sociable. Nos encanta traérnoslo a casa, todos lo queremos mucho. ¡Ven Teddy, vamos a buscar a la tía Molly! ¿Dónde se habrá metido mi madre? ¿Estará alejando a los gnomos de las flores?- Ginny puso a Teddy en el suelo y lo cogió de la mano, y juntos salieron por la puerta del jardín trasero.


-Eeeeh... ¿al niño se le acaba de poner el pelo azul?- Miré a Harry extrañada, esperando que no fueran imaginaciones mías.


-Sí, le pasa prácticamente desde que nació. Es que su madre era una Metamorfomaga, ya sabes, podía cambiar su apariencia a su antojo, y creemos que ha heredado sus poderes... no sería tan bueno que heredara los de su padre...él era un hombre lobo.


-¿Por qué dices ''eran'' y no ''son?-pregunté, un poco apurada.


-Teddy tiene dos años, Laura. Nació unos meses antes de la Batalla final. Tanto Dora, su madre, como Remus, su padre...fallecieron, se sacrificaron por todos. Y no se lo merecían. Eran las mejores personas que jamás conocí, no sabes cuánto me ayudaron... Por eso aunque Teddy vive con su abuela me esfuerzo tanto por visitarle, y estar ahí siempre que me necesite. Quiero que sienta que tiene una familia, quiero evitar que se sienta solo. Quiero evitar que sienta lo que sentí yo durante once años de mi vida.


-Oh, Harry- abracé a mi cuñado, al héroe del mundo mágico que en el fondo no dejaba de ser un muchacho de 20 años que había pasado momentos muy difíciles en su vida- Nunca estaréis solos, ninguno de los dos, te lo aseguro. No sabes lo orgullosa que estoy de formar parte de esta enorme familia.


-Lo sé, Laura. Yo también estoy orgulloso- A Harry le brillaban sospechosamente sus ojos de esmeralda, y temí que se pusiera a llorar en cualquier momento.


-Anda, ve al jardín. Seguramente ya estén todos allí con Teddy. ¿Has visto  a George?


-No...prueba a ver si está en su cuarto. Y bajad rápido, a las 7 Teddy tiene que estar de vuelta en casa, esto solo es una rápida visita navideña- Harry sonrió y salió al jardín de atrás para reunirse con Ginny y el niño.


Sonreí y subí las escaleras hacia el pasillo donde estaba la habitación de George. La puerta estaba cerrada, pero podía oír a mi novio hablando solo. Me pregunté qué estaría haciendo, y riéndome, llamé a la puerta y la abrí.


Todo pasó rápidamente, tan rápidamente que me cuesta recordarlo. Había dos Georges en la habitación. Literalmente, había dos Georges en la habitación, y estaban manteniendo una conversación. Cuando abrí la puerta los dos me miraron y se quedaron inmóviles. Yo grité, entre sorprendida y un poco asustada.

En ese momento la señora Weasley, que venía por el pasillo con un cesto lleno de ropa para lavar, me preguntó qué ocurría. Se acercó para hablar más conmigo y no puedo evitar ver la escena que se desarrollaba en la habitación de George.
Los tres se miraron. La señor Weasley abrió los ojos y la boca. Los Georges susurraron ''No, mamá, yo...'' Y la señora Weasley dejó caer la cesta al suelo. Lo que dijo a continuación me confundió:

-Fred...


-¿Fred?-pregunté- ¿Quién es Fred?


La señora Weasley se puso a llorar y, gritando, se encerró en su cuarto con un gran portazo. George hizo desaparecer a su doble y corrió a entrar al cuarto de sus padres. Los seguí confundida, pero ambos ignoraban completamente mi presencia.
George abrazaba a su madre, sentada en la cama con la cara enterrada entre las manos, y le hablaba pausadamente, como para calmarla:

-Mamá, lo siento muchísimo, no ha sido culpa mía... mira-George sacó de su bolsillo unas extrañas pildoritas bicolores- Se llaman ''Píldoras del doble'' y sirven para duplicarse sin tener que preparar una poción...son mi nuevo producto de la tienda, las estaba probando, y hablaba para ver si funcionaba bien... Mamá, mírame por favor, lo siento, no quería hacerte llorar...Mamá...


-George, déjame sola por favor...

-No, mamá, mírame por favor, no pienso irme. Mamá te lo ruego, tienes que ser fuerte, estas cosas no pueden afectarte tanto-Grandes lágrimas comenzaron a desfilar por las mejillas de George, que parecía indefenso y Débil.


-George, no quiero herirte, no quiero decirte algo de lo que luego me arrepienta.Fuera de aquí.


-Pero mamá...


-¡ FUERA DE AQUÍ! ¡DÉJAME SOLA!


El señor Weasley entró en la habitación en ese momento. Pasó junto a mí mirándome severamente, y me pidió por favor que saliera. La puerta se cerró y padres e hijo comenzaron a hablar. La casa estaba silenciosa (todos estaban en el jardín) y yo me sentí muy sola y sobre todo, muy confundida. ¿Qué acababa de pasar? ¿Por qué ese ataque de histeria de la señora Weasley? y sobre todo ¿Quién demonios era Fred? ¿Habría sido sólo una equivocación, un nombre dicho al azar sin importancia? estaba segura de que no.

Tras la puerta y a medida que pasaba el tiempo, los gritos aumentaban. No podía distinguir ninguna palabra con claridad, pero era evidente que la señora Weasley seguía llorando mientras el señor Weasley y George discutían cada vez más acaloradamente.
Finalmente,casi dos horas después, mi novio salió dando un gran portazo. Me miró dolido.

-¿Por qué has tenido que gritar, Laura? Si no hubieras hecho ruido nada de esto habría pasado...


-Yo...-el corazón se me paró. Me sentí terriblemente culpable- Me sorprendí al entrar...


-¿ Y por qué has tenido que entrar? ¿Acaso no sabes llamar a la puerta?


-¡Llamé! y me contestaste...


-¡No hablaba contigo, ni siquiera oí la puerta! hablaba con...


-¿Con Fred, George?- Él me miró aún más dolido, aún más ofendido- ¿Por qué tu madre pronunció ese nombre? ¿No crees que debes darme ciertas explicaciones?


-Se acabó-George me agarró del brazo y me arrastró condigo escaleras abajo- No aguanto más. Vámonos.


-¿Qué? ¿Adónde vamos? No podemos irnos, George, mis cosas...


-Ahora nada de eso importa ya, ¿Es que no te das cuenta de lo que has hecho?


-¡YO NO HE HECHO NADA! ¡SUÉLTAME GEORGE, ESTÁS LOCO!


-¡NO TIENES NI IDEA DE LO QUE HAS DESENCADENADO!

Y sin mediar una palabra más, George me llevó al jardín delantero, silencioso y cubierto por la nieve, y realizó una desaparición conjunta con su varita. Lo pasé francamente mal, ya que intenté forcejear durante el hechizo y casi acabo asfixiada (en una desaparición es importante mantener la calma y estarse quieto) y en cuanto noté de nuevo suelo bajo mis pies me arrodillé respirando agotada. George se quedó a mi lado hasta que estuve bien, y en cuanto me levanté me miró severo de nuevo:


-Lo siento Laura, pero ahora mismo no puedo estar con nadie.


-¿Qué ha pasado George?-las lágrimas se arremolinaban en mis ojos, y empezaban a luchar por ver cuál caía primero- ¿Tan grave ha sido el asunto? ¿Dónde estamos?


-No puedo ni quiero dar explicaciones ahora, Laura. Adiós- George alzó la varita para desaparecerse-llama a la puerta o no te abrirá.


-¡GEORGE ESPERA! NO TE VAYAS POR FAVOR...no me dejes-la última frase la susurré llorando. Mi novio me había sacado de su casa el día antes de nochebuena, cuando ya era de noche, y me había dejado sola, sin maletas, ropa, comida o dinero (ni mi mascota siquiera. sólo llevaba mi varita en el bolsillo) en...en...¿En dónde?


-¿El edificio de Kelly?-Me daba un poco de palo hablar sola, pero efectivamente, estaba en el pasillo de la cuarta planta del edificio de apartamentos de Kelly, frente a su puerta. Llorando en silencio llamé un par de veces, cabizbaja, dispuesta a tirarme a los brazos de mi mejor amiga en cuanto me abriera y poder contarle mis penas para que me ayudara y me ofreciera consuelo por fin.

-Kelly... no te lo vas a creer...George ha..

-¿Laura? Eres Laura ¿no?, ¡Cuánto tiempo! oye, ¿Por qué lloras?


Miré hacia arriba. No era Kelly Kearny quien me había abierto la puerta.


Era Dan Andrews. Y llevaba puesto sólamente un albornoz.

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